75. El pudor |
A) La castidad
En el siglo XXI se puede vivir un noviazgo cristiano y la virtud de la castidad.
Según Aristóteles y Santo Tomás, la castidad es la moderación habitual del apetito sexual de acuerdo con la recta razón o dicho de otra forma, es el dominio que ejerce la razón sobre el apetito sexual.
La castidad no es la virtud más importante, pues la virtud suprema es la caridad. Pero la castidad es imprescindible para el trato con Dios y cuando no se guarda, si no se lucha, se acaba ciego, porque el hombre animal no puede percibir las cosas del Espíritu de Dios. Para ser castos hay que someter las pasiones a la razón por un motivo alto, por un impulso de amor a Dios y a los demás. El corazón del hombre ha nacido para amar y cuando no se le da un buen afecto, amor de donación y amistad, se inunda de miseria.
“Cuidad esmeradamente la castidad, y también aquellas otras virtudes que forman su cortejo –la modestia y el pudor-, que resultan como su salvaguarda. No paséis con ligereza por encima de esas normas que son tan eficaces para conservarse dignos de la mirada de Dios: la custodia atenta de los sentidos y del corazón; la valentía –la valentía de ser cobarde- para huir de las ocasiones; la frecuencia de los sacramentos, de modo particular la confesión sacramental; el dolor, la contrición, la reparación después de las faltas. Y todo ungido con una tierna devoción a Nuestra Señora, para que Ella nos obtenga de Dios el don de una vida santa y limpia.” (1).
Hay que ser cuidadoso con la mirada evitando fijar la atención en las partes del cuerpo del sexo opuesto que a veces están expuestas de forma provocativa. En estos tiempos de Internet es necesario evitar las páginas web de contenidos pornográficos, en las que se trivializa el sexo y se presenta como una mera diversión. Otro aspecto a cuidar es la imaginación y la memoria que pueden presentar imágenes que estimulan el placer sexual. De cualquier forma, hay que tener claro que un pensamiento impuro no consentido no es pecaminoso, pero sí lo es cuando se consiente.
Para vivir la castidad es prudente actuar de forma indirecta, defendiendo sus ventajas y valores sobre el mero autodominio del placer sexual sacrificado. Un valor es que la inteligencia y la voluntad han de estar por encima del cuerpo; valorar a la otra persona con toda su grandeza y dignidad; fomentar el valor de la amistad, el afecto y el amor de donación o entrega, que son los amores que mantienen unido el matrimonio y mantener un prudente control sobre el alcohol y las drogas.
Estos ideales han de ser compartidos por los dos novios desde el comienzo del noviazgo. Es preferible acordar el número de salidas a la semana y las manifestaciones de afecto.
Para vivir la castidad, además del esfuerzo personal es necesario pedirla a Dios con humildad. En algunas ciudades los jóvenes solteros están formando grupos para ayudarse entre ellos a vivir la castidad y conseguir una profunda vida espiritual.
Un obstáculo que puede amenazar un noviazgo casto es el aburrimiento. Para evitarlo es aconsejable programar con imaginación una actividad divertida cada semana, como hacer algún deporte (fútbol, padel, tenis), jugar a las cartas o juegos de sobremesa, ver una película, navegar o cualquier actividad interesante.
(1) San Josemaría Escrivá. Amigos de Dios. Editorial Rialp. Página 274.
Arturo Ramo García
B) Abstinencia
La adolescencia es la edad en la que los jóvenes se dan cuenta de los aspectos que funcionan mal en la sociedad y tratan de resolverlos. Descubren que hay algunos que viven muy bien y otros tienen grandes problemas para llegar al final de mes. También se dan cuenta de que hay áreas de la vida social que no están bien enfocadas: la manipulación de la mujer utilizándola como reclamo en el mundo de la publicidad, el arrinconamiento del matrimonio formado por un hombre y una mujer y de la familia; el desprecio por la vida del no nacido; y especialmente el ambiente supersexualizado que se observa en el cine, la televisión y los demás medios de comunicación.
