Resurrección de Lázaro |
Había un enfermo llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro había enfermado. Entonces las hermanas le enviaron este recado:
-Señor, tu amigo Lázaro a quien tanto amas, está enfermo.
-Esta enfermedad no es de muerte, sino para glorificar al Hijo de Dios -comentó Jesús con sus Apóstoles.
Pasados dos días les dijo que debían regresar a Judea porque Lázaro había muerto. Se pusieron en camino y cuando ya estaban cerca de Betania, Marta, que había sabido que llegaba Jesús, salió a su encuentro diciéndole.
-Señor, si hubieras estado aquí mi hermano Lázaro no habría muerto...
-Resucitaré a tu hermano -le prometió Jesús.
Marta avisó a su hermana María que el Maestro estaba allí, y que la llamaba. Los judíos que habían venido de Jerusalén a darles el pésame y estaban en la casa pensaron que iba al sepulcro y la acompañaron. María, al llegar donde estaba Jesús, se postró llorando a sus pies al tiempo que se quejaba igual que su hermana. Jesús se conmovió y también lloró.
-¿Dónde lo habéis puesto? -preguntó.
-Ven, Señor, y lo verás.
Cuando llegaron al sepulcro hizo que retiraran la losa de piedra que tapaba la entrada. Marta le advirtió que ya olía mal, pues hacia cuatro días que estaba muerto. Jesús miró al cielo en oración y luego exclamó en voz alta:
-¡Lázaro, ven afuera!
Al instante apareció de pie en la puerta. Jesús ordenó que le quitaran las vendas para que pudiera caminar.
(Juan 11, 1-44)
(Texto adaptado por D. Samuel Valero. Biblia infantil. Editorial Alfredo Ortells, S.L. Valencia. página 208)
SUGERENCIAS METODOLÓGICAS Objetivo.- Sólo Dios puede resucitar a los muertos.
Contenido.- Con el milagro de la resurrección de Lázaro, signo de
nuestra resurrección futura, se muestra el poder de Jesús sobre la muerte.
Juan presenta primero las circunstancias del hecho. En el diálogo con Marta se
encuentra una de las definiciones más precisas de Jesús: Él es la
Resurrección y la Vida. Es la Resurrección porque su victoria sobre la muerte
es causa de la resurrección de todos los hombres. Es la Vida, no sólo porque
abre la puerta de la vida eterna, sino también porque concede la gracia al
hombre viador. De ahí que el cristiano pueda decir: "La vida de los que en
Ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada
terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo" (Misal Romano.
Prefacio de la Liturgia de Difuntos I). La fe de Marta es modelo de la nuestra:
para resucitar y vivir con Cristo hay que creer en Él.
(Sagrada
Biblia. Nuevo Testamento. EUNSA. Ediciones de la Universidad de Navarra. 1999.
Página 418 y siguientes. Nota 11,1-44.) Actividades.- 1. Leer en voz alta el texto. |
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de Teruel nº 141, de 29-IX-1999 |
| Pintura: Goya y Lucientes, Francisco de | Otros: Romanticismo |