Soneto |
Por Don Samuel Valero Lorenzo
1> SONETO
El quicio quieres ser de mi existencia:
que gire en torno a ti mi vida entera,
que yo sea un sillar de tu cantera,
y el corazón, mi luz de tu presencia.
Amor eres, que espera con paciencia
en el pan, antes trigo en sementera.
Eres sangre, vertida en la madera,
que grita golpeando mi conciencia.
Eres Pastor, que llama con silbidos
a las ovejas tardas y dormidas.
Camino, para andarlo los perdidos.
Verdad, con las certezas definidas.
Vida, sobre mis últimos gemidos.
Y yo ¡ay!, sin sentir que así me cuidas.
(1994)
2> EL SILENCIO
Sólo al otro lado del silencio
acarician al alma
las brisas del Misterio
con palabras hondas,
candentes, fecundas,
inefables,
precisas, seguras.
Y en la soledad acompañada,
al otro lado del silencio,
el poema se hace púa
vibrante
en todas las cuerdas
de mi cítara vieja
que yo creía muda
de esperanzas.
¡Hay que traspasar
la aduana del silencio!
(26-IX-1994)
3> DETRÁS de la NIEBLA
Hoy sale el sol con cataratas.
Una espesa niebla de otoño
cubre de
ceniza
el paisaje
habitual de mi ventana.
Envueltos
en la niebla,
álamos
pintados de rojo
al pie de la
Muela.
En la vega,
tablas de
maíz dorado,
de
verticales chopos amarillos;
y de tierra
parda;
sobre el
agua del río
nadan hojas
secas;
tráfico de
luces por la carretera;
pita el tren
y chirrían los vagones enfilados;
y por las
aceras de las calles zurcen peatones.
No lo puedo ver, pero todo
sigue ahí,
al otro lado de la niebla:
evidencia de
los días claros.
II
Realidades hay ocultas
tras la
ceniza de otras nieblas:
la niebla
del miedo opaco a la verdad;
la de los
pegajosos pasos de barro;
el orgullo
de querer explicarlo todo;
la niebla de
la ignorancia pedante;
la de la
libertad caprichosa;
la ceniza de
confundir la verdad
con teorías
de propio laboratorio;
la
ofuscación de negar
que hay
niebla y misterios
tras el
silencio de la muerte.
Desde la
experiencia de la fe,
ventana de
los días claros,
los
misterios adquieren relieve
y el hombre
viste paisaje de colores.
¡Tristes ojos los que miran
con
cataratas postizas!
[10-XI-1996]
4>
A DON IGNACIO
(que se me está muriendo)
¡Hombre de
fidelidades!
En su empeño
por la Prelatura,
las cosas
más pequeñas,
se le
agrandan y le crecen
hasta ser
como los Andes,
gigante de
recia ternura.
¡Hombre a
borbotones!
Cabalga
sobre el corazón
y quedan
rezagados los corceles;
se rebajan
las alturas;
las
quebradas se entierran de oraciones,
y, donde se
perdía lejano el horizonte,
brilló real
nuestra canción.
Y fatigado
de galopar
sobre el
reloj de los caballos;
cuando se
acerca la hora,
la frente
reclinada en el regazo
de la Madre
Hermosa...
.......
Me lo acaban
de decir, Ignacio,
se te acabó
el día
y te me has
ido volando,
cóndor sobre
los Andes,
al regazo de
María.
Recuerda que
estamos citados
en el
asombro de Ticllacocha.
[5-V-1998]
5> LA
PRIMERA COMUNIÓN
(de Adrián y Paula)
Andamos los hombres perdidos,
Señor,
y te has
hecho Camino y bordón.
Caminamos en falsedad
y error
y te has
hecho Verdad y amor.
Estábamos condenados a muerte
sin perdón,
y te
hiciste Vida ardiente sin temor.
Tenemos el corazón sin paz
ni calor,
y te has
hecho en el pan, oh Dios,
ternura que nos come a besos,
cuando nosotros
en la Eucaristía te comemos.
(24-V-1998)
6>
TERNURA DE DIOS
Andando lentamente sobre el tiempo,
los años se
han echado encima, galopando.
Nieve en la
cabeza;
escarcha en
los pies;
socarradas
las arrugas;
hielo en
todo el ser.
Andando lentamente sobre el tiempo,
los años se
han echado encima, galopando.
Oscuridad en
la luz;
en los
huesos quebranto;
miopía en la
mente;
en la boca
hiel.
Andando lentamente sobre el tiempo,
los años se
han echado encima, galopando.
En la
memoria tristeza;
sin calor en
la mirada;
en la carne
tiranía;
de pedernal
las entrañas.
Andando lentamente sobre el tiempo,
los años se
han echado encima, galopando.
Sólo hay
absurdo y silencio;
todo parece
dolor.
Con el nacimiento del Niño,
lo absurdo
es razón de amor
y el
silencio se hace grito.