“Un hecho de la vida real puede servir de pauta a los adolescentes. Erika Harold, 23 años, de una familia de clase media, entre cuyos ascendientes se encuentran esclavos africanos e indios cherokees, fue elegida Miss Illinois con el lema ‘Abstinencia sexual en la adolescencia. Respétate a ti mismo. Protégete a ti mismo’. (1)
Antes, cuando estudiaba noveno grado, como Erika no entraba en el juego sexual que imperaba en la escuela, fue víctima de un fuerte acoso: los compañeros la insultaban, cantaban canciones obscenas en su presencia, incluso su casa fue objeto de acciones vandálicas; tuvo que cambiarse de colegio; su autoestima y su optimismo quedaron por los suelos. Ella afirma: ‘Muchos, víctimas de esos abusos, terminan creyendo lo que se dice de ellos y se hacen promiscuos, caen en un modelo de autodestrucción. Cuando me tocó vivir esa experiencia, hice todo lo contrario. Me sentí muy afortunada por tener unos padres y una comunidad de fe que me apoyasen. Por eso fui capaz de hablar de este tema. En lugar de abandonarme a la promiscuidad, opté por reafirmarme en mis creencias y defenderlas’. Decidió involucrarse en el Proyecto Reality, una organización no lucrativa, con sede en Chicago, pionera desde 1985 en impartir programas de educación en la abstinencia en escuelas públicas norteamericanas.
Al ser elegida Miss América dijo en una conferencia: ‘Ni drogas, ni sexo, ni alcohol’ y anunció que se dedicaría a promover la castidad. Algunos organizadores le pidieron que se limitara a hablar contra la violencia juvenil, pero ella respondió: ‘Creo que los organizadores no comprenden hasta qué punto me identifico con el mensaje a favor de la abstinencia. Si no hablo de eso como Miss América, defraudaré a centenares de jóvenes que me han escuchado, y que necesitan que alguien les diga que lo correcto para tener relaciones es esperar hasta el matrimonio’.
El director de Chapin School afirmaba: ‘La intervención de Erika fue absolutamente soberbia. Fue viva, positiva y entretenida, y además, presentaba un mensaje poderoso y claro’. Pero, además, ella no ha ocultado su adscripción a la causa provida, ni sus planteamientos a favor de la familia, ni de su fe cristiana.
En una reciente entrevista Erika Harold señalaba: ‘Espero que mi historia inspire a gente de cualquier edad para lograr lo que quieren si están dispuestos a trabajar duro, a perseverar, y permanecer firmes en aquello en lo que creen’.
(1) José María Navalpotro. Artículo ‘La miss del escándalo’ en la revista Mundo Cristiano, número 521, de octubre de 2004.
Arturo Ramo García
C) El pudor
El pudor es una especie de vergüenza nacida del temor a realizar un acto indecoroso o indigno. Hace referencia a la honestidad, modestia y recato, especialmente en el vestido de las mujeres.
Para comprender el alcance del pudor hay que considerar las diferencias entre los hombres y las mujeres. En general, las mujeres miran a la persona completa y pueden pensar: “es guapo”. Los hombres experimentan la sexualidad de una manera más fuerte y más acentuada y suelen ver el cuerpo de la mujer como un objeto de placer. Por eso las mujeres deberían esforzarse en vivir el pudor para disimular los valores sexuales del cuerpo, evitando la excitación carnal de los hombres.
¿Qué vestidos suelen ser impúdicos en la actualidad? En primer lugar la minifalda, que afecta sexualmente a los hombres, al menos levemente. En otras ocasiones van con el ombligo al aire, pechos semidesnudos, trajes ceñidos o trajes de baño indecentes. Después del primer impacto, los hombres suelen hacerse una opinión sobre la totalidad de esa mujer. Piensan que “no tiene pudor” o “no tiene dignidad”. Y por supuesto ningún hombre sensato estará dispuesto a comenzar con ella una relación amistosa o afectiva seria. Otros hombres pueden considerar a esa mujer como una oferta o una especie de objeto en venta, a la que se acercan para conseguir un placer sexual al instante.
Algunas chicas piensan que si los hombres tienen un problema con su modo de vestir el problema es de ellos. Esto no es así por dos razones: La primera porque vivimos en comunidad social y todos debemos ayudarnos a vivir decentemente. En segundo lugar, el problema también es de la mujer porque si viste de forma provocativa puede sufrir la agresividad de los hombres, que acuden descontrolados a ellas como unos “animales”. La mujer tiene cierta responsabilidad del modo en que reacciona el hombre, aunque no puede cargar con las malas conductas de ellos.
Una mujer elegante suele ser elegante, vistiendo a la moda, pero sin vestidos llamativos, que desvíen las miradas. Algunas madres, obsesionadas por el éxito y el futuro de sus hijas las convierten en una especie de supermercado con autoservicio para los ávidos ojos masculinos.
