Rabito Blanco era un conejito que movía sin cesar su rabito y hacía un ruido
así:
¡Sess-sess, sess-sess!
Cuando sus padres oían el ruido de Rabito Blanco, se ponían muy contentos. Su
hijito andaba por allí.
Pero un día sus papás no oyeron el ruido de Rabito Blanco. El conejito se había
escapado de casa. Le gustaba mucho corretear por el bosque.
-No vayas solo al bosque -le decían todos los días-, porque si viene el Hombre
Malo con su escopeta te puede matar. Le gusta mucho la carne de
Rabito Blanco llegó al bosque. Aprovechó unas carrascas y empezó a
hacer una cueva. Al poco tiempo oyó un ruido extraño. Dejó de escarbar. Estiró
las orejas. Escuchó con atención
y le pareció oír estas palabras:
-¡Te ca-za-ré, te co-me-ré!
Muerto de miedo dio un salto y corrió a su casa. Sus padres le esperaban
llorando.Rabito Blanco les contó
su aventura. Ellos escucharon con atención y al final rieron a
carcajadas.
-Hijo mío -le dijo su padre-, lo que oíste no decía: "¡Te ca-za-ré, te
co-me-ré!", sino
"¡Sess-sess, sess-sess!"
Rabito Blanco se había asustado de su propio
rabito que no se estaba quieto nunca.
Edit. Cumbre
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