El secreto del rascacielos |
Cuentan que un indio, “Pies negros”, fue a la ciudad de Nueva York. Al ver los rascacielos, no salía de su asombro. Él, acostumbrado a las tiendas de su campamento, no se explicaba cómo era posible que existieran aquellos edificios enormes. Se acercó a uno de los pasaban junto a él y le preguntó cuál era el secreto de que fuesen tan altos. “Los ladrillos, le contestó aquella persona; se coloca un ladrillo sobre otro, se sujetan con cemento y así logran la altura”.
Tú has visto los ladrillos. Son pequeños y manejables. Pero sin ellos no existirían los grandes edificios. Sin embargo uno sobre otro conquistan la altura que sorprendió al indio. Es el secreto del rascacielos. Para encumbrar tu vida y tu corazón, para elevarlos a Jesús, necesitas también cuidad, entre otros, estos pequeños detalles: ofrecerle el día que comienza, visitarle a diario, oír la Santa Misa con amor, confesar y comulgar con frecuencia, ofrecerle tu actividad: estudio, trabajo, deportes... Sobre ellos hablaremos más adelante. Si eres fuerte y generoso conquistarás tu amistad con Jesús. Si no eres capaz, no te engañes a ti mismo que es de tontos, te irás alejando más del Señor y tu amistad con Él irá desapareciendo día a día.
Miguel Ángel Cárceles. La aventura de acercarse a Dios. Juvenil Mundo Cristiano.
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