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Caso Mónica "Complejo de inferioridad" |
1º Paso. Estudio individual del caso Mónica "Complejo de inferioridad"
SITUACIÓN:
Mónica tiene 16 años y es la menor de la casa. Sus dos hermanos mayores han
sido siempre estudiantes brillantes. Ella, en cambio, va sacando los cursos con
dificultad. Dedica muchas horas al estudio, pero le rinden poco y se siente
decepcionada. Sus padres están preocupados, pues con frecuencia la ven triste y
abatida. Por los comentarios que hace, tiene una fuerte tendencia a compararse
–tanto con sus hermanos como con sus amigas–, y eso hace que esté
arraigando en ella un cierto complejo de inferioridad.
Una tarde, charlando con su madre a la vuelta de clase, Mónica se desahogó:
"Mamá, es que no lo entiendes, es horrible. Veo que lo que yo tardo una
tarde entera en estudiar, y luego además casi ni me acuerdo, en cambio mi compañera
lo estudia en una hora. Y yo me paso encerrada todo el fin de semana estudiando,
y ella, en cambio, no da ni golpe y saca luego mejor nota. Y estamos las dos
igual de distraídas en clase, nos pregunta la profesora, y ella con dos ideas
que se acuerda le sale una respuesta convincente, y yo, en cambio, me quedo sin
saber qué decir. Cuando pienso en esto me pongo muy triste al ver que todas me
aventajan y que es algo que nunca podré evitar, porque no puedo hacer nada por
remediarlo...".
OBJETIVO:
Superar un incipiente complejo de inferioridad.
MEDIOS:
Ganar en conocimiento propio y autoestima.
MOTIVACIÓN:
Transmitir seguridad a Mónica descubriendo y potenciando sus puntos fuertes.
HISTORIA:
La madre de Mónica quedó bastante impresionada tras aquel desahogo de su hija.
Por la noche lo comentó con su marido. Estuvieron charlando un buen rato sobre
el tema. Pensaron en cómo podrían hacer entender a Mónica que no podía
pasarse la vida lamentándose de los talentos que no tenía. "Quizá lo
primero –pensaron– es que se dé cuenta de que tiene talento para muchas
cosas".
Repasaron diversas posibilidades. Concluyeron que su hija tenía muchas
virtudes: era generosa, sincera, leal. Además, se le daba bien el deporte, tenía
buen oído para los idiomas y era muy rápida e intuitiva para la informática.
Al llegar a lo de la informática, ella tuvo una idea: "Podemos empezar por
eso. Voy a proponerle a Mónica que me acompañe a la oficina el miércoles por
la tarde, que ella no tiene clase".
RESULTADO:
A Mónica le hizo ilusión ayudar a su madre en la oficina. Fueron varias horas
de trabajo muy intenso, y quedó bien patente que la chica era muy eficaz. Una
compañera del trabajo lo comentó, y se veía que Mónica se derretía de
satisfacción al oírlo.
El miércoles siguiente fue muy parecido, pues en la oficina estaban con muchísimo
trabajo pendiente. El punto culmen fue cuando se descubrió que Mónica leía y
escribía en inglés con gran soltura: de nuevo se escucharon diversos elogios,
que resultaron muy oportunos.
De vuelta a casa, la chica estudiaba con más ganas. Por la noche lo comentaba
con su madre: "Esta tarde me ha cundido muchísimo. Hemos trabajado tres
horas, luego he estudiado otras dos, y estoy menos cansada que otros días que
no hago ni la mitad".
Su madre la escuchó un rato, y poco a poco fue dejando caer algunas de las
ideas que había ido leyendo sobre el tema en esos días (era una persona de las
que le gustaba documentarse). Habló a su hija de cómo las personas que sufren
con esas preocupaciones, deben convencerse de que no es verdad que estén en
casi todo en inferioridad de condiciones, ni que sus limitaciones no tengan
remedio. Que la naturaleza suele otorgar sus dones de forma más repartida de lo
que parece. Que otras personas con limitaciones muy superiores han triunfado en
la vida y han sido muy felices. Que junto a esas limitaciones poseen muchas
otras cualidades, probablemente más importantes que esas otras que tanto le
deslumbran en los demás. Que tantas veces, además, el que tiene menos talentos
pero se esfuerza por hacerlos rendir, aunque le parezcan escasos, acaba
finalmente por superar a otros mucho más capacitados.
