69. Las drogas




    A) La drogadicción

   José Ignacio Calderón: “Hoy se rechazan las recetas que no encajan con el yo, la diversión y la inmediatez”.

     Entrevista con el director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).

    Con la pasión de un cruzado de los de antaño, José Ignacio Calderón, director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), está dispuesto a compartir sus ideas sobre el consumo de drogas con cualquiera que se le ponga por delante. Y más ahora, que la FAD acaba de estrenar campaña de concienciación.

    —Si las drogas no son buenas, ¿por qué tienen un nivel alto de aceptación entre la juventud?

    —Nos encontramos ante el problema de la percepción. En el fenómeno de las drogas hay un estereotipo que está cambiando lentamente. Hace unos años, al hablar de la droga se pensaba en la heroína. Hubo una inundación de personas todas con la misma imagen. La gente se enfrenta a una dificultad de comprensión muy importante, porque no conoce el fenómeno de las drogas sino a través de la visión.

    —¿Cómo ha evolucionado el consumo de drogas en nuestra sociedad?

    —Ha evolucionado muchísimo. Y ese cambio puede percibirse en nuestras campañas, que lo ilustran muy bien. Por ejemplo, la primera fue “Engánchate a la vida”, que estaba pensada exclusivamente para el consumo de heroína; dieciséis años después nos encontramos con “La educación lo es todo”... y entre ambas se puede apreciar toda la evolución tanto de la realidad del momento como de la capacidad que la sociedad tenía para percibir cosas nuevas. En mi opinión ahora estamos en el momento más importante, estamos peleando durísimo para que la gente entienda que la Educación es la única respuesta a conductas de riesgo social. Es la única opción.

    —¿Y de quién depende ese tipo de Educación?

    —La Educación formal la hacen familia y escuela. Pero la sociedad en su conjunto también es responsable. A esto apela nuestra última campaña. Queremos decir que dejar la patata caliente en manos de los educadores no puede funcionar. La Educación es un proceso complejo y largo en el que inciden, influyen y participan muchos elementos sociales. Lo que ocurre es que ésta es la sociedad de la comodidad, de la inmediatez. de las fórmulas mágicas. Estos valores afectan al sistema en su conjunto y, por lo tanto, afectan también al sistema educativo. Cuando le pides a la sociedad que asuma la responsabilidad en un proceso que exige esfuerzo, estás proponiendo unas situaciones que no son asumidas por la sociedad, porque ésta sólo da validez a aquello que se produce inmediatamente. Estamos ante un complejo laberinto, porque sabemos qué es lo que hay que hacer, pero la sociedad no lo asume. Los padres quieren que alguien adquiera el compromiso de cara a sus hijos, y además quieren una respuesta inmediata. El esfuerzo, la responsabilidad y la disciplina son valores que han desaparecido y que han sido sustituidos por otros valores como la inmediatez, la diversión... Por eso, tus recetas serán bien acogidas si encajan con esos valores. La Educación es la única que puede dar respuesta a esta cuestión. Lo que ocurre es que vamos a perder una serie de generaciones por el camino porque el cambio es muy lento. Los padres que nos llaman pidiendo ayuda se preguntan qué hacer. Pero la cuestión no es esa, sino qué deberíamos haber hecho. No sólo los padres, sino la sociedad en su conjunto. Y este discurso tiene una complejidad impresionante.

    —¿Cuál es la causa de esas cosas que quedaron por hacer y se deberían haber hecho?

    —Lo primero es conocer el problema. Nosotros damos cursos a los padres en los que les explicamos cuál es la realidad del fenómeno y, al hacerlo, les dotamos de herramientas para que eduquen a sus hijos de una manera saludable, no sólo en cuanto al consumo de drogas, sino también respecto a la violencia, la intolerancia, el fracaso escolar, los embarazos no deseados... Porque todos estos problemas tienen el mismo proceso. Hay que potenciar la autoestima, el autocontrol, la capacidad de relacionarse con el grupo. Hay que darle las herramientas para que, cuando el joven salga a la calle, esté preparado no sólo para saber inglés e informática, sino también para saber lo que hay en el mundo real y para tomar decisiones.

    —La difícil comunicación entre padres e hijos y la aparición de nuevos modelos de familia, ¿pueden influir a la hora de que se cree una adicción?

