2. Profecía de su Pasión y Resurrección
Recordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me
consume. Entonces los judíos replicaron: ¿Qué señal nos das para hacer esto?
Jesús respondió: Destruid este Templo y en tres días lo levantaré. Los judíos
contestaron: ¿En cuarenta y seis años ha sido construido este Templo, y tú lo
vas a levantar en tres días? Pero él hablaba del Templo de su cuerpo. Cuando
resucitó de entre los muertos, recordaron sus discípulos que él había dicho
esto, y creyeron en le Escritura y en las palabras que había pronunciado Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén durante
la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver los milagros que
hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos, y no
necesitaba que nadie le diera testimonio acerca de hombre alguno, pues sabía lo
que hay dentro de cada hombre. (Juan 2, 17-25)
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Para indicar la grandiosidad del milagro de la Resurrección, Jesús recurre a una
metáfora: es como si dijera: ¿Veis este Templo? Pues bien, imaginadlo destruido.
¿No sería un gran milagro reconstruirlo en tres días? Esto haré yo como señal.
Pintura: Cristo purificando el Templo. GIORDANO,
Luca. Colección Bob Jones University. Greenville)
B. Señala la respuesta correcta entre los paréntesis: señal, explicación,
razón, dos, tres, cuatro, 42, 44, 46, alma, inteligencia, cuerpo, resucitó,
hablo, predicó, algunos, muchos o pocos.
3. Visita de Nicodemodemo
Había entre los judíos un hombre, llamado Nicodemo, judío
influyente. Éste vino a él de noche y le dijo: Rabbí, sabemos que has venido de
parte de Dios como Maestro, pues nadie puede hacer los prodigios que tú haces si
Dios no está con él. Contestó Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que
si uno no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios. Nicodemo le respondió:
¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo siendo viejo? ¿Acaso puede entrar
otra vez en el seno de su madre y nacer? Jesús contestó: En verdad, en verdad te
digo si uno no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
Lo nacido de la carne, carne es; y lo nacido del Espíritu, espíritu es. No te
sorprendas de que te haya dicho que os es preciso nacer de nuevo. El viento
sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va.
Así es todo el que ha nacido del Espíritu.
Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo
puede ser esto? Contestó Jesús: ¿Tú eres maestro de Israel y lo ignoras? En
verdad, en verdad te digo que hablamos de los que sabemos, y damos testimonio de
lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio. Si os he hablado de
cosas terrenas y no creéis, ¿cómo ibais a creer si os hablara de cosas
celestiales? Pues nadie ha subido al Cielo, sino el que bajó del Cielo, el Hijo
del Hombre. Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es preciso que
sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea tenga vida eterna en
él.
Tanto amó Dios al mundo que le
entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca sino que
tenga vida eterna. Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo,
sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no es juzgado, pero
quien no cree ya está juzgado porque no cree en el nombre del Hijo Unigénito de
Dios. Este es el juicio: que vino la luz al mundo y los hombres amaron más las
tinieblas que la luz, ya que sus obras eran malas. Pues todo el que obra mal
odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprobadas. Pero el
que obra según la verdad viene a la luz, para que sus obras se pongan de
manifiesto, porque han sido hechas según Dios. (Juan 3, 1-21)
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Las verdades divinas deben ser recibidas con la sencillez de un niño (sin la
cual no podemos entrar en el Reino de los Cielos), para después ser meditadas
durante toda la vida, y estudiadas con la admiración del que sabe que la
realidad divina siempre supera nuestra pobre inteligencia.
(Pintura: Cristo en casa de Simón. BOUTS, Dieric
the Elder. Museo Staatliche. Berlín)
C. Señala la respuesta correcta: de
día, de noche, al atardecer, nace, muere, resucita, joven, maduro, viejo,
vientre, Espíritu, Templo, sabemos, ignoramos, imaginamos, bien, mal o regular.
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