70. Una joven empleada




    A) Una joven empleada

   El doctor Carnot presenta la historia de una muchacha empleada que puede ser muy interesante para empezar estos temas sobre “los novios”.

    “Hace algún tiempo, se me presentó una joven con una carta de recomendación de su patrono, a quien yo conocía.

    Querido doctor:

    La señorita X, de 25 años empleada en nuestra casa desde hace 7 años, me parece que va por mal camino en estos momentos. Ha sufrido una operación hace 7 u 8 meses y desde entonces tiene muy mal aspecto. Dice que está enferma. Ocúpese de ella. Se la recomiendo muy especialmente. Si lo juzga oportuno, no dude en tomar la iniciativa de enviarla a descansar al campo todo el tiempo que sea necesario, etc…

    Miré a la enferma y comprendí por su expresión que había muchas cosas que no marchaban bien…

    A mis primeras preguntas para establecer el diagnóstico, no tuve más que repuestas vagas, y muy pronto la pobre joven no pudo contener sus lágrimas. La animé, diciéndole que tuviese confianza, porque yo era padre de familia y porque su patrono me la recomendaba especialmente, sin duda a causa de su trabajo ejemplar. Entonces ella me contó su pobre historia:

    ‘Perdí a mi madre a los 3 años, mi padre se volvió a casar y me abandonó. Educada por religiosas en Normandía, abandoné el orfanato a los 17 años. Una tía me albergó y comencé a trabajar como vendedora.

    Sin afecto familiar, buscaba conocer algún joven par casarme lo más pronto posible. Deseaba el matrimonio, el verdadero, un hogar, hijos…

    Pero, ¡ay!, desde hace 7 años he probado todas las desgracias, todos los pesares, hasta la desesperación…

     He conocido sucesivamente a tres jóvenes, obreros como yo, que parecían buenos muchachos. A cada uno sucesivamente le hablé de matrimonio, ya que pretendían amarme; pero tanto el uno como el otro, todos lo dejaban para más tarde, diciendo que el matrimonio: “¡era para los burgueses y que para ser dichosos no había necesidad de ver al juez ni al cura”!

    A los 19 años cedí por primera vez con la esperanza de que mi amante se decidiera a casarse conmigo. ¡Qué ilusiones me hacía! Hemos vivido juntos dos años; después, por desgracia, llegó el tiempo de la milicia… Sus primeros permisos de 24 horas fueron para mí, pero en el permiso especial de Año Nuevo fui reemplazada por una joven de la ciudad de guarnición…

    Algunos meses más tarde frecuenté el trato de un empleado de la Compañía de Autobuses. Aún no había pasado un año, cuando me dejó, diciéndome que nunca tenía una querida más de un año… Sin embargo, yo le quería con abnegación.

    Mi tercer amigo, durante dos años, me ha prometido también cada mes el matrimonio, y cada mes ha encontrado un pretexto para retrasar esta ‘formalidad’.

    Quedé encinta de este último. Estaba muy contenta porque esperaba que esta vez se casaría conmigo… Todavía oigo sus exclamaciones: “¡A, no; ni hablar!, tenemos que hacerlo desaparecer rápidamente”; y contra mi voluntad me hizo ponerme aquella tarde una inyección con un ingrediente brutal, que no dio resultado, sin embargo.

    Durante las semanas siguientes comenzó a hacerme comprender que ya no le interesaba, y que tenía que cambiar la cosa o de lo contrario me dejaría, y eso hasta el día en que, cansada y deprimida por sus amenazas de abandono, acepté a seguirle a casa de una pretendida amiga de su familia. Trató con ella por la suma de 3.000 pesetas. La mujer mató al niño que tenía ya tres meses con una aguja de hacer calceta, pero la desgracia quiso que al atravesar al niño, aquella horrible mujer –que ahora está en la cárcel- me perforara la matriz. Cuatro días después vino el hospital, la infección, la operación para extraerme la matriz y los ovarios: la mutilación.

