El mundo visto desde el aire

Entonces se  quit_ron  los pañuelos

y descubrieron con  asom_ro  que estaban

en el mismo jardín de donde  ha_ían  salido.

La Trifaldi y sus barbudas  _abían  desaparecido,

y los duques y sus criados  esta_an

como  desma_ados  en el suelo.

Pero lo que más  sorprendi_  a don Quijote

fue encontrar una lanza  cla_ada  en la tierra,

de la que  colga_a  un pergamino

que decía con  gr_ndes  letras de oro:

El ilustre caballero don Quijote de la Mancha  aca_ó

la  a_entura  de la condesa Trifaldi con solo intentarla.

Malam_runo  se da por contento

y las  _arbas  de las dueñas quedan ya lisas y mondas.

-Bendito sea Dios, porque todo ha  aca_ado  bien

-dijo don  _uijote.

Y, con esta satisfacción, se fue  _acia  los duques,

que fingieron despertar de su  desma_o

y alegrarse mucho con la noticia de que la  a_entura

ha_ía  terminado sin daño para nadie.

Pero lo que les contentó de  _erdad  fue lo bien

que  _abía  salido la burla y la destreza

con que sus criados habían  _echo  el papel

de la condesa Trifaldi y sus doce dueñas  _arbudas.

La duquesa le preguntó a Sancho  qu_  era

lo que más le había gustado del  _iaje,

y entonces el  _uen  escudero respondió:

-Lo más bonito  _a  sido ver lo pequeño

que es el mundo mirado desde el  _ielo.

Porque, cuando íbamos  _olando,

yo me  _e  levantado un poquito el pañuelo por un lado

y entonces he visto la  tie_a  y me ha parecido

tan pequeña como un grano de  mosta_a.

Y me he dicho: "¡ Sancho!,   a_ora  ya ves

que los  go_iernos  y riquezas por los que tanto peleáis

los  ho_bres  no merecen la pena, porque son cosas

pequeñas y de poca sustancia y se  ma_chitan

de un día para otro como la flor del  ca_po".