Dar la lata |
Son muchas las versiones que circulan
respecto de la procedencia del dicho, aunque todo induce a creer que proviene
-por imitación- de los antiguos dichos dar la tabarra o dar la murga, con los
que se daba a entender el fastidio ocasionado por alguien que golpea
instrumentos de percusión tales como zambombas, palos y cencerros, para
festejar las segundas nupcias de una viuda o de un viudo. Posiblemente, al
aparecer en el mercado la hoja de lata (luego, hojalata) como producto de uso
común, los recipientes vacíos de ese material fueron incorporados al equipo
sonoro de las "cencerradas". De manera que la expresión "dar la
lata", o sea, percutir sobre ella, no hizo más que extender el concepto
tradicional de "dar la murga". También se ha documentado que la frase
podría provenir de la ciudad de Málaga, en cuya cárcel los presos solían
comprar una lata de mosto condimentado con sobras de vino, licores y
aguardientes que al ser bebidos, provocaban en los detenidos una intensa
borrachera y, como consecuencia, un deseo incontenible de hablar. El uso
popular, sin embargo, le ha adjudicado al dicho el significado de fastidio
causado por cualquier inoportuna insistencia, aunque entre nosotros se lo aplica
lisa y llanamente a quien posee la característica de hablar por demás.
Profesor Esteban Giménez
Artículo: La ampliación del léxico
| Formación: Dios sale al encuentro del hombre | Otros: Religión mayores |
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de Teruel nº 141, de 29-IX-1999
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