-¡Si serán
mal_ados
los encantadores que me persiguen
-exclamó- que le _an
quitado a este hombre
las
_arbas
como quien no quiere la
cosa,
tan sólo para ad_ertirme
de que
no vaya al reino de
_icomicón!
Pero esos a_isos
no van a asustarme, porque,
cuando los caba_eros
como yo
tenemos un
de_er
que cumplir,
no _ay
encantador en el mundo
que pueda
pon_rnos
miedo.
Mientras don Quijote pensaba en _oz
alta,
el cura se acerc_
al barbero y volvió
_a pegarle las barbas con mucho disimulo,
después de lo cual di_o
unas palabras
m_gicas
que, según él, servían para
devolverle las barbas al que las _abía
perdido.
-Entonces tendr_is
que enseñarme ese conjuro
-dijo
_on
Quijote, muy admirado-,
porque, si _ale
para pegar barbas,
también servirá para ce_ar
las heridas que
los caballeros recibimos de continuo en nuestras
_atallas.
En eso
_egaron
junto a una fuente,
donde se detuvieron _a
almorzar y,
cuando
_olvieron
al camino,
don Quijote se
apart_
del resto junto a Sancho y le
preguntó qu_
había dicho Dulcinea al recibir la carta.
-A decir _erdad
-respondió el escudero-,
no llegué a entregarle _uestra
carta...
-Ya lo sé, Sancho, porque el
libri_o
me lo
qued_ yo sin darme cuenta.
Pero seg_ro
que se la dictaste
de memoria a alg_n
maestro.
¿HAS
COMPRENDIDO ESTA LECTURA?
Le pegó las barbas al barbero el...
a)
ventero. b) gigante. c)
cura.
El cura dijo unas palabras...
a)
mágicas. b) especiales. c)
de conjuro.
Junto a una fuente se detuvieron a...
a)
descansar. b) almorzar.
c) hablar.