Puede haber tres razones para vestir con poco decoro: la excitación que siente la misma mujer con ropas ajustadas o escotadas; la influencia de la moda, aunque esa influencia actual es débil; y el deseo de atraer a los hombres, que muchos de ellos terminan pensando: “seguro que es una más”.
Para algunos autores resulta imprescindible una cierta revolución en la forma de vestirse las mujeres para lograr una renovación de nuestra cultura.
Cuando un chico se encuentra con una chica vestida indecorosamente puede bajar la mirada al suelo o mirar hacia otra parte o pensar que es una hija de Dios y que tiene alma capaz de salvarse o condenarse. Puede que diga una pequeña oración para que cambie su apariencia en el futuro. Si hay ocasión se le podría decir: “alguien tan hermosa como tú no necesita llevar ese vestido. Tienes mucho más que ofrecer que el atractivo sexual”. Hay una pequeña esperanza de que cambie.
Arturo Ramo García
D) Un respeto, señoritas
Se reproduce un artículo de José Luis Mota, titulado: “Un respeto, señoritas”, publicado en el periódico Canarias7, el 1 de noviembre de 2003:
“Muchos periódicos se han hecho eco de la decisión de la directora de un liceo francés que envió diez chicas a su casa para cambiar sus vestimenta: se prohibió definitivamente llevar strings (tangas) a la vista, combinados con un pantalón de cintura baja, lo que descubre demasiado la cadera y el vientre.
Muchos comentaristas se han hecho eco de la noticia. El apoyo a la medida ha venido de muchos estamentos, pero una de las reacciones más significativas ha sido la de Segolene Royal, ex ministra delegada de Enseñanza Escolar en la anterior legislación socialista, que ha declarado al periódico francés Le Parisien: ‘Es una buena solución que los responsables educativos hayan reaccionado prohibiéndolo en la escuela. A los ojos de los chicos, el tanga reduce a las niñas a su parte posterior. Luego, nos sorprendemos de que las adolescentes sean víctimas de acosos o violencias sexuales. La polémica es un reflejo de la sociedad actual, en la que el cuerpo de la mujeres exhibe como una vulgar mercancía’.
Es bueno que sean las mujeres las que defiendan sus derechos y su dignidad. En cierta manera están de acusando a los padres de que no han tenido autoridad para impedirles salir así de casa, o a las madres de esas adolescentes que no han sabido educarlas en el pudor; que como dice el diccionario Larousse, es el recato, la cautela, la reserva en todo lo referente al sexo.
Si los varones adultos, los profesores, para no ser acusados de fijones, comentan ‘es que no sabes a dónde mirar’, ¿cómo se va a conseguir que los chicos, como viene a decir la ex ministra, no se sientan provocados, al menos, al acoso sexual?
Algunos piensan –sin razonarlo mucho- que no hay nada mejor que la coeducación. Y no se dan cuenta de que cosas como estas se podrían evitar en la educación separada de los sexos, que vuelve a ponerse de actualidad. De esta manera se conseguiría que ellas no estuvieran tan pendientes de coquetear y de presumir de su cuerpo, puesto que no van a estar con los chicos; y a éstos se les evitaría la continua excitación de la sexualidad, especialmente sensible en la adolescencia en la que están inmersos.
Estos problemas son problemas de todos: es necesario que haya directores con autoridad, y que les apoyen los inspectores y la Administración; que los padres exijan y que las madres eduquen en el pudor a sus hijas; y que las alumnas sepan, que ya lo saben, que no pueden ir de cualquier manera pues así van provocando y perdiendo, por tanto, su dignidad.”
Arturo Ramo García
Tertulia dialogada.
Escribir las dudas sobre este texto y dos ideas interesantes. Contestar por escrito a estas cuatro preguntas y llevarlas después a la reunión general de la tertulia:
1. ¿Cómo vivir la castidad?
2. ¿Qué aprendemos de Miss América?
3. ¿Cómo vivir el pudor?
4. ¿Qué nos enseña José Luis Mota?.
Bibliografía:
Antonio Vázquez. Noviazgo para un tiempo nuevo. Editorial Palabra.
Enlaces de Internet:
Relaciones familiares estables
La educación sexual y afectiva
Educación sexual y abstinencia
10 razones de la abstinencia en el noviazgo
Educar en la abstinencia, una estrategia que funciona
Afectividad: no busque la abstinencia, busque el amor
Cómo hablar de castidad a los jóvenes
Noveno mandamiento: No consentirás pensamientos ni deseos impuros
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