    Muy debilitada por la operación, disminuido mi cuerpo, sintiendo toda clase de malestares, me volví triste y neurasténica, mientras que el culpable de mi desgracia, que deberá ser mi esposo, conoció a una muchacha de 40 años, viuda de un hombre rico y una noche… no le volví a ver mas…

    Desde entonces tengo una pena mortal, lloro la mayor parte del tiempo cuando me encuentro sola, tras dejar a las compañeras del almacén; no como casi nada y siento que estoy hecha polvo… ¡Es espantoso, dictar, ver que hay tantos hombres que se portan como sucios egoístas, para quienes la mujer no es más que un juguete que toman y dejan a su gusto! ¿No existe el amor fiel?’ (Hasta aquí su declaración).

     Antes de auscultar a la enferma, le hice notar que en uno y en otro caso, con sus tres novios sucesivos, no debió ceder a su deseo antes del matrimonio…, no era una buena táctica…, después de algunos meses de espera habría conseguido casarse o bien hubiera renunciado prudentemente a un amor imposible. Le hice observar que el aborto provocado era una acción muy mala, puesto que causa la muerte de un inocente y que si no lo hubiese hecho poseería aún su integridad física y el consuelo de poder dedicarse a un hijo, a quien querría con toda su alma.

    El examen mostró que estaba amenazada por la tuberculosis. Tomé, pues, las disposiciones necesarias para que entrase en un sanatorio”. (1)

    Para no caer en los graves errores de esta empleada hay que asegurarse en primer lugar en hacer una buena elección de la pareja. Por otra parte, igual que para ser un buen médico o enfermera hace falta preparación y estudio, así mismo para hacer un buen noviazgo y formar una sana familia es aconsejable seguir con interés y dedicación los cuarenta temas de este curso. ¡Ojalá todos acierten y tengan mejor suerte que esta empleada!

    (1) Doctor Carnot. El libro del joven. Editorial Herder. Páginas 169 a 172.

    B) Preparación para el amor

   Algunos jóvenes no conocen el verdadero amor porque sólo lo han vivido por el aspecto unilateral del placer, de pasarlo bien sexualmente. Se dejan arrastrar por la frivolidad, que es uno de los peores males de esta civilización.

    La juventud es el tiempo de perfilar un porvenir realizable, que recoja todo lo noble y legítimo que está en su interior. Pero ese ideal sólo se hará realidad si se prepara con seriedad y reflexión de personas maduras.

    Para muchos jóvenes el amor ilumina la alegría de conocer y comprometerse con su pareja para vivir juntos para siempre, una felicidad que parece llamada a crecer día tras día.

    Pero desgraciadamente muchos jóvenes terminan fracasando en el amor del noviazgo y más tarde en el matrimonio. ¿Por qué no han llegado a su ideal amoroso?

    Una causa es que se ha elogiado en exceso el amor y se piensa que este sentimiento lo resolverá todo y para siempre. Esto es un error pues el amor, como la planta delicada, hay que cuidarlo y regarlo con esfuerzo.

    Otra razón es tener un exceso de admiración por el otro, hasta el extremo de no ver sus defectos. Hay que ser realistas para aceptar los defectos propios y del otro. Este sentido realista apartará a los jóvenes a dejarse llevar por la imaginación y la fantasía.

    Otro error es pensar que el noviazgo no necesita aprendizaje. Aunque estén enamorados y ambos tengan voluntad de fortalecer el amor, la convivencia en el noviazgo es un trabajo costoso que exige comprensión y generosidad. La integración de los factores físicos, sexuales, afectivos, intelectuales, económicos, sociales, culturales y espirituales, exige que todas las piezas rueden con cierta fluidez y esto se consigue poniendo los mejores esfuerzos.

    El amor lleva de suyo al matrimonio y los jóvenes han de estar alerta ante la responsabilidad que les espera y anticipar, hasta donde sea posible, las dificultades que tendrán que vencer. Sólo de esta manera podrán evitar el fracaso y lograrán ser felices. Los novios han de ser responsables so pena de ser más tarde unos esposos infelices.

