Perseverancia |
El segundo modo de ejercitar la voluntad es la perseverancia, la constancia, la paciencia. Uno de los más renombrados psicólogos americanos, James, aconseja a los jóvenes que hagan cada día algo en contra de sus inclinaciones para afirmar el dominio sobre sí mismos.
En un colegio alemán, ¿sabes qué hicieron al oír esto los muchachos? Se fueron al jardín y masticaron caracoles vivos, porque esto sí que era “contra sus inclinaciones”. ¡Brrr!... Exageración pueril; pero no dejaba de ser un pasmoso espíritu de sacrificio para conseguir una voluntad fuerte.
No sigas este ejemplo: no es preciso que seas Mucio Scévola y que quemes tu brazo en el fuego. La vida diaria de los estudiantes también está llena de pequeñeces en que puedes ejercitar tu paciencia heroica. Tienes que soportar con calma el dolor, el sufrimiento.
Debes aprender con sosiego, sin dar lugar a excitaciones ni enfados.
Es preciso que hables con paciencia en casa y que no discutas; no has de hacer muecas ni ponerte de mal humos. Sean las que sean las cosas que te exciten, te atormenten, te hagan enfadar, no has de saltar ni dar cauce libre a tu ira, sino que has de esperar un poco y, mientras tanto, tranquilizarte con argumentos racionales.
No hagas nada de que tengas que arrepentirte a los cinco minutos. ¡Qué regla más importante es ésta para los muchachos impetuosos!
Y no apunto tan sólo a la paciencia pasiva, al sufrir sin chistar, sino aún más a la paciencia activa, a la perseverancia.
Nuestro Señor Jesucristo nos dirige una seria amonestación: Quien perseverare hasta el fin, éste se salvará (San Mateo X, 22) Esta frase encierra una gran verdad, no sólo con relación a la vida eterna, sino aun en lo que toca a los éxitos terrenos. Por falta de perseverancia se viene a tierra muchas veces en el último momento el resultado de largos trabajos. No hacía falta más que la perseverancia de una sola hora, de un solo día..., ¡pero hacía falta!
Obras prudentemente si te preparas en todo algo más de lo que te prescribe el deber. Si quieres dar un paseo de tres horas, prepárate para cuatro; y si quieres estudiar dos horas, reconcentra toda tu voluntad para un estudio de dos horas y media: de esta suerte siempre te quedará en reserva un poco de fuerza.
Tihamer Toth. El joven de carácter. Atenas.
SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
Objetivo.- Ejercitar la voluntad en la perseverancia y la paciencia.
Contenido.-
Perseverancia
Es tiempo de que los buenos propósitos se vuelvan
realidad.
Normalmente a principios de año comenzamos nuestra lista de
"buenos propósitos". El final de un ciclo nos impulsa reflexionar
sobre nuestras virtudes y defectos, hasta el punto de tomar una resolución
firme y realizar cambios. Todos sabemos cuán efímeros son esos propósitos, y
que no pasarán ni siquiera un par de semanas antes de que se olviden. Sin
embargo, esto no solo ocurre en año nuevo, puede ocurrirnos en nuestras vidas
en muchos aspectos.
La perseverancia es hermana de la fortaleza. Con frecuencia
en muchos aspectos de la vida, existe una verdadera lucha. Desde la escuela, el
"aguantar" a un jefe lleno de defectos, tener una novia o un novio que
hace cosas que nos desagradan, tener un marido o una esposa que a veces nos
rompe los nervios y muchos otros momentos de la vida son difíciles. Desde pequeñas
crisis hasta grandes huracanes, la vida nos depara un hecho innegable: la vida
es hermosa, pero no necesariamente sencilla.
Si somos como un barquito de papel, la menor llovizna nos
hunde irremediablemente. Hace falta la fortaleza.
La perseverancia es un esfuerzo continuado. Es un valor
fundamental en la vida para obtener un resultado concreto. Existen muchos
matices al vivir la perseverancia: existen aquellos que son necios
irremediables, y otros que son veletas que cambian de rumbo. Estos últimos,
tienen grandes problemas.
