El hijo pródigo |
Dijo Jesús esta parábola:
-Un padre tenía dos hijos. El menor le exigió un día su parte de herencia para administrárselo él libremente. El padre les repartió la hacienda y este hijo menor, una vez convertida su herencia en dinero se marchó a un país lejano.
Joven y con dinero abundante se entregó a toda clase de excesos. Los falsos amigos le ayudaron a que pronto se quedara en la miseria, llegando a la situación de tener que trabajar en lo que fuera, y lo hizo cuidando cerdos en tales condiciones que le escatimaban hasta las bellotas que con tanta abundancia comían los animales.
El hambre y la soledad le despertaron una profunda nostalgia de su padre. Le gustaría tanto abrazarlo y besarlo. Pero él ya no tenía derecho ni a su ternura ni a su pan.
Pensó que como hijo no, pero tal vez como uno más de sus criados sí que podría ser recibido. Meditó las palabras de arrepentimiento sincero que diría a su padre y se puso en camino.
El padre lo vio y corrió a su encuentro; lo estrechó entre sus brazos y lo besó con lágrimas de gozo. El joven empezó a decirle: “Padre, pequé contra el cielo y contra ti; ya no merezco ser hijo tuyo ...” El padre, sin hacerle caso, mandó a los criados que trajeran el mejor traje y las sandalias para su hijo, y que mataran el becerro más gordo para celebrar la recuperación del hijo que creía muerto y perdido...
Así habrá de gozo en el cielo por cada pecador que se arrepienta -concluyó Jesús.
(Lucas 15, 1-2; 11-32)
(Texto adaptado por D. Samuel Valero. Biblia infantil. Editorial Alfredo Ortells, S.L. Valencia. página 206)
SUGERENCIAS METODOLÓGICAS Objetivo.- Dios nos ama y nos perdona siempre.
Contenido.- Todos nosotros, llamados a la santidad, somos también el
hijo pródigo. "La vida humana es, en cierto modo, un constante volver
hacia la casa de nuestro Padre. Volver mediante la contrición, esa conversión
del corazón que supone el deseo de cambiar, la decisión firme de mejorar
nuestra vida, y que -por tanto- se manifiesta en obras de sacrificio y de
entrega. Volver hacia la casa del Padre, por medio de ese sacramento del perdón
en el que, al confesar nuestros pecados, nos revestimos de Cristo y nos hacemos
así hermanos suyos, miembros de la familia de Dios" (San Josemaría
Escrivá, Es Cristo que pasa, 64). (Fernández Carvajal, Francisco. Hablar con Dios. Tomo II. Página 149 y 150. Ediciones Palabra.) Actividades.-
a) ¿Qué le pidió el hijo menor a su padre? b) ¿Qué hizo en un país lejano? c) ¿Cómo se arrepintió? d) ¿Cómo le recibió su padre? e) ¿Qué pasa en el Cielo cuando un pecador se arrepiente? f) ¿Qué sacramento se parece a esta parábola?
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de Teruel nº 141, de 29-IX-1999 |
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