12. Caso Luis "Historia de la Iglesia" y Nota técnica "Leyendas negras" |
1º Paso. Estudio individual del caso Luis "Historia de la Iglesia"
SITUACIÓN:
Luis tiene 18 años y ha empezado este año la universidad. En
los primeros días de clase todo es nuevo para él, y a su vuelta en casa no para
de contar cosas. Después de unas semanas, ya toda la familia sabe bastante sobre
cada uno de sus profesores.
Un día llega de clase bastante impresionado por un profesor
que, según explica, "hoy de nuevo ha puesto a la Iglesia como una institución
autoritaria, corrompida y llena de intereses torcidos". Luis quiere contarlo
como sin darle casi importancia, pero se ve que le ha hecho mella. "Este
profesor –continúa– es de los que achacan a los curas y frailes todos los males
habidos y por haber a lo largo de la historia y en todo el mundo. Esta vez ha
estado media hora hablando de control de las conciencias, ideología al servicio
del poder, comeduras de coco, dominio ideológico de la ciencia..., y, cómo no,
tuvo que salir lo de Galileo, con las torturas por parte de la Inquisición
medieval y su muerte en la hoguera por decir que el mundo era redondo."
Su padre está un poco preocupado. Sintió tener que irse
pronto, pero tenía una reunión importante a primera hora de la tarde. Por la
noche lo comenta con su mujer: "Tenemos que preocuparnos de la formación de este
chico. Un profesor así hace más mella de lo que parece".
OBJETIVO:
Pensar con profundidad sobre estos temas.
MEDIOS:
Que Luis desarrolle su sentido crítico y sepa enjuiciar con acierto estas
cuestiones.
MOTIVACIÓN:
A Luis le gusta hablar y debatir, igual que a su padre. Hace
tiempo toda la familia decidió ver menos la televisión –nunca durante las
comidas–, y desde entonces hablan bastante. Han ido aprendiendo a tratarse cada
vez con más respeto por la opinión del otro y con más esfuerzo en escuchar.
El padre de Luis pensó que tenía que sacar el tema y hablarlo
con calma, pero enseguida se dio cuenta de que le faltaban argumentos: unos
porque la memoria le fallaba, y otros porque... –ahora se daba cuenta– en
realidad nunca los tuvo.
De entrada, le sonaba que Galileo no murió en la hoguera,
pero no estaba seguro. Tenía que documentarse un poco. Enseguida pensó en un
compañero de la oficina con el que había hablado varias veces. Les unía cierta
amistad: "He visto que Roberto sabe mucho sobre estas cosas, y sobre todo, veo
que es una persona abierta y de fiar".
HISTORIA:
La conversación con Roberto tuvo lugar aquel mismo día.
Tomaron un café al salir del trabajo. Sólo pudieron hablar diez minutos, pero
fueron suficientes para enterarse de que efectivamente Galileo no murió en la
hoguera. Pero es que, además, resulta que tampoco fue torturado; ni estuvo en la
cárcel; ni pudo ser condenado por la Inquisición medieval, pues vivió en el
siglo XVII; ni discutió con nadie que el mundo fuera redondo, pues eso era
evidente desde el viaje de Magallanes, más de cien años antes. Realmente
asombroso.
Aquella noche Luis vio que su padre se había comprado un par
de libros sobre el tema. "Le ha dado fuerte", pensó su hijo. Además, se fijó en
que después de cenar se puso a visitar unas páginas web. Se acercó y vio que
eran páginas con datos e información sobre fundamentos de la fe cristiana.
Enseguida se unió a la búsqueda con su padre. A Luis siempre le había
entusiasmado el hecho de que en la red hubiera cosas tan variadas, pero nunca
pensó que internet ofreciera también esas cosas, y estaba claro que las había.
RESULTADO:
Aquel día aprendieron mucho. Pero, sobre todo, se les metió
el gusanillo del deseo de saber más. Siempre han sido muy organizados, así que
hicieron una lista de temas y acordaron dividirse el trabajo. Tenían que
documentarse cada uno y luego comentarlo en una tertulia familiar. De esta
manera se implicaron todos, encontraron información abundante y enseguida se
hicieron una idea más clara de lo que había sido realmente la historia de la
Iglesia. Era una historia de santidades en medio de miserias humanas, algunas en
su mismo seno. Una institución que había mantenido su doctrina en medio de la
compleja historia humana y pese a sufrir grandes presiones para que adaptara esa
doctrina al gusto de la época (no era cosa sólo de nuestros días). Y saltaba a
la vista que todo eso habría sido imposible sin una especial asistencia de Dios.
