
El poder estudiar (tener inteligencia) es muy
importante para conseguir
el éxito en los estudios, pero no lo es todo.
Hay estudiantes
que teniendo una inteligencia normal, a base de esforzarse y
"machacar" terminan
sacando buenas notas.
El querer estudiar (tener motivaciones o voluntad) es tan importante o más
que la inteligencia para alcanzar buenas notas. La motivación, en
el sentido de causa que mueve o impulsa a estudiar, ha sido estudiada
en un trabajo de investigación con alumnado del Ciclo Superior de
E.G.B. de Zaragoza (Memoria de Licenciatura. Ramo García, Arturo.
Valencia, octubre de
1977). En este trabajo se distinguen las motivaciones internas
y las externas.
Llamamos
internas o personales a aquellas motivaciones que nacen del propio alumno, que quiere hacer algo por sí mismo
y tiene voluntariedad actual. Las
motivaciones externas o ajenas son aquellas
que no nacen del alumno
sino de otras personas (padres,
hermanos, profesores,
compañeros) y de circunstancias que le rodean.
Entre las motivaciones internas o personales distinguimos las
que hacen referencia al interés profesional (conseguir un buen trabajo
y seguir estudiando), al interés personal (me
gusta estudiar,
por satisfacción
personal) y al interés escolar (saber más, sacar buenas notas,
superarme).Estas motivaciones internas están muy relacionadas con
el alumnado
que obtiene altos rendimientos.
Las motivaciones externas o ajenas suelen ser familiares (por satisfacer a los
padres, porque me riñen o me pegan), escolares (por no
suspender en las evaluaciones, por saber contestar en clase) y sociales
(por ir de veraneo, por tener el sello de listo). Todas ellas están muy relacionadas con el alumnado de rendimiento bajo.
Podríamos
afirmar que
estas motivaciones externas no sólo no ayudan al estudiante sino que
le perjudican en sus rendimientos
escolares. Dicho de otra forma, para
que los rendimientos sean
satisfactorios ha de ser el alumno quien primordialmente quiera estudiar, con
interés personal, profesional o escolar, que
nacido dentro de sí mismo le empuje al esfuerzo que ordinariamente
exige el estudio.
Si esta motivación personal o interna no existe o incluso es
negativa-con un rechazo claro hacia el estudio- los esfuerzos que hagan los
padres, los profesores y compañeros para ayudar al alumno, utilizando todos
los medios (propinas, castigos, riñas, recompensas afectivas, etc.),
serán insuficientes. También serán insuficientes los otros estímulos
de la sociedad que empujan al
alumno al estudio.
Arturo Ramo García
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