Reivindicación del legado educativo

       



   Ciertamente el núcleo clave que sostiene un sistema educativo de calidad es el asunto de los fines de su misión. Actualmente en España y gran número de naciones, especialmente las más cercanas geográficamente a nosotros, como Francia asistimos a unos interesantes análisis y propuestas de profesores en activo.

    Como señalaba Jean Francois Revel los causantes principales del declive de la enseñanza son los denominados “intelectuales” y “pedagogos” que han contribuido a socavar la labor docente. Ciertamente no habrían logrado tal éxito –para nuestra desgracia- si no hubieran contado con la adhesión entusiasta o la abstención de la mayoría de los gobiernos que se han sucedido en nuestro ámbito occidental a lo largo del siglo xx y las casi dos décadas del actual.

    Aunque los destrozos académicos y morales los estamos viendo actualmente el asunto viene de lejos. Comenzó en el siglo XVI. Jean de Viguerie ha hecho, al respecto, un interesante recorrido por los disparates que sobre la enseñanza , formularon personajes tan “relevantes” como Erasmo, Comenio, Rousseau, Condorcet y los pedagogos de la “nueva educación”.

    Erasmo ya empezó a decir que “a los niños hay que engañarles y que se les puede educar fácilmente divirtiéndoles. Cuando se le enseñe el alfabeto, por ejemplo, se les dará pasteles en forma de letras”. Son conocidos los disparates de Jean- Jacques Rousseau predecesor de la destructiva pedagogía actual. Más próximos en el tiempo, célebres psicopedagogos ” que desarrollaron su actividad hasta los años sesenta del siglo XX contribuyeron al actual declive. Entre ellos se encuentran Ferriére, Dewey, Freinet, Piaget.

    Siguen la estela de Rouseau. Así John Dewey se opone a la enseñanza que procede de los libros. Ferriere degrada la figura del maestro cuando dice que el niño es capaz de educarse a sí mismo y en consecuencia el enseñante está para ayudarles un poco y no debe transmitir gran cosa. Se debe desterrar el silencio, la obediencia, los castigos, la emulación y las recompensas. Estos despropósitos se mantienen actualmente con gran vitalidad y dominio en casi toda la geografía europea. Es triste que los líderes de este proceso destructivo disfruten del apoyo de una parte importante de los maestros de primaria y profesores de secundaria cuyo prestigio social y vocación han sido objeto de un continuo socavamiento en las últimas décadas por parte del poder político, mediático y pedagógico.

    Un teórico actual, Philppe Meirieu, contribuye a esta corriente antiescuela con su obra,”Carta a un joven profesor”, aparecida en 2005. Propone unos procedimientos que denigran el núcleo de la docencia .Nada de palabra, de elocuencia y conocimientos pocos. El profesor no tiene que explicar ni aclarar ni hacer alarde de estudio y dominio de contenidos. Tampoco conviene exigir esfuerzo: No se debe hacer trabajar demasiado al alumno ni poner malas notas.

    Frente a esto surge la esperanza de un futuro mejor para los docentes. Uno de ellos, el joven profesor de Filosofía Francois-Xavier Bellamy ,en su libro , “Los desheredados”, propone recuperar las figuras del maestro y el profesor como transmisores de una herencia cultural mediante la lectura bien hecha, la lección magistral y la enseñanza aprendizaje sistemática y ordenada de la Literatura clásica, la Historia, Las Matemáticas, Ciencias, etc. Posteriormente se pasaría a completar el proceso de aprendizaje con la formación profesional desde la de nivel medio hasta los centros superiores de alta cualificación de ingenieros, arquitectos, profesores, abogados, economistas .

    Destaca, Bellamy, que la escuela debe educar para la libertad a través del orden:” La libertad no nace del desorden al igual que la singularidad de un pensamiento no aparece fuera de las reglas de la gramática. No podemos esperar ser más autónomos deconstruyendo todas las normas”.

    De ahí el intimo vínculo entre libertad y disciplina. Este vocablo, disciplina, debe ser recuperado en las escuelas de España porque, como escribe este autor, “la disciplina, justamente, expresa la perfección del carácter normado y a la vez normativo de los saberes por los cuales se estructuran y clarifican nuestras percepciones e intuiciones”.

    La escuela generalista debe de cultivar la cultura de Occidente cuyo eje es la ley moral judeocristiana. La enseñanza es según Michael Oakeshott la transmisión de una herencia y la extensión de la capacidad de aprender para la toma de la posesión de aquella que se conserva, proyecta y mejora con la acción de quien la recibe .No se destruye el legado.

    Libros recomendados :

    Bellamy, Francois-Xavier, Los desheredados, Ediciones Encuentro, Madrid,2018

    Oakeshott, Michael, Aprendizaje y enseñanza. En Peters,R.S. (Coordinador),”El concepto de Educación”, Editorial Paidós, Argentina 1969 ,paginas 242-272.

    Viguerie, Jean, Los pedagogos, Ediciones Encuentro, Madrid 2019

    Silvino Lantero Vallina

   

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