Sancho quiere volver a su casa

Dicho esto, Sancho se  lle_ó  las manos a las narices

y comenzó a  re_uznar  con tanta fuerza

que retumbaron todos los  _alles  cercanos.

Pero uno del escuadrón, pensando que se  _urlaba,

alzó un palo largo y recio y le  solt_  tal golpe a Sancho

en las espaldas que el pobre   ca_ó  al suelo sin sentido.

Don Quijote  a_emetió  contra el del palo,

pero fueron tantos los que le  _apuntaron

con sus   _allestas  y arcabuces,

que al fin tuvo que escapar para ponerse a  sal_o.

Luego, los del escuadrón  atra_esaron

a Sancho  so_re  su borrico,

que siguió los pasos de  _ocinante, y,

cuando el escudero  reco_ró  el sentido, don Quijote dijo:

-¡En mala hora te dio por  rebu_nar!  ¿A quién

se le ocurre nombrar la soga en casa del  a_orcado?

-Ya no  re_uznaré   más, señor, pero, dígame:

¿es buen caballero andante el que sale  _uyendo

cuando muelen a su   _escudero?

-Yo no he  _uido,  sino que me he retirado por prudencia.

-Sea lo que fuere, bien se ve que a  _uestra  merced

le  i_porto  muy poco,

pues el otro día  dej_  que me mantearan

y  _oy  ha dejado que me apaleen

y  mañ_na  dejará que me saquen los ojos.

Así que mejor me  _uelvo  a mi casa con mi mujer

y mis hijos en  _ez  de andar de la ceca a la meca

con  qui_n  tan mal me quiere...

-Pues si eso es lo que  dese_as,

_echa  cuentas de lo que te debo,

que  a_ora  mismo te pagaré para que puedas irte.

-Calculando que hace unos  _einte  años

que me prometió la ínsula, lo que me  de_e...

-¿Veinte años? Pero si no  _ace  más de dos meses

que salimos de  c_sa!

Ya  _eo  que quieres quedarte con todo mi dinero,

y no me  i_porta,  pues prefiero andar

pobre y  _erme  solo antes que ir en compañía

de tan mal  cri_do.

¡Anda, malandrín,  _uélvete  a tu casa,

que tienes más de  _estia  que de persona!