Siempre es emocionante iniciar algo: existe una gran ilusión,
sueños y esperanzas. Ese "algo" puede ser un nuevo trabajo, vivir en
una nueva ciudad, conocer a una persona que potencialmente puede ser nuestra
pareja, un nuevo proyecto de trabajo. Sin embargo, fácilmente comenzarán a
existir resistencia y problemas. En el nuevo trabajo, comenzaremos a conocer
gente que no nos agrada, o las exigencias podrán ser agotadoras, al vivir en
una nueva ciudad tal vez la gente no nos acepte fácilmente por nuestro acento o
nuestra costumbres, tras el "enamoramiento" inicial, comenzamos a
descubrir que esa persona ideal no lo es tanto y que en su personalidad hay
aspectos que pueden rayar en lo insoportable. Si una persona abandona un trabajo
porque su jefe no le agrada, tras cambiarse de ciudad decide regresar a su lugar
de origen porque el hicieron el feo por su acento, si abandonamos a la pareja
porque "no es perfecta", entonces estamos ante la falta de
perseverancia, y en el fondo siempre existe un sentimiento en el corazón: el de
haber sido derrotado, vencido y el no haber luchado por algo que valía la pena.
El combustible para que la perseverancia pueda moverse
largamente es el de la visión de largo plazo y la profundidad. Los seres
humanos somos hedonistas, es decir, preferimos el bien inmediato. Una persona
puede utilizar una droga porque en el momento de administrársela a su cuerpo
percibe sensaciones que le gustan, pero no le importa que su cuerpo se dañe en
el largo plazo. Esa miopía provoca que hagamos grandes tonterías en nuestras
vidas por obtener satisfacción instantánea. El punto es que con la
perseverancia, debemos tener la fortaleza de no dejarnos llevar por lo fácil y
lo cómodo, a cambio de obtener algo más grande y mejor en el futuro. Si vemos
la vida con superficialidad entonces nos dejaremos llevar por las cosas
inmediatas.
Cuando hablamos de perseverancia, valdría la pena tomar un
papel y ver nuestros propósitos de año nuevo. El problema con los propósitos
es que siempre decimos el "qué" pero nunca el "cómo". Por
otro lado, a veces no conocemos a fondo nuestras capacidades (o falta de ellas)
para poder establecer objetivos que realmente podamos alcanzar.
La lista de año nuevo, y cualquier propósito que
emprendamos (una relación afectiva, un trabajo, un cambio de residencia), debería
estar acompañado de un recuento de los medios con los que vamos a lograr ese
trabajo. Si queremos arreglar una cañería rota, necesitaremos herramientas, y
sería muy bobo desalentarnos porque no pudimos llegar hasta la cañería por el
muro con las uñas ¡Hacen falta herramientas! Esas herramientas son nuestras
habilidades, circunstancias, posibilidades y conocimientos. ¿Cómo aplico mis
habilidades, circunstancias, posibilidades y conocimientos para que mi relación
de pareja sea estable? ¿Cómo intervienen mis posibilidades en ese nuevo
trabajo? ¿Qué se hacer bien y mal?
La perseverancia requiere sentido común. A cambio de contar
con el valor de la perseverancia obtendremos el gozo de luchar por lo que
queremos. Tal vez no lo logremos de inmediato, incluso tal vez no logremos algo
en el final, sin embargo es importante disfrutar el camino. La perseverancia
brinda estabilidad, confianza y es un signo de madurez.
A veces nos olvidamos de la sabiduría popular, pero no sería
mala idea reflexionar solo un momento el viejo refrán El que persevera alcanza.
Con autorización de: www.encuentra.com
Actividades.-
1. El profesor lee en voz alta este texto y comprueba que los alumnos lo comprenden.
2. Cada alumno contesta a estas preguntas:
a) ¿Cuál es el segundo modo de ejercitar la voluntad?
b) ¿Cuál es el primer modo, la abnegación o la acción?
c) ¿Qué aconsejaba el psicólogo James?
d) ¿Qué hizo Mucio Scévola?
e) Señala varias maneras de ejercitar la paciencia.
f) ¿Qué quiere decir “Quien perseverare hasta el fin, se salvará”?
g) ¿En qué podemos nosotros perseverar?.
3. Leer las contestaciones a la pregunta g).
Artículo: Adolescentes, ¿enganchados la la moda?
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