Son casi ochocientos años

los que desde aquella fecha,

en la que Fernando el Santo

puso la primera piedra,

en la que idea genial,

del Obispo, Don Mauricio, fuera,

los que han pasado deprisa

y el ayer al hoy se acerca.

Cinco siglos de trabajo,

con sencillas herramientas,

envueltos en la ilusión

y el capricho del que sueña,

con obra majestuosa

y de singular belleza,

evocan ese pasado

y en mi mente se presenta:

TORRES de la CATEDRAL

de la Ciudad Burgalesa,

que al Cielo miran con fe

sus agujas tan esbeltas.

En perfecta armonía,

el encaje se hace piedra

y la piedra hecha encaje,

en cuanto a ellas rodea,

nos ofrece el bello gótico

que te hace soñar despierta.

Ante ti, BURGOS se inclina

y la oración que a ti llega,

a través de tus calados,

hasta el Cielo azul se eleva.

El murmullo de las aguas

que del ARLANZÓN te ensueña,

asciende, también, al Cielo

entre tus torres gemelas.

ROSETONES y CAPILLAS,

destacando entre ellas,

la del SANTÍSIMO CRISTO

y la de SANTA TECLA.

CAPILLA de los CONDESTABLES,

en la que bien te recreas,

porque su interior parece

una Catedral pequeña.

RETABLOS resplandecientes

y TÍMPANOS en las PUERTAS,

con figuras esculpidas

y filigranas que encuentras,

dignas de obras de orfebres,

de extraordinaria riqueza.

El PAPAMOSCAS, Reloj,

que, en algunas horas, suena

y desde el siglo XVI

la Catedral lo alberga.

La SILLERÍA del CORO

tallada en fina madera.

TECHOS con cruce de nervios

semejando grandes estrellas

y la ESCALERA DORADA,

las IMÁGENES y las VERJAS,

y el CIMBORRIO en el Crucero,

la suntuosa LINTERNA,

dando cobijo seguro

a RODRIGO y a JIMENA, …

TESTIGOS SOIS DE EXCEPCIÓN

DE UNA OBRA TAN BELLA.

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Lucía López Sánchez

7 y 8 de Junio de 2.008