Les asombraba ver cómo la Iglesia se había mantenido a lo largo de los siglos,
ante constantes intentos de apoderarse de ella, someterla, desfigurarla o
simplemente destruirla; y esa resistencia tampoco tenía explicación humana. Se
dieron cuenta también que en las civilizaciones cristianas es donde más había
progresado la ciencia. Llegaron a la conclusión de que la historia de la Iglesia
es muy interesante, y que además conocerla bien es de gran ayuda para la fe.
Alfonso Aguiló.
Con la autorización de:
www.interrogantes.net
2º paso. Trabajo en equipo para contestar a cinco cuestiones
a) ¿Qué había dicho el profesor universitario?
b) ¿Qué se dice de la televisión?
c) Contradicciones de Galileo.
d) El papel de internet.
e) ¿Cómo mejorar en el conocimiento de la Iglesia?
3º paso. Puesta en común del gran grupo
4º paso. Descanso de 15 minutos
5º paso. Estudio individual de la Nota técnica "Leyendas negras de ayer, hoy y mañana"
Cuando se aborda la historia de la Iglesia católica, tarde o temprano nos
encontraremos con el fenómeno historiográfico que se ha dado en llamar leyenda
negra. Ésta consiste en una labor de propaganda, de desinformación, que, a
través de la presentación tendenciosa de los hechos históricos, bajo la
apariencia de objetividad y de rigor histórico o científico, procura crear una
opinión pública, bien anticlerical, bien anticatólica. Por eso se aparta de lo
que podría aceptarse como una simple crítica, una denuncia honesta y rigurosa de
los errores cometidos por los miembros de la Iglesia, dando en cambio una imagen
voluntariamente distorsionada del pasado de la Iglesia, para convertirla en una
descalificación global de una misión milenaria, tanto antes como, sobre todo, en
la actualidad.
La leyenda negra de la Iglesia no es un asunto baladí que
deba ser objeto de preocupación sólo para los historiadores. Lo cierto es que
todos los católicos nos jugamos mucho en la lucha contra sus manipulaciones. Y
es que la descalificación global de esta institución religiosa a largo de toda
su historia compromete seriamente ante la opinión pública su legitimidad social
y moral de cara al futuro. Un fenómeno reciente como la polvareda social
levantada por la novela El Código Da Vinci resulta ser un magnífico ejemplo del
peligro que la manipulación de la historia de la Iglesia entraña para su acción
pastoral actual.
Los ataques, desde antiguo
En realidad, los ataques demagógicos y panfletarios contra el
pasado y el presente de la Iglesia datan de muy antiguo. En efecto, podemos
encontrar diatribas furibundas contra el cristianismo católico por parte de
autores paganos grecorromanos (Celso, Zósimo, Juliano el Apóstata…), de los
diferentes heresiarcas medievales y de los polemistas judíos y musulmanes. Pero
la polémica anticatólica se acentuó y cobró una especial virulencia en la
segunda mitad del siglo XVI, cuando las discusiones entre católicos y
protestantes invadieron también el campo historiográfico y literario, surgiendo
entonces todo un modelo de difamación sistemática de la Iglesia.
Más en concreto, encontramos el origen del discurso
anticatólico actual en la llamada leyenda negra, un conjunto de acusaciones
contra la Iglesia y la monarquía hispánica que se generó y se desarrolló en
Inglaterra y Holanda, en el curso de la lucha entre Felipe II y los
protestantes.
El anticatolicismo llegó a ser, con el tiempo, parte integral
de la cultura inglesa, holandesa o escandinava. Escritores y libelistas se
esforzaron por inventar mil ejemplos de la vileza y perfidia papista, y
difundieron por Europa la idea de que la Iglesia católica era la sede del
Anticristo, de la ignorancia y del fanatismo. Tal idea se generalizó en el siglo
XVIII, a lo largo y ancho de la Europa iluminista y petulante de la Ilustración,
señalando a la Iglesia como causa principal de la degradación cultural de los
países que habían permanecido católicos.
En los prejuicios difundidos sobre la historia de la Iglesia
se observan dos elementos básicos y, en no pocas ocasiones, íntimamente
entremezclados: la visión de la Iglesia medieval y moderna como una institución
oscurantista, reaccionaria y enemiga de todo progreso intelectual o social; y su
caricaturización como una fuerza represiva e intolerante, enemiga de los
derechos humanos y promotora de las Cruzadas y la Inquisición.
