24. La familia |
Actualmente muchos jóvenes tratan de retrasar el matrimonio y las causas son diversas: unos lo hacen Por no tener un trabajo estable; otros por no disponer de una vivienda adecuada; algunos han perdido el sentido del compromiso personal y la capacidad de entrega a la otra persona; otros no creen en el amor romántico y se han decidido por el amor utilitarista y por fin otros no están dispuestos a contraer nuevas responsabilidades y a complicarse la vida.
Esto ha llevado a que renuncien a casarse y forman "uniones de hecho" con relaciones sexuales pero sin matrimonio. La nota que les distingue es la inestabilidad, ya que pueden interrumpir la convivencia en cualquier momento. En algunos casos pueden tener intención de casarse en el futuro y consideran esta etapa como de "preparación y prueba".
Junto a las causas anteriores existe otra muy importante: el pesimismo y la desconfianza en encontrar un matrimonio feliz. Tienen miedo a que el amor no dure, a que se termine en un divorcio o separación.
La información que llega de la televisión y las revistas del corazón se refieren a ruptura matrimonial de personajes famosos y a la estadística de separaciones. En el año 2001 las rupturas entre cónyuges de menos de 25 años representaban el 40% de las separaciones anuales y en la mayoría de los casos se decidía en el primer año de convivencia.
A pesar de todo, el modelo de un amor feliz y duradero en el matrimonio sigue siendo deseable.
Los medios de comunicación destacan las noticias negativas pero tienden a olvidar las normales y positivas. Hay miles de matrimonios felices que nadie habla de ellos y millones de parejas en el mundo que se ofrecen actos de amor, de cariño y de afecto. Ya es hora de que estos hechos se conviertan en buena noticia porque lo necesita la sociedad y sobretodo las nuevas generaciones.
Existen muchos matrimonios felices y esto ha de infundir optimismo en muchas personas. Pero el matrimonio ha de fundarse en bases sólidas: el olvido de sí mismo para hacer feliz al otro, renunciar a muchos gustos personales, y el esfuerzo diario a no acostumbrase a vivir con el otro, manteniendo la vibración amorosa del primer día.
Arturo Ramo García
B) La felicidad
Todos los hombres aspiran a ser felices y en la época actual de un modo casi obsesivo, llevados por el espejismo de la sociedad del bienestar. Sin embargo, los datos son cada vez más negativos, al aumentar el número de suicidios, de separaciones, divorcios y enfermedades psíquicas originadas por el vacío existencial. Muchos buscan la felicidad en el sexo, la droga, el placer y la posesión de bienes materiales. Pero ahí no está la felicidad.
En la conquista de la felicidad hay una clara paradoja: cuanto más se empeña el hombre en conseguirla, más parece alejarse de sus manos y convertirse en término de nostalgia siempre insatisfecha.
Podemos distinguir entre el fundamento-origen de ese sentimiento y el efecto-felicidad final.
Si una persona busca directamente el efecto-felicidad no lo conseguirá nuca, porque hay que pretender en primer lugar el fundamento-origen. Para muchos autores el fundamento de la felicidad no es sino el desarrollo de nuestras facultades o perfección personal. También es ayudar y servir a los demás, el procurar que los demás estén bien. El efecto-felicidad (el placer y gozo) es una consecuencia subjetiva de la perfección conquistada: nada más.
El fundamento de la felicidad consiste en la perfección de las facultades operativas cuando consigue un bien o un fin determinado, por ejemplo, comprender una verdad o realizar un trabajo bien hecho. El efecto-felicidad o el gozo es una consecuencia de la conquista anterior.
Para Aristóteles la felicidad no está en lo efímero (los placeres sensibles, las cosas) sino en la "buena vida" (la vida honesta, conforme a la virtud). Para este autor consiste en vivir y obrar bien.
