¡Si no ríes, no vives! |
¡Si no ríes, no vives!
La risa es salud.
El buen humor es salud.
¿Estás seguro de pensar lo suficiente
en este aspecto de tu bienestar?
Si, a causa de las preocupaciones,
Envejece el corazón,
También tu rostro
Aparecerá pronto lleno de arrugas.
La risa libera.
El humor relaja.
La risa es capaz de liberarte
De los falsos problemas.
La risa es el mejor cosmético
Para tu belleza externa
Y la mejor medicina
Para tu vida interna.
Sí, riendo,
Tus músculos trabajan regularmente,
Tu digestión resultará beneficiada,
E incluso tu apetito se estimulará
Y tu presión arterial
Permanecerá estable.
La risa y el buen humor
te liberarán de aquella lúgubre seriedad
que vuelve los problemas
pesados como el plomo;
te liberarán, además,
del triste “tran-tran” cotidiano.
La risa y el buen humor
Crean espacios nuevos
Para alegrías desconocidas.
Un día en que no has reído,
Es un día perdido.
Phil Bosmans
SUGERENCIAS METODOLÓGICAS
Objetivo.- Aprender a sonreír y ser optimistas.
Contenido.-
Optimismo
Forjar un modo de ser entusiasta, dinámico,
emprendedor y con los pies sobre la tierra, son algunas de las cualidades que
distinguen a la persona optimista.
El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las
dificultades con buen ánimo y perseverancia , descubriendo lo positivo que
tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y
posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir.
La principal diferencia que existe entre una actitud
optimista y su contraparte –el pesimismo- radica en el enfoque con que se
aprecian las cosas: empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos
provoca apatía y desánimo. El optimismo supone hacer ese mismo esfuerzo para
encontrar soluciones, ventajas y posibilidades; la diferencia es mínima, pero
tan significativa que nos invita a cambiar de una vez por todas nuestra actitud.
Alcanzar el éxito no siempre es la consecuencia lógica del
optimismo, por mucho esfuerzo, empeño y sacrificio que pongamos, algunas veces
las cosas no resultan como deseábamos. El optimismo es una actitud permanente
de “recomenzar”, de volver al análisis y al estudio de las situaciones para
comprender mejor la naturaleza de las fallas, errores y contratiempos, sólo así
estaremos en condiciones de superarnos y de lograr nuestras metas. Si las cosas
no fallaran o nunca nos equivocáramos, no haría falta ser optimistas.
Normalmente la frustración se produce por un fracaso, lo
cual supone un pesimismo posterior para actuar en situaciones similares. La
realidad es que la mayoría de nuestro tropiezos se dan por falta de cuidado y
reflexión. ¿Para qué sirve entonces la experiencia? Para aprender, rectificar
y ser más previsores en lo futuro.
El optimista sabe buscar ayuda como una alternativa para
mejorar o alcanzar los objetivos que se ha propuesto, es una actitud sencilla y
sensata que en nada demerita el esfuerzo personal o la iniciativa. Sería muy
soberbio de nuestra parte, pensar que poseemos el conocimiento y los recursos
necesarios para salir triunfantes en toda circunstancia.
Cualquiera que ha sido campeón en alguna disciplina, llegó
a colocarse en la cima por su esfuerzo, perseverancia y sacrificio, pero pocas
veces, o mejor dicho nunca, se hace alusión a su optimismo, a esa entrega
apasionada por alcanzar su fin, conservando la confianza en sí mismo y en las
personas que colaboraron para su realización. El optimismo refuerza y alienta a
la perseverancia
El optimista no es ingenuo ni se deja llevar por ideas
prometedoras, procura pensar y considerar detenidamente todas las posibilidades
antes de tomar decisiones. Si una persona desea iniciar un negocio propio sin el
capital suficiente, sin conocer a fondo el ramo o con una vaga idea de la
administración requerida, por muy optimista que sea seguramente fracasará en
su empeño, ya que carece de las herramientas y fundamentos esenciales para
lograrlo.
En otras circunstancias nos engañamos e inventamos una falsa
realidad para hacernos la vida más fácil y cómoda. Basta mencionar al
estudiante que se prepara poco y mal antes de sus evaluaciones, esperando
obtener la calificación mínima y necesaria para “salir del paso”, sin
darse cuenta que su falso optimismo lo llevará –tarde o temprano- al fracaso.
Se podría pensar que el optimismo nada tiene que ver con el
resto de las personas, sin embargo, este valor nos hace tener una mejor
disposición hacia los demás: cuando conocemos a alguien esperamos una actitud
positiva y abierta; en el trabajo, una personalidad emprendedora; en la escuela,
profesores y alumnos dedicados. Si nuestras expectativas no se cumplen, lo mejor
es pensar que las personas pueden cambiar, aprender y adaptarse con nuestra
ayuda. El optimista reconoce el momento adecuado para dar aliento, para motivar,
para servir.
En la amistad y en la búsqueda de pareja también es
necesario ser optimista. Algunas personas se encierran en sí mismos después de
los fracasos y las desilusiones, como si ya no existiera alguien más en quien
confiar. El optimismo supone reconocer que cada persona tiene algo bueno, con
sus cualidades y aptitudes, pero también sus defectos, los cuales debemos
aceptar y buscar la manera de ayudarles a superarlos.
El paso hacia una actitud optimista requiere de una disposición más entusiasta y
positiva, es tanto como darle la vuelta a una moneda y ver todo con una
apariencia distinta:
- Analiza las cosas a partir de los puntos buenos y
positivos, seguramente con esto se solucionarán muchos de los inconvenientes.
Curiosamente, no siempre funciona igual a la inversa.
- Haz el esfuerzo por dar sugerencias y soluciones, en vez de
hacer críticas o pronunciar quejas.
- Procura descubrir las cualidades y capacidades de los demás,
reconociendo el esfuerzo, el interés y la dedicación. Esto es lo más justo y
honesto.
- Aprende a ser sencillo y pide ayuda, generalmente otras
personas encuentran la solución más rápido.
- No hagas alarde de seguridad en ti mismo tomando decisiones
a la ligera, considera todo antes de actuar pues las cosas no se solucionan por
sí mismas. De lo contrario es imprudencia, no optimismo.
No es más optimista el que menos ha fracasado, sino quien ha
sabido encontrar en la adversidad un estímulo para superarse, fortaleciendo su
voluntad y empeño; en los errores y equivocaciones una experiencia positiva de
aprendizaje. Todo requiere esfuerzo y el optimismo es la alegre manifestación
del mismo, de esta forma, las dificultades y contrariedades dejan de ser una
carga, convirtiéndonos en personas productivas y emprendedoras.
Con autorización de: www.encuentra.com
Actividades.-
1. El profesor lee cada párrafo y comenta con los alumnos su significado.
2. Cada chico contesta por escrito a estas preguntas:
a) ¿Qué relación hay entre la risa y el envejecimiento?
b) ¿Por qué la risa es el mejor cosmético?
c) ¿Qué órganos del cuerpo mejoran con la risa?
d) ¿A qué se compara la seriedad?
e) ¿Cómo podemos ser más optimistas?
3. Puesta en común leyendo algunas respuestas.
Artículo: Los amigos de mi hijo adolescente
®Arturo Ramo García.-Registro de Propiedad Intelectual
de Teruel nº 141, de 29-IX-1999
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