    Los novios han de prepararse bien al matrimonio conociendo claramente los deberes que aguardan a los futuros esposos: los que han de cumplir a la vez y conjuntamente con respecto a los hijos y los deberes de cada uno por separado en relación con el otro cónyuge. Pero no basta conocer los deberes, hace falta querer y disponerse cabalmente para responder de una manera integral a las exigencias de la nueva vida cuando llegue el momento de afrontarlas.

    Arturo Ramo García

    C) La elección de la pareja

   El primer paso para iniciar el noviazgo es elegir a la pareja. No es fácil hacer una buena elección, pues los novios suelen disimular sus defectos. Las chicas procuran llamar la atención con su coquetería y belleza y los chicos suelen flirtear, decir piropos y cumplidos a su compañera para conquistarla.

    Es esencial tener esta idea clara: el noviazgo es un camino hacia el matrimonio, o por lo menos debe serlo en la intención. Algunos jóvenes confunden el noviazgo con salir juntos, un ligue frívolo, un sueño romántico o un pasajero enamoramiento de adolescentes. Luego, ese noviazgo puede terminar en una separación amistosa o dolorosa, pero empezó con una intención bien orientada.

    Para acertar en la elección de consorte no hay que dejarse llevar por las primeras impresiones ni confundir la amistad y camaradería con el amor. Habrá que tener en cuenta los diversos factores que pueden favorecer o dificultar la vida matrimonial.

    El punto de partida para la elección es tener un modelo que agrade y en este modelo entra la belleza, la bondad, la inteligencia, la simpatía, el dinero y otras cosas. Pero en la sociedad actual, tan complicada y neurotizada, a veces no se tiene en cuenta este modelo personal al que todo joven aspira, sino que las relaciones entre chico y chica buscan el placer desde el primer momento y este descuido provoca el deterioro de la relación.

    No es prudente dejarse cegar por la belleza. Una cara y un cuerpo bonito son aspectos apreciables, pero eso no dura siempre. El cuerpo se hace pesado y pierde su gracia. Los rasgos corporales pierden su belleza inicial y el color se marchita. Lo que dura son las cualidades personales como la franqueza, el buen humor, la generosidad y otras.

    Es prudente elegir a otra persona que haya recibido más o menos la misma educación.

    Si el uno y el otro han tenido una formación similar, los gustos, las costumbres y modos de pensar “cuadrarán” mucho más fácilmente. Se podrán soportar mejor los roces y los choques que pueden venir no sólo de los novios sino de sus familias. “Casi todos los estudios psicológicos actuales indican que es crucial encontrar un cónyuge que se parezca mucho a ti. Si es muy distinto, puede existir una atracción inicial, pero los matrimonios más duraderos y gratificantes suelen ser aquellos en los que la pareja es muy parecida.” (1)

    El noviazgo es un tiempo para conocerse en cuento al carácter, los gustos, ideales, religiosidad y modos de llevar a cabo el proyecto de vida en común. Es una excelente escuela de formación de la voluntad que combata el egoísmo, controle las pasiones, fomente la generosidad y el respeto, estimule la reflexión y el sentido de la responsabilidad. Son necesarias muchas horas de diálogo para poder descubrir la personalidad del otro y de esta forma se entrenan los novios para limar asperezas, ceder en sus caprichos, sacrificarse el uno por el otro y alcanzar las metas más altas de su amor. (1) Neil Clark Warren, Finding The love of Your Life, New Cork, Simon and Schuster, 1992.

    Arturo Ramo García

    D) Buscar novio/a

   Se ha de observar la forma de comunicación con el otro. Cuando hay algún aspecto del comportamiento del otro que disgusta, se ha de decir con sentido diplomático, sin herir. Por ejemplo, si el otro ha llegado tarde a la cita no sería prudente decirle: “eres una calamidad, me has dejado tirado/a mucho tiempo”, sino más bien: “¿has tenido algún problema para llegar tarde?, en la próxima ocasión estoy seguro/a de que llegarás puntual.” El truco está en decir los deseos en forma positiva, sin regañar.

