Aquella noche, todos se fueron
_a
dormir muy temprano
a e_cepción
de don Quijote,
que decidió permanecer despierto para
_acer
guardia,
no fuese que
alg_n
amigo de Pandafilando
se acercara al castillo con ganas de
_enganza.
Sancho,
en
cam_io,
durmió de un tirón según su costumbre,
y lo primero que _izo
a la mañana siguiente
fue _isitar
la cuadra para ver a su asno,
al que quería como si lo
hu_iese parido.
Y estaba acariciándole el
_ocico
y
diciéndole cosas _onitas
cuando sintió de repente
que alguien se le _enía
encima
y empezaba a aporrearle la cabeza con mucha ra_ia.
-¡Por fin te encuentro, mald_to
ladrón!
decía el
apo_eador.
¡Devuélveme mi al_arda
ahora mismo!
Y es que aquel desconocido era el _arbero
al que don Quijote y Sancho le
_abían
arre_atado
la bacía y la albarda
aquel día en que _oviznaba
sobre los campos.
El buen hombre aca_aba
de llegar a la venta,
y había reconocido su albarda nada más
_erla,
pero Sancho no le permitió que se la
lle_ase,
sino que la
defendi_
con tales puñetazos
que le dejó al barbero los dientes _añados
en sangre.
-¡Señor _on
Quijote, señor don Quijote
gritaba Sancho sin dejar de soltar
mo_icones
(puñetazos)
a diestro y siniestro-, venga _a
ayudarme, que me matan.
¿HAS
COMPRENDIDO ESTA LECTURA?
Sancho quería al sano como si lo hubiese...
a)
comprado. b) alimentado. c)
parido.
¿Quién le pegaba a Sancho?
a)
el barbero. b) don Quijote. c)
el cura.
Le robaron la albarda un día que...
a)
llovía. b) tronaba.
c) apedreaba.