Las cuentas del Gran Capitán |
Indudablemente, el
rey Fernando, el Católico, fue un monarca que, junto con su esposa Isabel, sentó
las bases de la grandeza de España. Cuentan los cronistas de la época que,
además de sus dotes de político eminente, el rey tenía cierta recelosa
inclinación por el control de los gastos. Así, una vez le pidió a don Gonzalo
Fernández de Córdoba, llamado el Gran Capitán, las cuentas detalladas de los
gastos durante las victoriosas campañas de Italia que culminaron con la
conquista del reino de Nápoles. Don Gonzalo, dueño de un gran sentido del
humor pero al mismo tiempo, molesto por lo que consideraba una mezquindad después
de haber conquistado un reino para su soberano, respondió al rey con las
famosas "cuentas", exorbitantes e irónicas, que la leyenda se encargó
de magnificar, en la que figuraban conceptos tan variados como extraños. De
manera que, una vez llegado al país, don Gonzalo se encargó de confeccionar
una lista semejante a esta: Por picos, palas y azadones, cien millones de
ducados... por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles,
ciento cincuenta mil ducados... por guantes perfumados para que los soldados no
oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados... por reponer
las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta
mil ducados... y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas
pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados...
Ciertas o no, estas cuentas del Gran Capitán corrieron de boca en boca y
llegaron a nuestros días como expresión irónica de toda justificación de
gastos desorbitados, incoherentes y arbitrarios.
Profesor Esteban Giménez
| Formación: El proyecto conyugal | Otros: La familia |
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de Teruel nº 141, de 29-IX-1999
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