El joven Tobías y el ángel Rafael |
El joven Tobías y el ángel Rafael.
Por Gabriel Marañón Baigorrí
Tobías
padre había quedado ciego. Era un hombre justo y muy caritativo. Tobías había
sido muy rico, pero después se empobreció, llegando a vivir en la miseria.
Viajando en cierta ocasión por la Media, prestó a un paisano suyo, llamado
Gabelo, diez talentos de plata, cantidad bastante elevada. Una mañana llamó
Tobías a su hijo, llamado también Tobías, como su padre, y le dio el encargo
de que fuera a Ragés a cobrar los diez talentos que le debía Gabelo. Cuando el
joven Tobías salía de la humilde casa de sus padres, se encontró con un joven
que iba también a Ragés y que conocía muy bien a Gabelo. Este joven era el
arcángel San Rafael, pero de momento no se dio a conocer.
En el camino llegaron a la orilla del río Tigris. Tobías
.se fue a lavar los pies, pero un pez que nadaba por aquellas aguas saltó,
asustando a Tobías, pero su acompañante le mandó agarrarlo y sacarlo fuera.
Por consejo de su amigo, guardó el corazón, la hiel y el hígado del pez.
Al llegar a Ragés, el ángel le dijo: «Aquí hay un hombre
llamado Raguel, de tu tribu, el cual tiene una hija llamada Sara, la cual debes
tomarla por esposa. Pídesela a su padre». Tobías fue recibido por Raguel con
muestras de gran cariño. Pidió por esposa a su hija Sara, pero el padre se
resistía, pues había tenido tres maridos y los tres habían muerto en la noche
de bodas. El ángel apoyó las pretensiones de Tobías. Sara fue entregada a Tobías
como esposa. El padre le dijo: «Come, bebe y alégrate; a ti te toca recibir a
mi hija. Que Dios misericordioso os colme de felicidades». Mientras tanto, el
ángel Rafael partió a casa de Gabelo y cobró los diez talentos de plata.
Cumplidos catorce días de la boda, el joven matrimonio
decidió partir camino de la casa paterna. Los padres de Sara dieron a los jóvenes
esposos hacienda, ganados y dinero. El padre les bendijo, diciéndoles: «Que el
Dios del Cielo os dé feliz viaje, hijos míos». Luego les besó. La madre de
Sara dijo a Tobías. «Hijo mío, que el Señor del Cielo te dé una vida feliz
y a mi ver los hijos de mi hija, para que me alegre en presencia del Señor».
Entre tanto, Ana, madre de Tobías, estaba sentada, mirando
al camino para ver si divisaba a su hijo. Cuando creyó verle dijo a su marido:
«Viene nuestro hijo y con él su compañeros. El ángel Rafael dijo al joven
Tobías: «Tu padre recobrará la vista». Después de abrazar con gran cariño
a sus padres, el hijo derramó la hiel sobre los ojos de su padre y al instante
recobró la vista. Tobías, todo emocionado, bendijo al Señor.
Cuando Tobías quiso dar al guía la mitad de los bienes, el
ángel les dijo: «Bendecid a Dios y glorificadle. Habéis hecho el bien y nada
malo os pasará. Por eso me envió Dios a curarte a ti. Yo soy Rafael, uno de
los siete santos ángeles que presentamos las oraciones de los justos». Ellos
quedaron turbados y llenos de temor, y cayeron de hinojos y dieron gracias al
Cielo. En aquel instante el ángel desapareció.
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Sugerencias metodológicas:
Objetivo:
Conocer y tratar a nuestro
ángel de la guarda. Actividades: 1. Leer en voz alta el texto y comprobar su comprensión. 2. Contestar individualmente a estas preguntas: a) ¿Cómo era Tobías padre? b) ¿Qué pasó a la orilla del río Tigris? c) Escribe lo que sepas de Sara. d) ¿Cómo curó Tobías a su padre de la vista? e) ¿Cómo tratar mejor a nuestro ángel de la guarda? 3.
Escribir en la pizarra las contestaciones a la pregunta e). Reproducido con autorización de: www.encuentra.com |
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