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El Reino |
Por Don Samuel Valero Lorenzo
23> EL REINO
(Misterio 3º de la Luz)
Reino de los Cielos,
el Reino de Dios
se aproxima, está cerca,
ya dentro de vosotros está
y con la cizaña convive.
No es de este mundo,
sólo, resonancias en él,
aunque tantos y tantos,
los oídos cerrados,
sin Cielo ni Dios.
No es de este mundo,
sí, ventanas abiertas a él,
aunque tantos y tantos
cerradas las puertas
sin cielo ni Dios.
Es Reino de Luz,
aunque tantos y tantos,
cerrados los ojos,
¡qué pena!,
sin Reino ni Cielo ni Dios...,
Pero el Reino ahí está:
“de Verdad y de Vida,
de santidad y de gracia,
de justicia, de amor y de paz”.
Su Reino es Él.
(1-XI-2002)
24> EUCARISTÍA
(Misterio 5º de la Luz)
Preparada la mesa,
los comensales puestos,
asado el cordero inmolado,
ácimo el pan y vino en la copa.
- Mi cuerpo, entregado,
- mi sangre, derramada.
Y el viejo Cordero Pascual,
ahora comida y bebida
de pan y de vino,
es nueva alianza de Amor,
instaurada por Jesús
más allá de la experiencia.
Su cuerpo y su sangre,
realidad inextensa
sin sombra ni huellas;
presencia real
sin contrastes;
sacrificio eterno, redención,
germen de inmortal
resurrección.
El Cuerpo y la Sangre de Cristo,
carne de María,
misterio del pan y del vino,
la más preciada jocalía,
con firmeza de diamante
en nuestra fe.
(1-XI-2002)
25> PRELUDIO AL ALBA
(A José Martínez Gil, compositor)
En silencio,
ahogados cantos de gallo,
he visto el "preludio al alba",
al escuchar
su armonía esta mañana.
Va llegando lentamente
en el tenue sigilo de su luz
bajo el lento rumor
de las estrellas
que le van cediendo el paso.
Llega, por fin, placentero,
el amanecer dorado
de murmullos musicales,
con arrullo de palomas
y trinar de ruiseñores.
¡Estalla el Sol en las cumbres!
Sus reflejos estridentes
hieren la oscuridad de los ojos
rojos y cansados
por tan larga mala noche.
Y tiende sobre los campos
su serena inmensidad
de colores bulliciosos,
para colmar de triunfo
lo que poco antes
había sido muerte.
(24-XI-2002)
26> ADVIENTO
Entremos en la espera,
entramos al Adviento,
en una de las fechas
que miramos admirados
la que fue madre y doncella.
Miramos a María Inmaculada,
portal de Navidad.
Entramos en Aviento,
estamos a la espera
de algo que ya fue, y es realidad
que cumplirá su plenitud
cuando el Niño llegue a Rey
de nuevos cielos
y de una tierra nueva.
Cuando se acabe el tiempo
y se paren los relojes.
(30-XI-2002)
27> ESPERANZA
Es caminar en sorpresas,
en rutina o sobresaltos
que a cada segundo llegan:
la serenidad mantenida,
la salud de una receta,
la paz, al final de esta guerra,
la risa o el llanto del niño.
La esperanza se sustenta
del tiempo que viene y pasa.
Es el reloj interior
que mide la ilusión,
los anhelos y deseos,
posible realidad.
Lo último que se pierde.
Cesa en la eternidad,
en ese ahora que abarca,
en un mismo abrazo,
el antes y el después,
el comienzo y el final.
(10-XII-2002)
28> ÁNGEL CUSTODIO
Los dos en el mismo empeño:
Tú, copiloto de rally
que canta mis curvas y riesgos.
Soga atada a mi caldero
junto al brocal del pozo.
Bastón que asegura
mis pies indecisos.
Perro que ladra y me avisa
peligros al dueño.
Mi sombra pegada, camine
de frente o de espaldas al sol.
¡Ángel de mi Guarda!,
no te escandalice
mi tanta compañía.
(13-XII-2002)
29> RENOVACIÓN
La Virgen sin espacio:
el rezo del Rosario,
retrógrado, infantil,
ridículo, rutinario,
impropio de adultos,
no litúrgico,
omitido y olvidado.