Mónica entendió que no podía contemplar constantemente su vida como lo que
habría podido ser si hubiera nacido con otras dotes, o si hubiera actuado de
modo distinto. Que podía y debía vivir aceptándose como era, sacando partido
a su talento natural y dejándose de vivir entre fantasías. También descubrió
que su falta de autoestima le hacía aspirar a poco, y que eso le hacía
exigirse poco, y que con facilidad se autoengañaba con ensoñaciones que eran
fundamentalmente pereza. Mónica entendió que lo mejor en la vida es ser el que
somos y procurar ser cada día un poco mejor. En pocas semanas su actitud vital
cambió notablemente.
Alfonso Aguiló. Con la
autorización de: www.interrogantes.net
2º paso. Trabajo en equipo para contestar a cinco cuestiones
a) ¿Por qué Mónica estaba triste y abatida?
b) ¿Fue positivo que la madre escuchara a Mónica?
c) ¿En qué se apoyaron para darle confianza?
d) ¿Qué factores positivos poseía Mónica?
e) ¿Qué reflexiones se hizo Mónica?
3º paso. Puesta en común del gran grupo
4º paso. Descanso de 15 minutos
5º paso. Estudio individual de la Nota técnica "Sentimientos de inferioridad"
Como ha señalado Javier de las Heras, el sentimiento de
inferioridad se debe a la existencia de un
defecto que se vive como algo vergonzoso,
humillante, indigno de uno mismo e
inaceptable. En no pocos casos, además, se
trata sólo de un presunto defecto, ya que,
cuando se conoce y se analiza con un mínimo
de objetividad, se comprueba que no hay
motivos de peso para considerarlo tal, o que,
en cualquier caso, se le está dando una
importancia subjetiva desmesurada.
Lo habitual es que todo esto se lleve en el
secreto de la propia intimidad, y que tenga
una importante carga subjetiva. Son evidencias
interiores que muchas veces no resultan nada
previsibles ni evidentes desde el exterior,
pero que suelen constituir un intenso y
profundo motivo de desasosiego y condicionar
bastante la personalidad y el comportamiento
de quien las sufre.
Lo sorprendente es que hay gente muy valiosa
que también sufre sentimientos de
inferioridad. La fuerte carga subjetiva de
esos sentimientos hace que, en efecto, se
produzcan situaciones bastante sorprendentes.
No es extraño, por ejemplo, que una persona
que posea unas cualidades muy superiores a la
media de quienes le rodean esté fuertemente
condicionada por un sentimiento de
inferioridad proveniente de cualquier sencilla
cuestión de poca importancia.
Las épocas más proclives para esas
impresiones son el final de la infancia y todo
el periodo de la adolescencia. Por eso es
importante en esas edades ayudarles a ser
personas seguras y con confianza en sí
mismas.
Por otra parte, muchos autores aseguran que
los sentimientos de superioridad suelen tener
su origen en un intento de compensar otros
sentimientos de inferioridad firmemente
arraigados. Esos procesos suelen provocar
actitudes presuntuosas, arrogantes e
inflexibles, de personas envanecidas que
tienden a tratar a los demás con poca
consideración, y que si a veces se muestran más
tolerantes o benevolentes, es siempre con un
trasfondo paternalista, como si quisieran
destacar aún más su poco elegante actitud de
superioridad.
Son personas a las que gusta darse
importancia, y que exageran sus méritos y
capacidades siempre que pueden; que siempre
encuentran el modo de hablar, incluso a veces
con aparente modestia, de manera que susciten
—eso piensan ellos— admiración y
deslumbramiento. Suelen ser bastante sensibles
al halago, y por eso son presa fácil de los
aduladores. Fingen despreciar las críticas,
pero en realidad las analizan atentamente, y
esperan rencorosamente la ocasión de
vengarse. Están siempre pendientes de su
imagen, muchas veces profundamente inauténtica,
y con frecuencia recurren a defender ideas excéntricas,
o a llevar un aspecto exterior peculiar y
extravagante, con objeto de aparecer como
persona original o con rasgos de genialidad.
Buscan el modo de sorprender, para obtener así
en otros algún eco que les confirme en su
intento de convencerse de su identidad
idealizada: por el camino de la inferioridad,
acaban en el narcisismo más frustrante.
Alfonso Aguiló. Con la
autorización de: www.interrogantes.net
6º paso. Trabajo en equipo para contestar a cinco cuestiones
a) ¿Cómo explica Javier de las Heras el sentimiento de inferioridad?
b) El factor de subjetividad
c) ¿En qué edades se da con más frecuencia?
d) Relaciones entre superioridad e inferioridad
e) ¿Alguno de los hijos puede tener estos sentimientos? ¿Cómo ayudarles?
7º paso. Puesta en común del gran grupo
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