Sancho va a ver a Dulcinea

-Se las dije a un  sacrist_n,  y las copió al pie de la letra.

-Y dime, Sancho, ¿qué hacía la reina de la  _ermosura

cuando la  _iste?  Sin duda estaría ensartando

perlas o  _ordando  unas sedas con hilo de oro....

-Cuando yo llegué estaba  cu_riendo

de sal unos  l_mos  de puerco.

-Pero seguro que al acercarte a  e_a

sentiste un delicioso _aroma de rosas....

-Lo que noté fue un olorcillo algo  _ombruno,

pero sería que  esta_a  sudada

de tanto traer y  lle_ar  los puercos.

-No sería eso, Sancho, sino que  t_  estarías

algo acatarrado, o que te  _oliste  a ti mismo,

porque mi Dulcinea huele mejor que los lirios del  ca_po.

Pero, ¿sabes qué es lo que más me  mara_illa,  Sancho?

Que sólo  _as  tardado tres días en ir al Toboso y volver.

Seguro que fuiste y  _iniste  por los aires,

ayudado por algún  _echicero  que me aprecia.

-Eso  ser_a  -respondió Sancho-,

porque yo noté que mi borrico andaba como si  _olara.

Así siguieron un  _uen   rato,

don Quijote  _aciendo  preguntas y Sancho

contestándolas con lo primero que le _enía  a la lengua.

Y, aunque el  po_re  escudero salió bien de la prueba,

maldi_o  a quienes le habían obligado

a decir tantos  e_bustes,  pues había sudado

cien veces  m_s  con aquellas pocas mentiras

que en toda una vida de  tra_ajar  en el campo.