30. La Ascensión del Señor |
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1. La incredulidad de Tomás
El apóstol Tomás no estaba con los otros cuando vino Jesús. Los compañeros le dijeron:
- Hemos visto al Maestro. Pero Tomás respondió:
- Si no meto el dedo en el agujero de los clavos y la mano en su costado, no creeré. Ocho días después, Jesús volvió a aparecerse a los discípulos. Y esta vez Tomás estaba con ellos. Dijo Jesús:
- La paz con vosotros. Después volvió hacia Tomás y le dijo:
- Mete el dedo en las llagas de mis manos y la mano en mi costado. Tomás respondió:
- ¡Señor mío y Dios mío! Jesús añadió:
- Has creído porque has visto. Bienaventurados los que creen sin ver.
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®Arturo Ramo García.-Registro de Propiedad Intelectual de Teruel nº 141, de 29-IX-1999 Plaza Playa de Aro, 3, 1º DO 44002-TERUEL