77. Ser esposos



    A) Cosas del pasado

    Es posible que alguno de los novios haya cometido pecados graves de tipo sexual antes de salir ellos dos. Por ejemplo, una chica que había tenido anteriormente relaciones sexuales con tres hombres y se planteó decírselo a su pareja. ¿Qué le debía decir y cuándo? La chica le debía decir a su novio que había salido con tres hombres y había cometido algunos errores sobre la sexualidad, pero sin entrar en más detalles. El momento oportuno para decirlo es cuando inician la etapa del noviazgo y no comentar nada en la fase de amigos.

    Otro caso diferente es si el chico padeciera una enfermedad venérea, como la sífilis. En este caso tendría que decirlo a la novia al empezar el noviazgo, con el tratamiento y el pronóstico de curación por parte del médico especialista. Si no se da esta información, este hecho podría ser causa de nulidad matrimonial en el futuro.

    El sida es una enfermedad importante que puede hacer muy poco aconsejable el matrimonio.

    Puede ocurrir que una chica se sometiera anteriormente a un aborto pero se arrepintió sinceramente, se confesó y encontró la paz. En este caso, no sería obligatorio decirlo a la pareja, pero puede decidirlo libremente si esto le deja más tranquila.

    Si uno de los novios siente o ha sentido atracción por personas del mismo sexo o es bisexual, debe manifestar esta atracción homosexual a su pareja al comenzar el noviazgo. Si no sigue una terapia médica que reduzca considerablemente esa atracción, no debe contraer matrimonio. Si se llegara a la boda, esa atracción sería motivo de nulidad matrimonial.

    Si alguno de los novios ha estado involucrado en un caso de pedofilia (sexo con preadolescentes) o de efebofia (sexo con adolescentes), debe comunicarlo a su pareja antes del noviazgo, pues si no lo hace, puede ser causa de nulidad.

    Puede ocurrir que el chico o la chica hayan dado un hijo en adopción por unas relaciones sexuales anteriores. En este caso también hay que decirlo al iniciar el noviazgo. También puede darse el caso de que uno de los dos sea adicto a la pornografía y está luchando por superar ese vicio. En este caso no sería necesario comunicarlo a su pareja.

    Las personas que han cometido errores o pecados de tipo sexual en el pasado pueden reformarse y llegar a ser buenos esposos, pero siempre que estén realmente reformados.

    De cualquier forma, cuando alguien comete un pecado, lo que prudentemente ha de hacer es arrepentirse cuanto antes, rezar el Señor mío Jesucristo, buscar un sacerdote y confesarse. Lo importante es levantarse siempre que se ha caído.

    Arturo Ramo García

    B) Liberación sexual

    Se reproduce un artículo de Juanjo Romero sobre la actriz Raquel Welch y la píldora (1).

    “Las sexo en punto: Raquel Welch y la píldora".

    El 9 de mayo de 2010 se cumplía el 50 aniversario de la “legalización” de la píldora anticonceptiva. Desde entonces la píldora, sin más apellidos. Una historia de crueldad y mentiras, que, como en el Jardín del Edén, prometía la liberación y trajo dolor y cadenas.

    No sé si con motivo del aniversario, CNN publicó un artículo de opinión de Raquel Welch: It’s sex o’clock in America. Quien tuvo, retuvo. Hay que admitirlo. Sigue espléndida y rompedora.

    No es apto para fantásticas feministas, ojo, que he avisado. A la vuelta de los años, con la experiencia de 70 tacos, la sex-symbol se une al coro de las que desmontan el mito y llaman a las cosas por su nombre:

    Me avergüenza admitir que yo misma he estado casada cuatro veces, y sin embargo, estoy convencida de que el matrimonio es la piedra angular de la civilización, una institución esencial para la estabilidad de la sociedad, que proporciona un santuario a los niños y nos salva de la anarquía.

    Mira hacia atrás, y busca alguna de las causas de su tiempo perdido, de la situación de decadencia en la que ve sumida a las mujeres:

    Si hubiera tenido una actitud diferente sobre el sexo, la concepción y la responsabilidad las cosas hubiesen sido muy diferentes.

    El efecto más significativo y perdurable de la píldora en las actitudes sexuales femeninas en los sesenta fue: “ahora podemos tener sexo en el momento que queramos sin sus consecuencias”. Aleluya, viva la fiesta.

