José vendido por sus hermanos |
José vendido por sus hermanos
Por Gabriel Marañón Baigorrí
Jacob tuvo
doce hijos. Los dos menores fueron José y Benjamín. Su padre los quería
entrañablemente. José era bueno y recto, pero sus hermanos le tenían envidia.
Un día José fue al campo en busca de sus hermanos. Estos,
al verle, concertaron matarle. Rubén les dijo: «Matarle, no. No vertáis su
sangre; arrojadle a ese pozo que hay en el desierto». Rubén quería luego
sacarlo del pozo y llevarlo a casa. Cuando José llegó donde sus hermanos, lo
cogieron, le quitaron la túnica y lo arrojaron a un pozo sin agua.
Pero viendo venir a unos mercaderes con sus camellos,
acordaran vender a José, su hermano. Lo sacaron del pozo y por veinte monedas
de plata lo entregaron a los mercaderes que lo llevaron a Egipto.
Dios va a permitir que José sufra una serie de grandes tribulaciones para bien
del joven hebreo y bien de los demás. Cuando llegaron a casa todos los
hermanos, engañaron a Jacob diciendo que habían encontrado la túnica de José
manchada de sangre. Jacob, llorando, dijo: «Una fiera lo ha devorado».
En Egipto, José fue vendido a Putifar, ministro del Faraón. Pero estando en
casa de éste, la mujer de Putifar levantó a José una horrible calumnia y fue
a parar injustamente a la cárcel. A pesar de esto, José no se rebeló, sino
que permaneció fiel a Dios.
Estaban en la cárcel con él el copero y el panadero del
rey. Ellos tuvieron un sueño la misma noche. Ellos se lo contaron a José, y éste
dijo al copero: "Dentro de tres días estarás de copero con el rey.
Entonces acuérdate de mí". Al panadero de dijo: «Dentro de tres días te
quitará el Faraón la cabeza y te colgará de un árbol y comerán las aves tus
carnes». A los tres días el copero estaba de servicio con el rey. Y el
panadero fue colgado de un árbol. José tuvo que permanecer dos años más en
la cárcel.
Soñó por entonces el Faraón que estaba a la orilla del río
y vio siete vacas hermosas y gordas y luego otras siete vacas flacas y que éstas
se comían a las gordas. Entonces, el Faraón se despertó. Volvió a dormirse y
soñó que siete espigas buenas y hermosas eran devoradas por otras siete
espigas flacas.
Mandó el Faraón venir a todos los adivinos, pero no sabían
interpretar el sueño. Entonces el jefe de los coperos le dijo al Faraón que
había en la cárcel un joven hebreo que les había aclarado unos sueños que él
y el panadero habían tenido. El Faraón ordenó llamar a José. Lo sacaron de
la prisión, lo llevaron a la presencia del rey y éste le contó los sueños
que había tenido. José interpretó los sueños y le dijo que iban a venir
siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto y luego vendrían
otros siete años de escasez. Aconsejó al rey tomara un hombre que recogiera el
quinto de las cosechas y las guardara para comerlas en los siete años de
escasez. El Faraón, nombró a José gobernador de todas las tierras de Egipto y
además su primer ministro. Se quitó el anillo de su mano y lo puso en la mano
de José. Le vistió de blancas vestiduras y puso en su cuello un collar de oro.
Luego le dio por esposa a Asenet. José entonces tenía treinta años.
Más tarde, en los años de escasez vinieron sus hermanos por
trigo a Egipto, pero no le reconocieron. Después de varios acontecimientos, José
se dio a conocer a sus hermanos. Ellos se llenaron de terror, pues habían
obrado mal con él. Pero José les perdonó, pues tenía un corazón noble.
Sugerencias metodológicas:
Objetivo:
Hacer siempre la voluntad de Dios.
Contenido:
En el Padrenuestro rezamos: «Hágase tu voluntad». Quiere
decir que hagamos la Voluntad de Dios en todos los acontecimientos de la vida,
buenos y malos. Las guerras, el hambre, los sufrimientos, etc., Dios los permite
en sus inescrutables designios.
Dios obra a veces de forma Incomprensible para nosotros. Pero
debemos aceptar con humildad la cruz que Dios nos envía y meditar lo que nos
dice Cristo: «Si alguno quiere venir en pos de MI, niéguese a si mismo, tome
cada día su cruz y sígame». (Lucas, 9.)
Pero también es verdad que ante el dolor hemos de poner
serenamente, y con la ayuda de Dios, los medios humanos para remediarlo. Jesús
nos anima acudir a El en busca de su ayuda: «Venid a Mi todos los que están
fatigados y cargados, que yo os aliviaré». (Mateo, 11.)
El dolor posee un bien para nosotros que sólo Dios lo ve. El
dolor es permitido por un Dios de Infinito Amor, luego es bueno cuando El lo
permite.
Pidamos a Dios valentía para llevar la cruz que Él nos envía.
El dolor, además nos purifica de nuestros pecados, nos
recuerda que tenemos un Cielo que conquistar, nos hace elevar el corazón a Dios
nuestro Padre en demanda de socorro y vemos mejor nuestra pequeñez.
Actividades:
1. Lo alumnos van leyendo el texto y el profesor comprueba la comprensión y explica el Contenido.
2. Se forman equipos y contestan a estas cuestiones:
a) ¿Por qué querían matar a José sus hermanos?
b) ¿Cómo quería defender Rubén a José?
c) ¿Cómo engañaron a su padre Jacob?
d) ¿Qué pasó con el copero y el panadero?
e) ¿Qué interpretación dio José al sueño del faraón?
f) ¿Qué nombramiento tuvo José?
3. Puesta
en común, leyendo los secretarios sus respuestas.
Norma de conducta:
Ante el dolor que Dios nos envíe, diré «hágase Tu
Voluntad, y trabajaré serenamente para remediarlo.
Reproducido con autorización de: www.encuentra.com
| Pintura: Arciboldo, Giuseppe | Otros: Manierismo |
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