La libertad del hombre |
En el episodio del joven rico destaca en primer lugar la pregunta: ¿qué obras buenas debo hacer para alcanzar la vida eterna? Es una pregunta fundamental porque aunque la vida sea larga, al final nos encontraremos con un premio o con un castigo. El Señor le dice que guarde los mandamientos y le plantea la vocación de seguirle dejando las riquezas. Es entonces cuando el joven, utilizando su libertad, decidió no seguir la llamada. Parece que se marchó triste porque tenía muchas posesiones.
Dios respeta el ser propio del hombre que es, por definición, un ser libre. Pero no se puede usar esa libertad para hacer el mal.
La filosofía nos dice que la libertad no consiste en el poder físico, sino en el deber moral. La verdadera libertad se cumple solamente en la medida en que el hombre realiza el bien.
Los clásicos afirmaban que hacer el mal no era la libertad, ni una parte de la misma, sino que en este caso es solamente un signo de que el hombre es un ser libre.
La verdadera libertad consiste en la capacidad que tiene el hombre de "poder hacer el mal", y sin embargo, "decide optar por el bien".
Por eso, la mala conducta no libera, sino que esclaviza. En resumen, la práctica del bien conduce a la verdadera libertad.
Arturo Ramo
Arturo Rao
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