29. Jesús está realmente presente en la Eucaristía
Juego de palabras



  Introducción

  Sabemos que Cristo murió, resucitó y subió al cielo, donde está sentado a la derecha del Padre e intercede por nosotros. Pero está presente también en su Iglesia de muchas maneras: en su Palabra, en la oración, en los pobres, en los enfermos, en los sacramentos...; y está presente sobre todo bajo las especies sacramentales de pan y vino, que contienen el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, como enseña la fe.

    Este misterio se entiende mejor con el corazón, porque es fruto del Amor del Señor hacia nosotros. Se tenía que ir, pero quería quedarse, y lo que para los hombres es imposible, lo pudo hacer Dios: el Señor se quedó realmente presente en la Eucaristía con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. En la Eucaristía se contiene el verdadero Cuerpo de Jesucristo , el mismo que nació de la Virgen y que está sentado a la diestra de Dios Padre. Desde el principio, los cristianos creyeron en esta verdad.

  Ideas principales

1. El la Eucaristía está el mismo Jesucristo

   Aunque la fe de la Iglesia ha sido siempre la misma, la doctrina se ha ido desarrollando y el Concilio de Trento puntualiza que en la Santísima Eucaristía están contenidos verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero. Es lo que se conoce como presencia real de Cristo en el sacramento de la Eucaristía. Se llama "real" no a título exclusivo, como si las otras presencias no fueran reales, sino por excelencia, porque es sustancial y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente, como explica Pablo VI. Esa luz que ardía día y noche junto al Sagrario nos recuerda que Jesús está allí realmente presente.

2. La transustanciación

   Ante la realidad sobrenatural del misterio eucarístico -la presencia real de Cristo bajo los velos de pan y vino- es inevitable la pregunta: ¿Qué ha sucedido? Porque antes era pan y era vino, y cuando el sacerdote dice: "Esto es mi Cuerpo", "Este es el cáliz de mi sangre, aquello es el Cuerpo y Sangre de Cristo. Es lo que nos dice la fe, y la palabra de Dios no puede fallar. Efectivamente, por el poder divino otorgado al sacerdote se ha producido un cambio, una conversión -y conversión de sustancias, porque las apariencias externas no han cambiado-, razón por la que, lo que era sustancia de pan se ha convertido en la sustancia de Cristo, en el Cuerpo de Cristo.

    Esa admirable y singular conversión es lo que se conoce con el nombre de transustanciación o cambio de sustancia. Es un misterio excepcional que la razón humana no alcanza a comprender, pero Dios puede hacerlo por medio de su ministro, el sacerdote.

3. Jesucristo está realmente presente en las formas consagradas y en cada una de sus partes

   Cuando el sacerdote consagra muchas formas creemos que Jesucristo está realmente presente en todas y cada una de ellas. También creemos que, si una forma se parte en diversos trozos, Jesucristo está todo entero en cada uno de ellos. Por eso el sacerdote recoge cuidadosamente las partículas de las hostias consagradas, aunque sean muy pequeñas, como se indica en la Ordenación general del Misal romano. El Señor se ha quedado por Amor, y con amor hemos de tratarle.

4. Los cristianos deben manifestar la fe y amor hacia la Eucaristía

    La creencia en estas verdades de nuestra fe ha llevado a la Iglesia a rendir culto de adoración al Santísimo Sacramento. Este culto a la Sagrada Eucaristía lo ha vivido siempre el pueblo cristiano con muchas devociones eucarísticas:

    - El Jueves Santo, en que celebramos la institución de la Eucaristía y especialmente el sacrificio de la Misa.

    - La fiesta del Corpus Christi, que celebra la presencia real de Jesucristo, y el Santísimo es llevado en solemne procesión por las calles de la ciudad.

    - La exposición y bendición con el Santísimo, pasando un rato con el Señor sacramentado en intimidad de adoración y sincero agradecimiento.

    - Las visitas al Sagrario, por parte de los fieles para acompañarle y entretenerle.

    Y tantas oraciones que alimentan la piedad eucarística: comuniones espirituales, Adoro Te devote, oraciones para antes y después de comulgar, etc. Guiados por la fe, es un detalle de nobleza humana ofrecer a Jesús en el Sagrario cosas dignas: que el Sagrario sea de lo mejor, cuidar los vasos sagrados, esmerarse en la limpieza; pero sobre todo el respeto y la adoración: la genuflexión bien hecha delante del Sagrario, acudir con frecuencia a visitarle -al menos con el pensamiento y deseo-, actuar la fe al pasar por una Iglesia, etc.


Curso de Catequesis. Don Jaime Pujol Balcells y Don Jesús Sancho Bielsa. EUNSA. Navarra. 1982. Con la autorización de los autores.


  A. Contesta a cada pregunta con una palabra y escríbela en un papel para escribirla después en el juego de palabras:


 Jesús está presente bajo las especies sacramentales de pan y...
 Jesús está en la Eucaristía con su Cuerpo, Sangre, Alma y...
 En la Eucaristía está el mismo Cuerpo que nació de la Virgen...
 ¿Cómo es la presencia de Cristo en la Eucaristía...
 Esta doctrina se desarrolló en el Concilio de...
 La luz de la lámpara del Sagrario recuerda que Jesús está...
 Después de la consagración lo que antes era pan ahora es el...
 El vino consagrado se ha convertido en su...
 El Jueves Santo celebramos la institución de la...
 L exposición con el Santísimo es un acto de...

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