    —Yo creo que no. La familia es la institución más valorada por adultos y jóvenes según todas las encuestas. Pero no está aislada. Se impregna de lo que pasa en la sociedad, de los nuevos valores. Y uno de ellos es el individualismo y la inmediatez. ‘El yo´ está en una sociedad que se está acostumbrando a que “vale todo si a uno le vale”. Y que “todo lo que hay lo puedes utilizar en tu beneficio porque tú tienes derecho a pasarlo bien, a tener bienestar, a estar cómodo, a divertirte, y si no es así debes reclamar porque tú estás aquí para eso”. Además, mientras la familia de hace unos años era una familia de fusión, un proyecto en el que había unos roles y donde la mujer se sacrificaba, ahora la familia está afectada enormemente por un proceso de individualidades: Dos individuos que toman la decisión de compartir sus vidas desde la individualidad. No hay ninguna renuncia a nada. Los roles cambian profundamente y ese planteamiento influye también en los hijos. Porque cuando los valores sociales empiezan a tomar protagonismo para cambiar las cosas la realidad cambia sensiblemente. La solución no es sencilla porque además conviven distintas generaciones con distintos modelos de familia y a veces las responsabilidades educativas que los padres tienen sobre los hijos no se pueden cumplir.

    —Quizá esas soluciones pasen por delegar parte de la responsabilidad como padres en los educadores...

    — Esa es una de las fórmulas a la que recurren muchos padres por distintas circunstancias.

    —¿Cree que los profesores deben recibir una formación específica para ayudar a los jóvenes?

    —Los profesores deben hacer su función, de eso no hay ninguna duda. Pero también hay que tener muy claro que los profesores no pueden hacer la función de los demás. Por lo tanto, todo lo que sea traspasarle funciones de terceros sin además establecer la coordinación y el apoyo necesarios, es como llenar un cubo de agua lleno de agujeros: se va por todos lados. A los educadores hay que exigirles, pero también hay que apoyarles. Hay que coincidir con ellos en su responsabilidad, reconociendo el trabajo que hacen y motivándoles... Los educadores piden información y formación y que los padres se impliquen más en el proceso educativo de sus hijos.

     Daniel HERNÁNDEZ. Con la autorización de: www.magisnet.com

     B) Violencia familiar y drogas

    Actualmente hay una creciente sensibilidad social en favor de las mujeres maltratadas en el ámbito doméstico y se promueven numerosas iniciativas: más centros de acogida, endurecer las penas a los agresores, ayudas económicas, etc.

    ¿Cuál es el origen de este problema? Aunque las causas son múltiples, el retrato de los agresores podría ser éste: personas inseguras y cobardes para enfrentarse a sus problemas, que descargas su impotencia abusando de los más débiles. En un 75 % de los casos abusan del alcohol y de otras drogas. Son incapaces de controlarse porque en muchos casos es alguna droga la que les domina a ellos.

    Por otra parte, algunos medios de comunicación se muestran entusiastas partidarios de la legalización de las drogas, aduciendo estas razones: ruina de los narcotraficantes, fin de las adulteraciones, etc. Pero no suelen fijarse en qué haría el toxicómano bajo la influencia de la droga, también los cobardes que, en vez de enfrentarse a sus problemas, prefieren pegar una paliza a su mujer.

    Podemos concluir diciendo que todas las drogas, ya sean legales o no, siguen creando la misma dependencia y siguen teniendo los mismos efectos desastrosos sobre la salud y sobre el autocontrol.

   Arturo Ramo García

   C) Fumar marihuana ¿importa un pito?

    Es la droga ilegal más consumida a nivel mundial. En Chile una de cada cinco personas la ha probado. Es de tan fácil acceso que incluso es posible conseguirla sin plata. Goza de una increíble aceptación social y a viva voz se transmite que es inofensiva. Sin embargo, distintos testimonios hablan de lo contrario y en su lucha contra ella saben con certeza que es adictiva, que destruyó muchos de sus proyectos, que literalmente congeló sus sentimientos y que al desconectarlos de su realidad los transformó en personas apáticas e irresponsables. Además, médicos expertos en la materia demuestran que no es inocua para la salud y que sus efectos son fácilmente confundibles con las señales de estrés o con las características propias de la adolescencia, la hacen aún más peligrosa.

    40% de los fumadores de marihuana se hace dependiente a ella.

