28. La Eucaristía, misterio de fe y de amor |
Introducción
Con el sacramento de la Eucaristía culmina la iniciación cristiana; en realidad culmina la entera vida sobrenatural -particular y comunitaria o de la Iglesia como tal-, porque es el "sacramento de los sacramentos", el más importante de todos, ya que contiene la gracia de Dios -como los otros sacramentos- y al autor de la gracia, Jesucristo Nuestro Señor. Lo sabemos, no por sentidos, sino por la fe, que se apoya en el testimonio de Dios: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía" (Lucas 22,19). Son las palabras de Jesús a los Apóstoles en la Última Cena al dejarles la Eucaristía como regalo de su poder y amor infinitos. Nosotros lo creemos firmemente, como los Apóstoles que estaban presentes en aquel momento.
El Concilio Vaticano II exhorta a la piedad y recogimiento cada vez más acendrado (limpio) con la Eucaristía, cuando enseña que es "fuente y cumbre de toda vida cristiana" y que "participando del sacrificio eucarístico" los fieles "ofrecen a Dios la Víctima divina y se ofrecen a sí mismos juntamente con ella" (Lumen gentium, 11).