Una operación quirúrgica |
Una operación quirúrgica en un corazón inmóvil
Por Gabriel Marañón Baigorrí
Hasta hace
algunos años era imposible hacer una operación quirúrgica en el mismo corazón.
Hoy, gracias a Dios, la ciencia ha conseguido operar el corazón en estado de
absoluto reposo.
Los primeros experimentos se hicieron con perros, empleando
una máquina cardiopulmonar que se encargaba de las funciones de bombeo.
El doctor Willem Kolff, investigador holandés, construyó un
nuevo tipo de máquina cardiopulmonar. Esta máquina sustituía al corazón en
su funcionamiento, poniendo la sangre en circulación por todo el organismo.
Uno de los primeros operados fue un niño de cinco años. Tenía
este niño una abertura en el corazón entre los ventrículos derecho e
izquierdo. La sangre salía por esa abertura y su circulación sanguínea era
anormal. Era casi imposible que aquel niño hubiera vivido hasta los cinco años.
Colocaron al niño en la mesa de operaciones. Le durmieron
bajo los efectos de la anestesia. El doctor Kolff y tres ayudantes manejaban la
máquina cardiopulmonar. El cirujano hizo un ademán para empezar. El reloj
marcaba las diez y veintinueve. Con el bisturí, el cirujano abrió el pecho del
niño. Este dormía plácidamente. Descubrieron el corazón entre las costillas.
Apareció palpitante, de color rojo brillante. Tenía unos movimientos
violentos. Aislaron la arteria subclavia, a la cual conectaron con una cánula a
la máquina que iba a sustituir al corazón. En el momento en que conectaron con
la arteria, empezó a funcionar la máquina cardiopulmonar, bombeando la sangre
por todo el organismo. A las once y veinticinco quedó el corazón en completo
reposo. Con un aspirador extrajeron la poca sangre que había quedado en él. La
enfermedad del niño apareció a la vista. Tenia un agujero como de dos centímetros
y medio de diámetro. Con dos líneas de sutura (costura con que se unen los
labios de una herida) quedó listo el corazón para su normal funcionamiento.
Retiraron la cánula que conectaba con la máquina. El corazón dio unos cuantos
latidos y empezó a funcionar con un ritmo normal. A las once y cincuenta y
siete el cirujano dijo: «Ahora todo va bien». A las doce y cincuenta y dos
cerraron el tórax. El doctor Sones hizo una predicción: «Creo que se salvará».
Al oír aquella frase, el doctor Effier exclamó: «¡Dios lo quiera!», y su
exclamación fue una oración fervorosa al Todopoderoso. A los seis días el niño
operado jugaba con otros niños en la sala infantil.
Sugerencias metodológicas:
Objetivo:
Valorar que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza.
Contenido:
Cuando Dios fue a crear al hombre dijo: «Hagamos al hombre a
nuestra imagen y semejanza». Dios formó el cuerpo del hombre del polvo de la
tierra. Pero el alma la creó de la nada, para que diera vida al cuerpo. El alma
tiene entendimiento, memoria y voluntad.
Dios creó la maravilla del cuerpo humano, tan perfecta en su
funcionamiento. El cerebro, los nervios, los ojos, los oídos, el corazón, los
pulmones, etc., son una obra maestra de sabiduría y de inteligencia. El ojo,
por ejemplo, es de una construcción delicadísima, semejante a una cámara
fotográfica. Ese ojo ¿se habrá hecho solo? Todo lo contrario, se necesita la
Inteligencia Infinita de Dios para crearlo. Observemos el estómago, ese
maravilloso órgano donde se transforman los alimentos mediante la digestión.
El alimento pasa a la sangre para nutrir y vigorizar el cuerpo. El estómago es
como una poderosa industria alimenticia, lo cual revela que ha tenido que haber
una Inteligencia para construir el estómago. El corazón es semejante a una
bomba aspirante e impelente. Está ideado con toda exactitud y ciencia para su
funcionamiento. Si la máquina del corazón artificial la ha hecho la
inteligencia humana, el corazón del hombre, con su funcionamiento tan perfecto,
¿se ha podido hacer por sí solo?
Todo este prodigio de ciencia y sabiduría que brilla en la
construcción y funcionamiento del cuerpo humano no se ha hecho solo. Se
requiere la sabiduría y la Inteligencia Infinita de Dios.
¿Y para qué ha creado Dios al hombre? Lo ha creado para
que, después de amarle en esta vida seamos eternamente felices con El en el
Cielo.
Actividades:
1. El profesor lee el texto, explicando las palabras difíciles y el Contenido.
2. Por equipos los chicos contestan a estas preguntas:
a) ¿Qué hacía la máquina cardiopulmonar?
b) ¿Qué le pasaba al niño de 5 años?
c) Describe la operación.
d) ¿Qué oración hicieron a Dios?
e) ¿Qué podemos aprender de este relato?
3. Los
secretarios leen sus contestaciones.
Norma de conducta:
Dios es mi creador y Señor, a Él debo amar y servir.
Reproducido con autorización de: www.encuentra.com
Vídeo: La familia
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