    Fue en los años 60 cuando la marihuana se transformó en un símbolo. El movimiento hippie se levantó en pro de la paz y una nueva filosofía de vida: “no pasa nada, todo bien, haz lo que quieras”, puso a esta droga en el centro de toda actividad. Se pensaba que ella venía a “resolver” los problemas del mundo y esa misma imagen junto a figuras íconos y música legendaria de la época es la que llega hasta hoy. Lo grave es que Bob Marley y el reggae se transmiten intactos, pero la marihuana en la actualidad no es la misma, y si antes era dañina hoy es infinitamente más peligrosa.

    La razón es que el 97% de la oferta chilena proviene de Paraguay. En ese país la hierba se comprime, lo que aumenta considerablemente la concentración de su agente químico más nocivo, el THC. Además, como “hay que hacerla rendir”, se vende mezclada con pasta base, empastado de muralla o hasta bosta de caballo, lo que la hace más tóxica. También se ofrece nevada, es decir, espolvoreada con cocaína, lo que eleva enormemente la posibilidad de generar dependencia.    Aquí distintos testimonios hablan de cómo la marihuana les afectó:

    “Frenó mis capacidades”

    A los 16 años Francisco probó su primer pito. Fue agradable y reservó ese placer para los fines de semana. Años más tarde el consumo se hizo diario e incontrolable. “Me encantaba estar volado, quería consumir todo el rato y no podía dejar de hacerlo”. Casado, con dos hijos llegó incluso a comprar marihuana a una población con su guagua en brazos. A los 33, tales irresponsabilidades y una cadena de problemas lo llevaron a consultar a un especialista. El resultado del diagnóstico fue decisivo. Test y exámenes al cerebro determinaron que la marihuana lo estaba haciendo funcionar con sólo el 50% de sus capacidades. “Eso me importó mucho. Yo quería surgir y en realidad caí en la cuenta que, en parte, por la marihuana no había podido terminar ninguna carrera, que había sido muy dejado en mis trabajos, que me costaba rendir y que incluso teniendo destacadas habilidades para desarrollarme en el fútbol profesional no había podido hacerlo porque también estaban afectadas mis condiciones físicas. Con marihuana en el cuerpo se me apretaba mucho el pecho y tosía demasiado. Ahora que llevo meses de abstinencia me doy cuenta del cambio, siento que se destaparon mis poros, tengo sensaciones, motivación y capacidad de concentración. Antes todo estaba adormecido, distorsionado y lleno de humo. La marihuana me hizo perder mucho tiempo y paralizó mis habilidades”.

    “Enfrió mis sentimientos”

    La historia de Carolina empieza a los 14 años cuando en un verano se hizo fanática de la cerveza. Sus “degustaciones” alcohólicas no tuvieron fin y el exceso pronto fue acompañado por la marihuana. “Me reía tanto que lo pasaba increíble”. Con esos gustos de a poco fue cambiando su grupo de amigos: “Ya no me juntaba con los de toda la vida a conversar de mí, de mi familia, de mis cosas. Con mi nuevo grupo yo sólo consumía”. Este ambiente y la adicción a la marihuna produjeron un fuerte cambio en su personalidad. “De ser alegre y simpática me transformé en una persona fría, no me importaba mi familia ni nadie. Yo era el centro del mundo, me sentía la más bacán y totalmente omnipotente. El resto, la preocupación por los demás, el cuidado de las relaciones me daba lo mismo”. Su frialdad llegó a tal extremo que hubo un momento en que ni siquiera intentaba ocultar que estaba volada, “no me importaba hacerle daño a mi familia”. Después de dos años de difícil rehabilitación y casi otros dos con una chaperona las 24 horas del día, Carolina está feliz: “Volví a ser yo de nuevo. Soy una persona viva, alegre, llena de amigas, que disfruto de mi casa y de mi familia. Ahora tengo metas, tengo proyectos y lucho por cumplirlos”.

    “Me desconectó de la realidad”

    Los papás de Mauricio se estaban separando. Él se sentía solo, quería evadir la realidad y lograr por un rato estar alegre. Entonces la oferta de marihuana que le hizo un compañero de universidad le vino como anillo al dedo. Sus primeras piteadas le hicieron transportarse a otra realidad donde veía, escuchaba y sentía de otra manera, como en otra dimensión. Mantuvo el consumo con cierta periodicidad, pero pronto, para alcanzar la misma sensación de placer y hacerla durar más, cayó en un terrible círculo vicioso. Ha intentado dejar la droga y por eso inició un tratamiento de rehabilitación, pero aún no se siente libre pues ha recaído dos veces. Sin embargo, ahora está consciente de que en la vida hay problemas y que hay que afrontarlos. “No se puede pretender estar alegre todo el tiempo o estar siempre fuera del mundo y sus problemas. Ahora intento buscar soluciones por otro lado, conversando con mis amigos o llorando. Y lo mejor de todo es estar consciente de lo que hago y de lo que vivo las 24 horas del día, sin dolor de cabeza y sin esa angustia horrorosa que tenía al despertarme”.

