21. Crecer en virtudes |
1. La mejora personal
Para mantener y mejorar la vida matrimonial es necesario que cada uno de los esposos mejore personalmente, que implica crecer en virtudes.
Supone renovar el amor cuidando las virtudes y actitudes relacionadas con la convivencia diaria, tales como la sinceridad, el respeto, la afabilidad, la alegría, la paciencia, la tolerancia, etc.
En estos campos no se mejora por estar juntos simplemente, sino que hay que esforzarse a diario y no todos los días se acierta. Pero no importan los fracasos si hay voluntad de seguir y mejorar.
Los grandes proyectos del matrimonios como la fidelidad, el permanecer unidos y la apertura a los hijos, se va consiguiendo a base de actos que van en esa dirección y llegan a convertirse en hábitos y virtudes.
Se pueden destacar tres actitudes que han de cristalizar en virtudes: amar al cónyuge con sus defectos, intentar adaptarse al otro y cuidar los pequeños detalles en la convivencia diaria.
(Pintura: Retrato de Antoine-Lauren y Marie Anne Lavoisier. DAVID, Jacques-Louis. Museo Metropolitano de Arte de Nueva York)
2. La alegría y la paciencia
Estudiaremos cuatro virtudes que contribuyen a la mejora personal: la alegría, la paciencia, el respeto mutuo y la sinceridad.
Cada esposo ha de estar siempre alegre y contento para hacer feliz al otro. La alegría da un tono muy positivo a la vida conyugal y no surge espontáneamente sino que requiere un aprendizaje esforzado.
Aunque estemos rodeados de noticias y elementos negativos, hay que obligarse a ver lo positivo de cada situación, ver la luz aunque haya mucha oscuridad y fijarse en la verdad, aunque haya mucha mentira. La alegría, en buena parte se educa; es una virtud que se conquista, que se aprende a base de muchos actos.
El amor matrimonial va en aumento cuando va unida a la paciencia y al tiempo que todo lo lima. La paciencia consiste en sufrir las adversidades sin quejarse y en esperar una cosa que tarda.
Ante las dificultades hay que ejercitar la paciencia y no caer en la desilusión y el desfallecimiento.
(Pintura: Familia tocando. MOLENAER, Jan Miense. Museo Franz Halls. Haarlem)
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3. Respeto y sinceridad El respeto mutuo y la confianza han de ser dos pilares fuertes para sostener el amor. El respeto es el acatamiento y consideración hacia el otro cónyuge. Supone cierto miramiento y atención. En el matrimonio ha de crecer un clima de comprensión y de respeto a las opiniones del otro cónyuge. Es sincero el que habla y procede con la verdad. En el matrimonio siempre debe estar presente la verdad sobre todo lo que hace, para que haya un clima de confianza. Es importante decir las cosas, ser transparente, ponerse en el lugar del otro y tratar de comprenderlo. Si uno de los esposos se calla cuando la conducta del otro le molesta, se siente ofendido y va tragándose los enfados. Llegará un día en que no aguantará más y explotará. De esta forma la relación entre los cónyuges adquiere un tono negativo. La sinceridad ha de llevar a hablar con el otro cada vez que pasa algo desagradable, con el fin de pinchar el globo antes de que crezca o estalle. Hablando se reanuda la comunicación y hay más posibilidades de resolver el problema. (Pintura: Mujer haciendo encajes. MIERES, Franz van, el Viejo. Museo Fabre. Montpellier) |
1. La mejora personal implica crecer en... |
2. Para mejorar en la virtud hace falta... |
3. Amar al cónyuge con sus... |
4. Estar alegre para que el otro sea... |
5. La alegría da al matrimonio un tono... |
6. Paciencia es esperar una cosa que... |
7. El acatamiento y la consideración es el... |
8. Ser respetuoso con las otras... |
9. Es sincero el que habla con la... |
10. La sinceridad ayuda a resolver el... |
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