Régulo en Cartago |
Cartago envió una embajada a Roma para pedir la paz. Confiose la legación al romano Régulo, que estaba preso, y se le exigió el juramento de volver a la cautividad si la misión no alcanzaba éxito. Puedes imaginarte la emoción de su alma al ver de nuevo a su amada Roma. Y habría podido quedarse allí, en su patria, definitivamente, caso de conseguir la paz.
¿Sabes qué hizo?
Fue él precisamente quién abogó con más ardor por la continuación de la guerra; y cuando el senado le alentaba a quedarse, dando por motivo que el juramento arrancado a viva fuerza no obliga, contestó:
- “¿Tan empeñados estáis en que me degrade? Bien sé que me esperan torturas y muerte al volver. Pero, ¡qué cosa más baladí es todo esto en parangón con la vergüenza de una acción infame, con las heridas de un alma culpable! Quiero conservar en su pureza el carácter romano, aun siendo prisionero de los cartagineses. He jurado volver. Cumpliré mi deber”.
Volvió a Cartago y los cartagineses, en medio de grandes tormentos, le dieron la muerte.
¡Este era el carácter romano!
Pues, ¿cuál tendrá que ser el carácter cristiano?
No se puede pedir que todos los hombres sean ricos; ni que todos sean sabios; tampoco que todos sean célebres; pero sí, de todos podemos exigir, que tengan carácter.
Mas el carácter no es un “premio gordo”, que se pueda sacar - sin méritos.
El carácter no es un apellido de alta alcurnia que se hereda - sin trabajo.
El carácter el el resultado de la lucha ardua, de la autoeducación, de la abnegación, de la batalla espiritual sostenida con virilidad. Y esta batalla ha de librarla cada uno por sí solo, hasta que venza.
Tihamer Toth. El joven de carácter.
SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
Objetivo.- Comprender la importancia del carácter personal.
Contenido.-
Valentía
Personas ordinarias haciendo cosas extraordinarias: El
valor que forja familias, empresas y naciones diferentes.
La valentía
es un valor universal que nos enseña a defender aquello que vale la pena, a
dominar nuestros miedos y a sobreponernos en la adversidad. Sin la valentía, en
los momentos difíciles nuestras vidas podrían irse a la deriva, sin embargo la
fortaleza interior conducida por una conciencia recta, pueden llevarnos más
lejos de lo que podríamos imaginar. Con
autorización de:
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Actividades.-
1. Sacar por impresora el texto “RÉGULO EN CARTAGO” y hacer
fotocopias.
2. Los niños leen en voz alta el texto.
3. El profesor hace preguntas para comprobar la comprensión.
4. Cada alumno contesta a las preguntas:
a) ¿Como demostró Régulo su carácter?
b) ¿Cómo se puede alcanzar el carácter?
5. Puesta en común leyendo las contestaciones de varios alumnos. | Página
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Juventud
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Ser valiente no es sencillo. En ocasiones, la valentía
significa afrontar las consecuencias de nuestros actos, los productos de
nuestros errores. El niño que admite ante sus padres que fue él quien rompió
la ventana del vecino, el empleado que reconoce el no haber hecho su trabajo
como era debido, el padre de familia que acepta ante sus hijos que debería
haber pasado más tiempo con ellos son ejemplos que, por desgracia, a veces no
son tan comunes: son ejemplos de personas que han tenido la fuerza de aceptar su
error y de afrontar sus consecuencias.
La vida misma no es sencilla y puede ser, en ocasiones,
sorprendentemente dura: La muerte de un ser querido, una enfermedad, la ruina de
un negocio son ejemplos de momentos tremendamente difíciles. La valentía es la
diferencia entre hundirse o seguir nadando.
Por otra parte, la valentía también tiene que ver
directamente con defender lo que sabemos que es correcto. La conciencia con
frecuencia nos indica que se está cometiendo una injusticia, o que se está
violentando algún derecho. En esos momentos, es necesaria una posición
concreta para actuar como es debido y para defender lo que está bien.
La valentía nos hace personas ordinarias que pueden obtener
resultados extraordinarios. Una persona que defiende al débil, que admite sus
errores, que afronta las consecuencias de sus actos, que no calla cuando sabe
que algo está mal, puede estar asumiendo riesgos, pero también está creando
una diferencia real en su vida y en el mundo que le rodea.
Los seres humanos solemos dejarnos llevar por la comodidad y,
desgraciadamente, por los miedos. Con gran frecuencia generamos nuestros propios
fantasmas y temores inexistentes; nos planteamos consecuencias que aún no
existen pero que vemos como algo muy real. ¡Qué triste es el papel de un
muchacho que no se atreve a decirle a una chica cuánto le gusta por miedo a que
ella le rechace! No es raro que nuestra imaginación nos traicione planteándonos
escenarios y panoramas desoladores, y nos inmovilizamos simplemente porque
creemos que algo puede salir mal.
La valentía es afrontar riesgos, vencer miedos. A veces las
consecuencias de algo pueden ser duras. En ocasiones nuestra valentía no cambia
el mundo. El niño que admite haber roto la ventana del vecino puede ser de
cualquier forma castigado, quizá el padre que confiesa no haber pasado
suficiente tiempo con sus hijos no puede cambiar el alejamiento con su familia,
también a veces el muchacho que le abre su corazón a la chica que le gusta es
rechazado. La valentía no asegura el éxito inmediato, eso es cierto. Sin
embargo hay una gran diferencia entre ser un cobarde y ser un valiente: la
posibilidad de lograr algo. La diferencia es Esperanza. Quien es cobarde tiene
un futuro cierto: la mediocridad. Quien es valiente tiene un futuro inmediato
incierto, pero siempre encontrará al final del camino la corona de la victoria.
El niño que rompió la ventana podrá ser castigado, pero a
la larga sus padres le tendrán confianza. El padre que no pudo cambiar el
alejamiento con sus hijos a la larga ganará el respeto que se merece por haber
hecho lo correcto. El muchacho que fue rechazado tal vez un día encuentre a una
chica que le valore más y que le quiera sinceramente. Una cosa es un hecho: si
ninguno de estos tres casos contaran con el valor de la valentía, el niño que
rompe ventanas y esconde la mano será siempre indigno de confianza, el padre
que no admite sus errores será visto siempre como un egoísta y un cobarde, el
chico que no se atreve a decir sus sentimientos se quedará solo.
La valentía ha forjado patrias, empresas, comunidades,
familias. La cobardía nunca ha hecho algo que valga la pena. La valentía a
veces falla en lo inmediato, pero siempre a la larga genera un resultado
positivo.
La valentía es un valor que se vive día a día, en las
pequeñas cosas. No es necesario esperar grandes afrentas, tremendos errores o
increíbles batallas. La cobardía diaria sumerge a las personas, a las
familias, a las sociedades y a las naciones en un pantano cómodo, suave, pero
que acaba ahogándoles. La valentía en las cosas pequeñas va construyendo una
obra sólida que tal vez en el momento inmediato no sea tan grande o tan bella,
pero que tarde o temprano se convertirá en un magnífico edificio. La valentía
construye personas dignas de respeto y de confianza, familias unidas, sociedades
pujantes y naciones sólidas.
®Arturo Ramo García.-Registro de Propiedad Intelectual
de Teruel nº 141, de 29-IX-1999
Plaza Playa de Aro, 3, 1º DO 44002-TERUEL (España
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