     - En la conversación entre los novios se ha de llegar a la intimidad. Una relación superficial puede ser incompleta y muy aburrida. Para llegar a la intimidad una pareja ha de ser capaz de compartir sus pensamientos más íntimos, sus sentimientos, sus sueños, sus temores y sus alegrías. Los dos novios podrían preguntarse y contestar a estas preguntas: ¿Qué es para mí lo importante? ¿Cuáles son mis metas en la vida? ¿Cuál es mi fuerza y mi debilidad? En general, los hombres suelen tener más problemas en manifestar sus sentimientos que las mujeres. Por eso algunas se quejan de que sus novios o maridos no comparten su interioridad, sus temores y alegrías con ellas. Aún sería más grave que el hombre no desee compartir su intimidad con la mujer, porque la intimidad es lo único que puede unir a una pareja. Si este problema se comprueba y no mejora podría ser motivo de romper el noviazgo.

    - La amistad es el otro ingrediente más importante del noviazgo y el matrimonio. La pareja ha de ser el mejor amigo. Después de varios años de matrimonio la belleza física desaparece pero la amistad perdura. La amistad se basa en compartir valores, creencias religiosas, intereses por el arte, la lectura, etc. El noviazgo es un buen momento para compartir los intereses del otro.

    Se cuenta de un matrimonio que al marido le gustaba la fotografía, pero al comprobar que a su mujer no le interesaba, dejó de hacer fotografías. Pero en el primer aniversario ella le regaló una cámara fotográfica y le comunicó que había hecho un curso de fotografía en secreto. Desde entonces comparten una afición común.

     Más tarde el marido, al que no le gustaba la danza, se apuntó a clases de baile y en el segundo aniversario le dijo: “este es mi regalo, cariño: he aprendido a bailar”. Desde entonces, cada año se hacían regalos parecidos, consolidando más y más su amistad y su matrimonio.

    - Buscar a la pareja que tenga buena salud es una condición de felicidad, equilibrio y seguridad para el matrimonio. Si el otro tiene una enfermedad crónica o es una persona nerviosa, sufre y hace sufrir. Por supuesto que una vez casados, se tiene el deber de soportar, consolar y cuidar al otro, pero en el noviazgo, no se está obligado a exponerse a estos inconvenientes por imprudencia y falta de reflexión. Además los hijos necesitan unos padres sanos.

    También hay que conocer si el otro tiene alguna adicción a la droga, al alcohol o al juego compulsivo. En estos casos habría que romper el noviazgo rápidamente porque el amor no vencerá el hábito de la droga, del alcohol, del juego compulsivo, de la obsesión sexual, ni de las cóleras intempestivas. Estos trastornos no se resuelven con el trato entre novios sino que necesitan un tratamiento médico especializado.

    También el chico puede ser un obsesivo sexual. La chica puede decir que es un buen amigo pero él intenta practicar con ella una relación sexual pervertida. No comprende que ese chico es un tremendo hipócrita.

    Arturo Ramo García
 


 Tertulia dialogada.

 Escribir las dudas sobre este texto y dos ideas interesantes. Contestar por escrito a estas cuatro preguntas y llevarlas después a la reunión general de la tertulia:

 1. ¿En qué se equivocó la empleada?

 2. ¿Cómo prepararse para el amor?

 3. ¿Cómo acertar en la elección de pareja?

 4. Aspectos que hay que considerar al buscar novio/a.

   Bibliografía:

   Doctor Carnot. El libro del joven. Editorial Herder.

   Enlaces de Internet:

¡Mi hija tiene novio!

Personas interesadas en los demás

¿Está la sociedad corrompida?

La búsqueda de la felicidad

Los principios básicos del orden natural

La violencia contra las mujeres es más frecuente en parejas de no casados

Coherencia educativa entre la pareja... ¿se puede conseguir?

Ejercicios interactivos de una joven empleada

Ejercicios interactivos de preparación para el amor

Ejercicios interactivos de la elección de la pareja

Ejercicios interactivos de buscar novio/a

Ejercicios interactivos de comprensión




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