Veinticuatro de Diciembre.

¡Callad! ¿Qué es lo que suena?

¡Es música de los Cielos!

Padre: ¿Cantan las estrellas?

Un resplandor los envuelve.

“¡Paz al hombre en la Tierra!

¡Gloria a Dios en las alturas

en esta noche tan bella!”

se oye decir a los Ángeles

que cantan dejando una estela.

Uno de túnica blanca

a los pastores se acerca

y les dice enternecido:

“Esta noche es Nochebuena.

Un Niño rubio ha nacido,

junto a sus padres se encuentra

en un Portal de Belén,

porque nadie abrió su puerta,

en esta noche tan fría,

para que en casa naciera.

Él es el Rey de los Cielos

y a pesar de su realeza,

para salvar a los hombres,

quiso nacer en pobreza.

Deprisa. Id a adorarle

y tocad las castañuelas

y zambombas y tambores.

Cantad, que es noche de fiesta”.

Con la emoción en sus pechos,

por caminos y veredas,

pronto emprenden el camino

que les guía una estrella.

¿Cómo será este Niño?

¿Sabrá que existen las guerras

y por eso dijo el Ángel:

Paz al hombre en la Tierra?

Yo quiero que se terminen.

Niños como yo sienten pena,

porque perdieron sus padres

o les cortaron las piernas.

Tienen miedo de las bombas,

muchos lloran y hasta tiemblan.

Se destruyen hospitales

y sus hogares se queman.

O mueren yendo al Colegio

y solas sus carteras se quedan, …

Padre mío, yo estoy triste,

aunque sea Nochebuena.

Dime antes de llegar:

¿Por qué existen las guerras?

Una luz inunda el Cielo

y queda fija la estrella.

Han llegado ya al Portal

donde el Niño Dios se encuentra.

Se arrodillan ante Él.

Nuestro pequeño le besa

y, tocándole las manos,

con las suyas las calienta,

porque aterido de frío

está en una cuna de leña.

El Niño muy complacido

le susurra la respuesta:

“Mi querido pastorcillo:

FALTA AMOR EN LA TIERRA”.

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Lucía López Sánchez

Navidad 2.001