    “Me llevó a la cocaína”

    “Desde chico fui impulsivo. Pocas cosas me producían temor y pensaba que todo podía controlarlo. Probé la marihuana a los 16 años y para mí fue verdadero placer envasado. Con ella tocaba, olía y sentía de una manera superior. En cuarto medio consumía varias veces en la semana y como pensaba que la controlaba y no me hacía nada, quise probar nuevas sensaciones. Entonces jalé coca. Con ella sentí un poder mental increíble, una capacidad de entenderlo todo, de pensar y resolver muy bien los problemas. Fue la transformación a un “súperhombre” que me ayudó sobre todo en la pega. Partí con un poquito en la mañana y un poquito en la tarde.    Al cabo de un año estaba jalando todo el día. Ya nada me producía placer, ni comer, ni tomar agua… sólo la droga. Perdí 25 kilos, no llegaba nunca a mi casa, mi señora me abandonó, mi plata se esfumó, le robé a mis clientes. Tuve efectos de intoxicación, parálisis y convulsiones. Me convertí en un verdadero harapo humano. Y todo partió por un pito a los 16 años”.

      Magdalena Pulido S.    Asesoría: Dr. Daniel Seijas, psiquiatra, director Centro Educa, y Dr. Alejandro Fernández, psiquiatra.    Tomado de: www.hacerfamilia.net

    D) Marihuana y esquizofrenia

    Una de las lacras de la juventud actual es el consumo de drogas por el grave deterioro que sufre la persona tanto físicamente como psicológicamente.

    Según una investigación realizada en la policlínica Cucker Hillside en la ciudad de Glen Oaks de Nueva York se observa un paralelismo en el cerebro de los consumidores de marihuana y los enfermos de esquizofrenia. Para conseguir este resultado utilizaron la técnica de proyección de imagen del tensor de la difusión.

    El consumo habitual de esta droga predispone a sufrir un desarreglo cerebral y a sufrir esta demencia. La droga lleva a la degeneración y a la muerte y millones de seres poco conocedores de sus efectos son víctimas seguros. Junto a esto se desarrolla uno de los negocios más sucios y terribles que ha conocido la humanidad. Se ve necesaria una nueva cultura que considere a la vida como algo sagrado que nada ni nadie puede atentar contra ella. Se ve necesaria la batalla contra el comercio y el derroche de narcotráficos.

    Los consumidores de drogas piensan que la droga más perjudicial es la cocaína, seguida de las píldoras y el cannabis. Pero además las drogas producen problemas en las relaciones entre las personas: el 16 % de los consumidores se enzarzan en peleas, un 14% terminan en violencia y un 11,7% sufren o provocan atropellos.

    ¿Qué hacer ante este problema? Hace falta paralizar esta dañina enfermedad del tejido social, que es fuente de delitos, crueldad y produce una perniciosa devastación física y emocional de muchos consumidores. Se requiere un compromiso social y político, así como la colaboración de las autoridades a nivel mundial y la concienciación de todos.

    Arturo Ramo García
 


 Tertulia dialogada.

 Escribir las dudas sobre este texto y dos ideas interesantes. Contestar por escrito a estas cuatro preguntas y llevarlas después a la reunión general de la tertulia:

 1. ¿Qué puede hacer la familia ante las drogas?

 2. ¿Cómo influyen las drogas en la violencia familiar?

 3. Principales efectos de la marihuana

 4. ¿Cómo influye la marihuana en la esquizofrenia?

   Bibliografía:

   Aquilino Polaino y Javier de las Heras. Cómo prevenir el consumo de drogas. Editorial Palabra.

   Enlaces de Internet:

Llegar a tiempo

La aceptación social socava la lucha contra el narcotráfico

Quinto mandamiento: no matarás

Lo que no arreglaría la legalización de las drogas

Personalidad: Operaciones de cirugía

Aprender a modelar nuestro estilo sentimental

Autorización positiva al mal

Los amigos de mi hijo adolescente

Salir de noche y dormir de día

¿Todos hacen igual? ¡NO!

Gozar de la vida




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