30. La Ascensión del Señor |
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1. La incredulidad de Tomás El apóstol Tomás no estaba con los otros cuando vino Jesús. Los compañeros le dijeron: - Hemos visto al Maestro. Pero Tomás respondió: - Si no meto el dedo en el agujero de los clavos y la mano en su costado, no creeré. Ocho días después, Jesús volvió a aparecerse a los discípulos. Y esta vez Tomás estaba con ellos. Dijo Jesús: - La paz con vosotros. Después volvió hacia Tomás y le dijo: - Mete el dedo en las llagas de mis manos y la mano en mi costado. Tomás respondió: - ¡Señor mío y Dios mío! Jesús añadió: - Has creído porque has visto. Bienaventurados los que creen sin ver. |
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