    Pero la realidad es otra, la falta de inhibiciones sexuales, o como alguno lo llama, la “liberación sexual”, eliminó la precaución y el discernimiento a la hora de elegir el compañero sexual, que solía ser el equivalente al compañero con el que compartir la vida. La falta de compromiso, confianza y lealtad en las parejas en edad fértil degenera en infidelidad.

    Es otra manera de formular que la píldora fue la “liberación sexual” pero para los hombres, sexo sin compromiso. Como el “seréis como dioses”, la fórmula era atractiva, pero falsa. La separación de los aspectos unitivo y procreativo termina habitualmente en desastre: personal, casi siempre, y familiar, muchas veces. Supongo que la Welch no leyó la Humanae Vitae, pero ya lo advirtió Pablo VI: En cabeza ajena.

    Consideren, antes que nada, el camino fácil y amplio que se abriría a la infidelidad conyugal y a la degradación general de la moralidad. No se necesita mucha experiencia para conocer la debilidad humana y para comprender que los hombres, especialmente los jóvenes, tan vulnerables en este punto tienen necesidad de aliento para ser fieles a la ley moral y no se les debe ofrecer cualquier medio fácil para burlar su observancia.

    Podría también temerse que el hombre, habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas, acabase por perder el respeto a la mujer y, sin preocuparse más de su equilibrio físico y psicológico, llegase a considerarla como simple instrumento de goce puramente egoísta y no como a compañera, respetada y amada. Aún así, es una gozada leer cómo la actriz intenta coger las solapas y zarandear:

    En serio, si una anciana sex-symbol como yo, agita bandera roja advirtiendo que las normas morales se han desplomado, deberíais caer en la cuenta de la cosa que os diga: ¡vamos chicas!, es hora de dejar de quejarnos. Somos capaces de hacerlo mucho mejor.

    ¿Escarmentaremos en cabeza ajena?, ¿Pedirán perdón las feministas? (1) Juanjo Romero. Original de: http://infocatolica.com/blog/delapsis.php/1005100647-las-sexo-en-punto-welch-y-la

     Arturo Ramo García

    C) La soltería

    No se puede vivir obsesionado buscando matrimonio. Las mujeres pueden pensar que se les pasa el tiempo para encontrar marido y si se hacen mayores no podrán tener hijos. El hombre que no encuentra a su Mujer Soñada puede sentirse desgraciado. Algunos se casan precipitadamente con una persona que no es la adecuada pensando que esto es mejor que nada. En general, esto es un error grave.

    Esto revela una falta de confianza en Dios. El Señor tiene un plan para cada uno y ha preparado las cosas para nuestro provecho, siempre que le amemos. San Pablo nos dice que ‘todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios’ (Rom 8,28). Ya llegará el momento de que cada uno encuentre su pareja oportuna.

    Mientras se sigue buscando a la pareja se pueden formar grupos de amigos y amigas que compartan los mismos ideales, viviendo una vida limpia. Quizás de ahí puede surgir una amistad y un noviazgo.

    Mientras se es soltero es el momento oportuno para terminar los estudios y alcanzar una buena calificación profesional e incluso conseguir un buen trabajo. No es buena idea esperar a estar casado para alcanzar un buen nivel profesional.

    También es el momento de empezar a ahorrar para los gastos del próximo matrimonio, como la compra de un piso, los electrodomésticos y los múltiples gastos de una casa. Algunos solteros son derrochadores y luego se arrepienten de no haber sido responsables. Un buen programa sería gastar moderadamente, vivir con sencillez, invertir con prudencia y dar alguna limosna a los pobres.

    Otra forma de generosidad es dedicar el tiempo por los demás y para pensar con sosiego. Las relaciones de amistad necesitan tiempo para alimentarse. Algunos solteros están tan ocupados que no pueden detenerse para reflexionar con calma y dedicar tiempo a los amigos.

    Un peligro diario es dedicar demasiado tiempo a la televisión. Algunos entran a casa y encienden la televisión. Aunque estén haciendo otras actividades y por la noche quedan hasta la última hora viendo programas que posiblemente tienen poca calidad o son francamente perjudiciales. En muchas ocasiones es preferible apagar la televisión y leer un buen libro o revista. De cualquier forma hay que seleccionar los programas y ver solamente lo que realmente interesa.