La Virgen sin espacio.
Empezamos a recuperar lo perdido:
con el Papa Juan Pablo II
han descubierto un mar,
el Mediterráneo.
(15-IV-2003)
30> MIS JUGUETES
No tengo muchos juguetes,
los que Papá me ha comprado;
no son muchos, suficientes.
Los saco, los disperso,
los meto, los vuelvo a sacar,
los desparramo...
Dicen que estoy "enjugascado".
Papá está cerca y me llama,
pero yo no le hago caso;
si pide jugar conmigo
o enseñarme a darles cuerda,
se los quito de la mano...
Es que estoy enjugascado.
Juego con viejos legajos
de papeles empolvados,
(la basura de la historia)
los leo, los dato, los ficho
y los guardo ya ordenados;
sé que Papá me mira,
y espera que lo mire yo...
Entre estos juguetes lo olvido.
Se me ocurren, además,
otros caprichos,
como describir ideas,
narrar paisajes,
buscar palabras precisas,
emborronar papeles:
los escribo, los corrijo,
los ordeno, los retoco...
A Papá lo pongo ausente.
Sólo, el chichón en la frente,
o el dedo estrujado en la puerta,
me llevan a Él con lloros
y un puntapié al juguete.
- No lo rompas, me reprende,
tienes que cuidarlo.
Y vuelvo yo, niño bobo,
a jugar en mi tarea:
- Perdón, Papá; ya sólo
acabar aquel legajo
y leerte este poema.
(25-IV-2003)
31> EL PALITO
Los hombres, nosotros,
también estos versos lo son,
vistosos periquitos
que se suben al palito,
tan pronto se lo ponen.
Vanidad de fatuidades:
dominar, ser admirado,
¡brillar!
Nos buscamos un palito
donde estar.
El político, el artista,
los intelectuales,
el hombre más vulgar,
incluso el excelso deber
del ministerio eclesial,
si el vértigo no lo impide,
todos se instalan palitos
en lo más alto de su jaula
para estar.
Se proclama que es servicio,
y lo es; pero que conste
quién es el que firma aquí,
quién es allí el periquito.
Al final, ya no se sabe
si lo que se busca es servir
o estar subido al palito.
¡Fatuidad de vanidades!
De este nuestro barro
con sangre colorada
no pueden manar claras las aguas.
II
Quien ha de juzgar con verdad
nos conoce,
nos ha creado y nos ama:
sólo su Barro y su Sangre
pueden aclarar nuestra fuente.
Servidor sin que se note
ni se sepa,
Dios únicamente,
(cada mañana, nos sirve
una bandeja de sol,
el paisaje, la lluvia, el mar,
la brisa que respiramos,
las estrellas, el hogar),
tan discreto y en silencio
que su existencia hay quien niega.
El amor, como es Él,
no precisa de peanas.
(23-V-2003)
32> A SONIA
(en su Primera Comunión)
Sonia, cariño,
sólo he venido
a por tu beso
de Primera Comunión.
Excúsame más presencia:
una maldita muela,
en fin de semana
sin dentistas,
tiene amordazado
a tu viejo tío abuelo,
Samuel.
(1-VI-2003)
33> SACERDOTE ANCIANO
(A Don Pedro Serrano)
Achaques de leño viejo,
su cuerpo;
arrugado pergamino, su piel;
apuntalado titubeo,
sus pasos;
carraspeo que no aclara
la garganta.
Son muchos los años...
Pero viejo, no; viejos
son siempre los demás.
Le chirrían los huesos
al despegar de la silla;
taponados los oídos,
sucios de tanta confesión.
Sin nombres la memoria;
perdido en la hora y el día;
sólo algún destello
de nostalgias de niñez.
Pero viejo, no; viejos
son siempre los demás.
.....
Aún así, en este jarro
de loza quebrantada,
su ministerio,
por eterno siempre joven,
sigue vivo, se hace actual:
y las palmas de sus manos,
áspero campo de mies,
muestran el Pan desde el altar;
y sus dedos de olivo nudoso
reparten almuerzas de paz
con el perdón.
Dios, Jesús, María,
el Papa, su Obispo, la Iglesia,
son entrañas de su ser,
la ternura de su vida.
Dios sostiene fiel a quien
llamó un día para siempre.
(9-VI-2003)
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