52. Octavo mandamiento: no |
Introducción
Cuenta el Evangelio que, en el juicio de Jesús ante el Sanedrín, los judíos presentaron testigos falsos que le acusaban de muchas cosas para condenarle. Ante aquellos testimonios falsos y contradictorios, Jesús permanecía en silencio. Sólo habló cuando el Sumo Sacerdote le preguntó: "¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios?" (Marcos 14,61). Y confesó la verdad, aunque por decir la verdad sufrió tantos ultrajes y la muerte.
El octavo mandamiento: "No dirás falso testimonio ni mentirás" es muy necesario, sobre todo cuando las relaciones entre los hombres están enturbiadas por tanta mentira, calumnias difamaciones y falsos testimonios. A todo esto hemos de oponer el amor a la verdad.
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