    Arturo Ramo García

    D) Ser esposos

    Se ha visto en las lecciones anteriores que el objeto del noviazgo es llegar a una serie de relaciones de amistad, de afecto y de amor de donación con vistas al matrimonio. Por eso es conveniente reflexionar ahora sobre qué es el matrimonio antes de casarse, para tener una idea clara de lo que se trata y estar preparado para ese acontecimiento tan importante.

    Se puede decir que el matrimonio es la unión legal de un hombre y una mujer, por medio de la cual queda socialmente reconocida la relación sexual y constituida una familia. De esta unión íntima, el marido y la mujer “ya no son dos, sino una sola carne” (Mt 19,6), formando una unión íntima de personas que se ayudan y se sostienen mutuamente.

    Los elementos esenciales del matrimonio son tres: unidad, indisolubilidad y fecundidad.

    - La unidad quiere decir que el matrimonio es la unión de un solo hombre con una sola mujer.

    - La indisolubilidad quiere decir que el vínculo conyugal no puede desatarse: “Lo que Dios unió no lo separe al hombre” (Mt 19,6). Esto es así por varias razones: por el bien de los hijos; por el bien, la felicidad y seguridad de los esposos, que desaparece cuando el divorcio se introduce en la sociedad; y por el bien de toda la sociedad humana pues las familias sólidas y estables son la garantía del orden y bienestar de la sociedad y de los individuos. Por tanto, el divorcio es un gran mal, aunque la Iglesia puede conceder la nulidad en casos especiales.

    - La fecundidad quiere decir que un fin del matrimonio es tener hijos y educarlos. Dijo Dios: “Procread y multiplicaos y llenad la tierra” (Génesis 1, 27-28).

    Un fin secundario del matrimonio es que se ayuden entre sí los esposos porque “no es bueno que el hombre esté solo, voy a hacerle una ayuda semejante a él” (Génesis 2,18).

    ¿Por qué la cifra de divorcios en muchos países llega al 50%, y cerca del 75% si han vivido juntos antes de casarse? Las causas pueden ser variadas, pero en general no han respetado las promesas que se hicieron el día de la boda. En aquella ocasión dijeron: “Yo (José), te tomo a ti (María), como esposa. Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida”.

    Te seré fiel en las alegrías y en las penas, cuando haya algún disgusto entre los esposos, cuando no haya dinero, cuando llegue tarde a casa, cuando engordes, o te salgan canas o en cualquier dificultad. No se trata de lograr juntos todo lo placer de vuestro amor pasional, sino de construir una familia amable y generosa, criando unos hijos piadosos.

    Te seré fiel en la salud y en la enfermedad, incluso cuando se sufre un ataque al corazón o aparezca un cáncer, cuando envejezcas o estés postrado en una silla de ruedas.

    Te amaré y respetaré todos los días de mi vida, es decir, trabajaré todos los días por tu bien, por tu felicidad, por darte todo el amor. Y respetaré tu dignidad, no te trataré con desprecio o como a un inferior; te trataré como algo muy especial y valioso para mí.

    Hay que meditar estas promesas durante meses antes de contraer matrimonio y resolver estar dispuesto a emplear toda la fuerza moral, psicológica y física para cumplir esas promesas.

    Arturo Ramo García
 


 Tertulia dialogada.

 Escribir las dudas sobre este texto y dos ideas interesantes. Contestar por escrito a estas cuatro preguntas y llevarlas después a la reunión general de la tertulia:

 1. Tipos de pecados que se señalan.

 2. ¿Qué nos dice Raquel Welch?

 3. Aspectos de la soltería.

 4. Descripción de los tres elementos esenciales del matrimonio.

   Bibliografía:

   Tomás Melendo. Amor, fecundidad y delicidad conyugal. Editorial Loma.

   Enlaces de Internet:

Fundamentación teológica

Educación afectivo-sexual de niños y adolescentes

C. S. Lewis y S. Freud: dos gigantes frente a frente

De la familia junta a la familia unida

Matrimonio en vez de vivir juntos

Los hijos deben tener un padre y una madre

Declaración de Manhattan (II) sobre el matrimonio

La batalla de la familia

Carta de un hijo a todos los padres del mundo

Carta de un padre a su hijo

Un homosexual harto de serlo

La ideología de género destruye la familia

Padres o esposos

Ejercicios interactivos sobre cosas del pasado

Ejercicios interactivos sobre la liberación sexual

Ejercicios interactivos de la soltería

Ejercicios interactivos sobre ser esposos

Ejercicios interactivos sobre la paciencia




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