APARECE UN LIBRO DE DON QUIJOTE
Mientras tanto, don Quijote estuvo más de un mes en la cama, sufriendo por las viudas y los huérfanos a los que dejaba sin ayuda. Sancho visitaba a su amo a diario, porque se moría de ganas de volver a los caminos y visitar castillos y matar gigantes. Pero no siempre podía entrar en la casa de don Quijote, pues a veces la criada le cerraba el paso gritándole:
-¡Vete de aquí, maldito, que tú eres el que desquicias a mi amo y lo llevas por esos andurriales! Un buen día, Sancho acudió a visitar a don Quijote en compañía de un joven bachiller del pueblo que se llamaba Sansón Carrasco. Nada más entrar en el aposento, el tal Sansón, que era muy bromista, se arrodilló ante la cama y dijo:
-¡Oh, señor don Quijote, que amparáis a las doncellas y favorecéis a las viudas, sois el caballero más famoso del mundo, como bien demuestra este libro que os traigo!
Don Quijote tomó el libro que le mostraba Sansón y leyó su título en voz alta: Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por el historiador árabe Cide Hamete Benengeli y traducida a la lengua castellana por Miguel de Cervantes Saavedra.
-¿No te decía yo, Sancho amigo -dijo el caballero lleno de orgullo-, que algún sabio escribiría mis hazañas para ejemplo de todos? Sancho, que estaba tan orgulloso como su señor, le preguntó a Sansón si también él aparecía como personaje en el libro.
-Personaje, Sancho, se dice personaje -respondió el bachiller-. Y no solo aparecéis en el libro, sino que el tal Cide Hamete cuenta incluso las volteretas que disteis en la manta, y dice que algunas veces no sois tan valiente como debierais.
-Yo soy como soy -sentenció Sancho-, y con tal de verme puesto en los libros, me importa un higo lo que digan de mí.