Según el diccionario "utilitarismo" es una doctrina filosófica moderna que considera la utilidad como principio moral. Y "utilitario" es lo que solo tiende hacia lo que es útil, es decir lo que produce provecho, comodidad, fruto o interés. En consecuencia, todo lo que consideramos un bien lo es por la utilidad que puede producir.
En la civilización del utilitarismo las personas se consideran como cosas. De esta forma, la mujer puede llegar a ser un objeto para el hombre, los hijos un obstáculo para los padres y la familia una institución que dificulta la libertad de sus miembros. Esta felicidad utilitarista, que busca la libertad sin responsabilidad es la antítesis del amor. No se corresponde en absoluto con un proyecto vital, a la "buena vida", al trato personal y al verdadero amor.
El utilitarismo en la vida conyugal genera egoísmo compartido y la relación se reduce aun uso recíproco del hombre y de la mujer. Es un amor sin exigencia, y por lo tanto falso y sin belleza.
Por el contrario, un principio de la vida conyugal sería: cada cónyuge está más pendiente de la vida del ser amado que de la propia. Se olvida de sí mismo, de sus gustos y necesidades, para centrarse en el otro y adaptarse a él, sin reparar en el esfuerzo que ello pueda suponer.
Arturo Ramo García
C) El proyecto conyugal
Es necesario que los esposos tengan un proyecto conyugal cuyo compromiso es para siempre. Es un proyecto de amor comprometido e ilusionado de vida compartida.
Ambos cónyuges tendrán una serie de valores que aceptan y van a vivir juntos, tales como: la unión permanente, es decir, estar unidos para siempre, con fidelidad; ¿cómo ha de ser la convivencia habitual, tratándose como amigos, como comprensión y sinceridad; la aceptación y educación de los hijos, con generosidad y sacrificio; llevar el trabajo con responsabilidad y flexibilidad; la ayuda mutua, con actos de servicio y solidaridad; cómo debe ser la relación con los amigos y familiares; cómo priorizar los gastos de la familia, etc.
Los esposos han de tener claros todos estos objetivos y hablar con profundidad para llegar a acuerdos concretos. Cuando en el futuro surjan diferencias entre los esposos, en vez de discutir y pelear, podrán recordar y aplicar los objetivos del proyecto común.
Uno de los objetivos de los esposos es llegar a conocerse bien. Esto implica tener mucho trato personal y hablar claro, con sinceridad y transparencia. De este trato surgirá un conocimiento no solo de las conductas externas sino también de los rasgos de personalidad, criterios morales, cualidades personales, etc.
Al pasar del noviazgo al matrimonio hay que pasar de un trato superficial con contenidos sentimentales puramente románticos a otro trato más realista y con auténtico amor.
Ha de crecer el conocimiento para evitar que se pida la anulación del matrimonio alegando que su marido o mujer no es la misma persona que conoció durante el noviazgo. Este motivo se llama jurídicamente "error en las cualidades personales".
En el matrimonio al amor debe evolucionar y pasar de una entrega por encantamiento a la entrega por decisión de la voluntad, basada en el conocimiento real del otro, incluidos los defectos.
Se ha de pasar de la "novela" soñada a una historia de amor enriquecida con actitudes de compromiso y entrega. La atracción inicial se ha de convertir en una relación amorosa completa, hasta comprobar que se quieren de verdad y son el uno para el otro.
Otro aspecto importante es que una vez casados se manifiestan más claramente los defectos del otro. Hay que tener un sentido más realista y querer a la otra persona como ella es, con sus virtudes y sus defectos. No habrá verdadero amor si no se aman los defectos del otro.
Arturo Ramo García
D) Elementos del matrimonio
Los elementos esenciales del matrimonio son tres: la unidad, la indisolubilidad y la fecundidad. El ser humano puede decidir libremente si casarse o no, pero no está en sus manos cambiar el sentido del matrimonio.
Los dos primeros elementos se expresan con una frase breve y gráfica: "uno con una y para siempre".