Se suele afirmar, por ejemplo, que las Cruzadas fueron
guerras de agresión provocadas contra un mundo musulmán pacífico. Esta
afirmación es completamente errónea. Ahora mismo tenemos en nuestras pantallas
una película, El reino de los cielos, bastante proclive a esta angelización de
los musulmanes del medievo. Pero lo cierto es que, desde los mismos tiempos de
Mahoma, los musulmanes habían intentado conquistar el mundo cristiano. E incluso
habían obtenido éxitos notables. Tras varios siglos de continuas conquistas, los
ejércitos musulmanes dominaban todo el norte de África, Oriente Medio, Asia
Menor y gran parte de España. En otras palabras, a finales del siglo XI, las
fuerzas islámicas habían conquistado dos terceras partes del mundo cristiano:
Palestina, la tierra de Jesucristo; Egipto, donde nace el cristianismo
monástico; Asia Menor, donde san Pablo había plantado las semillas de las
primeras comunidades cristianas... Estos lugares no estaban en la periferia de
la cristiandad, sino que eran su verdadero centro.
¡Así se escribe la Historia!
Otro lugar común de la leyenda negra anticatólica es –no
podía ser de otro modo– la acción de la Inquisición en la Edad Media y la
Moderna. Por ejemplo, todo el mundo ha oído hablar del caso de Galileo Galilei,
casi siempre de modo deformado, ya que no se suele explicar que el sabio
italiano apenas sufrió otro castigo que un cómodo arresto domiciliario en un
palacio cardenalicio. Por el contrario, son pocos los colegiales que saben que
Antoine Lavoisier, uno de los fundadores de la Química, fue guillotinado a causa
de sus ideas políticas, por un tribunal durante el Terror jacobino, al grito de
¡La Revolución no necesita científicos! No olvidemos tampoco que, en Ginebra –la
Meca del protestantismo–, Juan Calvino no dudó en mandar a la hoguera al ilustre
descubridor de la circulación de la sangre, nuestro compatriota Miguel Servet.
El científico aragonés fue tan sólo una de las quinientas víctimas de diez años
de intolerancia calvinista en una ciudad con apenas diez mil habitantes. Con
esta proporción brutal de represaliados, la Inquisición española habría debido
quemar ¡un millón de personas cada siglo! –en realidad, fueron tres mil en
trescientos años–. Aun así, Torquemada ha pasado al argot popular como sinónimo
de intolerancia, y Calvino es ponderado por muchos como uno de los padres de las
democracias liberales del norte de Europa.
Un ejemplo reciente de cómo la leyenda negra ha cobrado
nuevos bríos últimamente lo hallamos en el ya mencionado Código Da Vinci. Su
autor, Dan Brown, deja caer que la Iglesia habría quemado a cinco millones de
brujas (p. 158), cuando todos los especialistas, con Brian Pavlac a la cabeza,
limitan la cifra a 30.000, a lo sumo, para el período 1400-1800 (por cierto, el
90% víctimas de la Inquisición protestante, y no de la católica).
Esto conecta con el ominoso concepto de Gendercide (genocidio
de las mujeres), que han acuñado el feminismo y el lesbianismo radicales en las
universidades norteamericanas. Esto es, la criminalización de la Iglesia
católica, que cargaría con una mancha histórica tan negra como el Holocausto
nazi. De la misma forma que el nazismo ha quedado desacreditado para siempre
jamás por su ejecutoria asesina contra los judíos, la Iglesia carecería de toda
legitimidad como institución por su pasado criminal en relación a las mujeres.
Barbaridades como ésta se leen y se escuchan en algunos departamentos de Gender
studies de los Estados Unidos.
No en vano, el Código Da Vinci se basa en una serie de
absurdas creencias neo-gnósticas y feministas que entran en oposición directa no
sólo con el cristianismo, sino con la Historia académica tal y como es enseñada
en todas las universidades respetables del mundo. Mucho se ha hablado de la
inverosímil hipótesis de Dan Brown de que Cristo y María Magdalena estaban
casados y tuvieron descendencia, pero eso sólo es la punta de un iceberg de
disparates. Convenientemente camufladas tras la atractiva trama narrativa propia
de un thriller policíaco, el autor va deslizando aquí y allá ideas propias de
una cosmovisión que enseña que el cristianismo es una mentira violenta y
sangrienta, que la Iglesia católica es una institución siniestra y misógina, y
que la verdad es, en última instancia, creación y producto de cada persona.
Alejandro Rodríguez de la Peña, "Leyendas negras de ayer, hoy y mañana", Alfa y Omega, 20.V.05
6º paso. Trabajo en equipo para contestar a cinco cuestiones
a) ¿En qué consiste la leyenda negra?
b) La polémica anticatólica del siglo XVI.
c) ¿Qué idea se tiene de la Iglesia medieval?
d) La etapa de Juan Calvino.
e) El código da Vinci.
7º paso. Puesta en común del
gran grupo
| Formación: Los diez mandamientos | Otros: Religión mayores |
®Arturo Ramo
García.-Registro de Propiedad Intelectual de Teruel nº 141, de 29-IX-1999
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