¡Cada Navidad nos nace
la infinita
ternura de Dios!
.
(15-XII-1998)
7>
A BELÉN CON NADA
Camino hacia Belén con mi borrico
cargado de
mi nada,
por si José,
la Virgen o el Niño
me ven tan
gitanillo,
y me dan lo
que me falta.
He cargado mi tonel
para la sed
del camino,
por si
precisan beber los tres,
lo besan con
sus labios,
y convierten
mi agua en vino.
He cargado mi candil
con sólo la
mecha seca,
por si le
añade José el aceite,
lo enciende,
y brota su
luz en mi cabeza.
He cargado mi cedazo
con una
almuerza de harina,
por si la
Virgen la cierne
y pone
levadura
en la masa
de mis días.
He cargado mi brasero,
cubierto de
ceniza,
por si el
Niño mira y sopla,
y se aviva
alguna brasa
en la
escarcha de mi vida.
También he cargado mi arpa
con todas
las cuerdas rotas,
por si un
ángel las pone nuevas,
las templa,
y tañe en mi
alegría de estas horas.
Me acerco con mi arcilla,
pellada
entre los dedos,
por si Jesús
juega a alfarero,
y me modela
a su imagen
en sus juegos.
Estoy, por fin, ya en Belén,
cargado con
mi nada;
me sonríen
José, María y el Niño;
les he dado
el borrico:
que
dispongan a su antojo de la carga.
(19-XII-1998)
8>
EN VELA
¡Vigilante, ponte en vela!
El horizonte
se alarga,
la oscuridad
se hace espesa,
hay ceguera
en la mirada,
en los oídos
sordera ....
Quien va a
venir está cerca.
¡Vigilante, sigue en vela!
Que está al
caer el que llega.
y
distanciarme no quiero
ni
anteponerle barreras
ni frenar mi
andar ligero, ...
cuando
llegue el que yo espero.
¡Ponte en vela, vigilante!
Tiende el
puente levadizo,
de par en
par los portones,
antorchas en
pasadizos,
que viene
roto de amores ...
Dios hecho
Niño de hombre.
¡Vigilante, sigue en vela!
Aguardo un
llanto del Niño
junto a mis
muros de piedra,
que arrope
todo mi frío
en un abrazo
de hiedra, ...
ternura del
que lo espera.
¡Vigilante, ponte en vela,
que está
llegando...! ¡Se aleja...!
Buscaba
mieles de cielo,
y, de nuevo,
en fría espera
me quedo,
sin lograr verlo....
¡Volverá...!
Así lo creo.
¡Sigue en vela, vigilante,
en vela
ponte, de nuevo!
(21-XII-2001)
9>
ESCALERAS
El hombre
nace
para andar
erguido
por la
playa, por la loma,
por el
valle:
las nubes
como techo,
el sol como
camino
y su meta en
las estrellas.
Pero se siente inclinado
a descender
doblegado
a las
miserias de la carne,
como se
baja rodando,
al sótano
de tragaluz a ras de calle,
con olor a
candil apagado.
Para subir a pisos altos,
adonde miran
los ojos claros,
hay que
poner peldaños
y tensar las
piernas.
Para subir -y hay que hacerlo-,
es preciso
el jadeo de escaleras.
(15-I-2002)
10>
DISTANCIAS
Entre Él y yo no hay lejanía:
amasa mi
existencia
desde dentro
de mí mismo:
ando con sus
pasos,
con sus ojos
miro,
habla con mi
voz,
trabaja con
mis manos,
es más
íntimo en mí
que yo
mismo.
A pesar de todo esto,
me obstino
en marcarle
distancias.
(26-I-2002)
11>
SOMBRAS de INVIERNO
Es invierno, pardos los campos,
olor a
tierra muerta.
El sol cae
en el horizonte
a buscar el
abrigo de la noche.
Las sombras de las cumbres
bajan mudas
a dormir en las
umbrías
al arrullo de
los pinos.
Las sombras se alargan, se alargan
en oscuro y
claro.
Mi silueta
también se estira,
y puedo ver mi
pasos
proyectados
al otro lado del
barranco.
Los pájaros recogen sus vuelos.
Los chopos de la
vega
desfilan
desnudos
con su sombra de
lanceros.
Sobre ellos, los
cuervos
se citan con
graznidos, revolotean
y se posan,
puntos negros.
Las sombras se alargan, se alargan,
se hacen tenues
....
El sol se pone
y queda todo
color de noche
aterecida de
frío.
Hasta mañana, si Tú quieres,
Dios mío.
(28-I-2002)
| Formación: La Iglesia | Otros: Religión pequeños |
®Arturo Ramo
García.-Registro de Propiedad Intelectual de Teruel nº 141, de 29-IX-1999
Plaza Playa de Aro, 3, 1º DO 44002-TERUEL (España)