El matrimonio es una decisión de un varón y una mujer que optan por existir uno para el otro, donándose mutuamente en cuanto varón y mujer con todo lo que son y tienen. Por tanto, los esposos "ya no son dos, sino una sola carne" (Mateo, 19, 6).
Quien pretendiera entregarse a más de un hombre o mujer, no podría hacerlo sino parcialmente. El amor auténtico es absoluto y no admite repartos.
La fidelidad y lealtad al otro es posible para toda la vida, pero pueden surgir dificultades especialmente para los que no tienen el auxilio sobrenatural del sacramento. El sacerdote les dice en la boda: "Cristo os otorga su fuerza para que seáis fieles el uno al otro y llevéis juntos las responsabilidades del matrimonio".
Este elemento indica que el amor matrimonial es perpetuo, comprometido para toda la vida. Jesús dijo: "Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre" (mateo 19, 6)
La indisolubilidad es una exigencia del amor absoluto y si no, no sería amor. Nace con ansias de eternidad y no admite réplica ni arrepentimiento. No sería una donación verdadera la de quien se comprometiera solo mientras le resultase agradable. Esto supondría considerar al otro como objeto, que se toma o se deja con mentalidad utilitarista.
El divorcio introduce una profunda y grave distorsión en la vida matrimonial. No es lo mismo casarse con el convencimiento de que es para siempre, que ir al matrimonio con la idea de "vamos a ver si esto funciona y si no lo dejamos". La expectativa de un posible divorcio hace que cada cónyuge piense que no vale la pena sacrificarse porque el otro tampoco lo hará.
El consentimiento matrimonial e un acto de entrega definitiva de todo lo que son los esposos, especialmente el propio futuro.
El tercer elemento del amor matrimonial es su ordenación a la procreación y a la educación de los hijos. Los cónyuges tienen el gran privilegio de transmitir la vida humana. Dios los ha llamado a una especial participación de su amor y de su paternidad: los ha hecho cooperar con Él libremente en la transmisión de la vida: "Los bendijo Dios, diciéndoles: Procread y multiplicaos y llenad la tierra" (Génesis 1, 28)
Resulta triste comprobar que algunas veces no se reconoce la grandeza de traer una persona al mundo y se piensa que se recorta la libertad de amor y deleite egoísta. La unión conyugal es el lugar adecuado para un nuevo nacimiento porque es la manifestación más específica del amor de los esposos.
En la inseminación artificial se ha separado la actividad biológica de la relación personal de los cónyuges. Es un acto tecnificado, privado de toda relación interpersonal. Lo mismo se puede decir de la fecundación in vitro y otras formas de fecundación artificial.
Arturo Ramo García
Tertulia dialogada.
Escribir las dudas sobre este texto y dos ideas interesantes. Contestar por escrito a estas cuatro preguntas y llevarlas después a la reunión general de la tertulia:
1. ¿Qué hacer para vivir el pluralismo?
2. ¿Cómo resistir al relativismo?
3. ¿Cuándo el consenso puede ser negativo?
4. ¿Cómo no caer en los errores de las mayorías?
Bibliografía:
Tomás Melendo. Mejorar día a día el matrimonio. Ediciones Internacionales Universitarias
Enlaces de Internet:
El matrimonio importa, el divorcio no es la solución
Relaciones familiares estables
Declaración de Manhattan (II) sobre el matrimonio
Tres oleadas contra la familia
Matrimonio: la unión más provechosa de las posibles
Queremos la familia, pero que dure
Indisolubilidad del matrimonio, divorcio y nulidad
Matrimonio en vez de vivir juntos
Los siete secretos de un amor para toda la vida
Las ocho claves del éxito matrimonial
Coherencia educativa en la pareja... ¿se puede conseguir?
Ejercicios interactivos de Es posible el matrimonio feliz
Ejercicios interactivos de la felicidad
Ejercicios interactivos del proyecto conyugal
Ejercicios interactivos de los elementos del matrimonio
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