Yo lo único que sé
-replic_
Sancho-
es que aquellos dos se parecían a nuestros _ecinos
como un _uevo
a otro huevo.
-Y yo te repito que ese parecido es una
_artimaña
de los malignos
encantad_res
que me persiguen,
que han querido confundirme para
_erme
derrotado.
Aunque don Quijote no logró
con_encerlo,
Sancho se
ol_idó
de su inquietud enseguida,
cuando pasaron por una alameda donde
ha_ía
más de cincuenta cocineros asando
ga_inas
y cociendo
lie_res,
friendo dulces y cortando quesos,
apilando panes y
sir_iendo
vino.
Eran tantos los manjares que se _eían
y se olían allí,
que Sancho se
cre_ó
en el paraíso y notó que la vista
se le
nu_laba
de pura hambre.
Sucedía que un campesino muy rico _amado
Camacho
estaba celebrando sus
_odas
y,
como quería co_partir
su alegría con todo el mundo,
in_itaba
a todo el que quisiera.
Sancho dio buena cuenta de tres
ga_inas
y dos gansos,
pero don Quijote apenas pro_ó
bocado,
y se dedicó a charlar con un
_estudiante
que era uno de los invitados a la _oda.
Y, entre otras cosas, le
e_plicó
que tenía
muchas ganas de visitar la cue_a de
Montesinos,
que queda_a
por allí cerca,
pues había oído contar muchas
mara_illas
de ella.
-Yo os
lle_aré
mañana mismo, insigne caballero
-le respondió el estudiante, que _ablaba
con mucha
pompa porque se las daba de
sa_io y de escritor-.
Pues debéis saber que cono_co
estos parajes
de
nuestra
_ilustre
nación española
como si
_ubiera
morado en ellos
desde los tiempos del celebérrimo
_ércules.
¿HAS
COMPRENDIDO ESTA LECTURA?
¿Cuántos cocineros preparaban la boda?
a)
treinta. b) cuarenta. c)
cincuenta.
A Sancho se le nubló la vista por el...
a)
hambre. b) sueño. c)
cansancio.
Se celebraban las bodas de...
a)
Sansón Carrasco. b) Camacho.
c) Tomé Cecial.