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Childhood Obesity Prevention-Part 1 |

Childhood Obesity Prevention - Part 1
By Guilmo Barrio
Today, I will begin a series of articles, in English and Spanish, for
both communities to benefit from this information due to the seriousness of the
subject. I will try to present it in a very objective way, because it is taking
an epidemic character across the nation.
We can’t continue thinking with the negative assumption that “it’s not my
problem”, but starting or supporting the existing campaign coordinated by
Massachusetts Public Health Association in the Merrimack Valley, related to the
Childhood Obesity Prevention.
According to the Advance Data-Deaths Report published by the
Massachusetts Department of Public Health, more than half of all 55,204 deaths
in Massachusetts could have been prevented. Of these, smoking accounted for 17%
of deaths, while poor diets and lack of exercise caused nearly 20% of deaths.
It is estimated that over 300,000 people a year in the United States die
from overweight-related causes. Poor nutrition and lack of exercise are putting
our residents, including our children, at increasing risk of developing a host
of chronic diseases such as hypertension, diabetes, cancer, osteo-arthritis,
asthma, and cardiovascular disease.
As a result of our increasingly unhealthy lifestyles, over 61% of adults
in the US and in Massachusetts, between the ages of 20 and 74 years, are now
considered overweight. Further, since 1980, the prevalence of overweight
children has tripled. The most
recent studies show that overweight in children continues to increase rapidly.
This trend is observed among children of all ages, races, ethnicities,
and socioeconomic backgrounds, although some Massachusetts and national data
show that poorer children, especially African-Americans and Latinos, are at
particular risk. Between the ages of 4 and 12 years, 38% are Afro-Americans,
also 38% are Latinos, and 26% are white, already obese.
Obesity in children is of particular concern because of the likelihood
that this condition will continue into adulthood, and because of the associated
risks of developing premature chronic diseases in adult life.
In Massachusetts, 16% of children between the ages of 2 and 5, who
participate in the WIC program, are overweight, 25% of high school students are
at risk of becoming overweight (their weight to height ratio is notably high).
According to data in the Youth Risk Behavior Survey in Massachusetts,
self-reported overweight among teens has grown from 28% to 33% between 1999 and
2003.
The dramatic decline in the nutritional and fitness health of children in
the US is large part the result of societal and environmental pressures. For
example: exists the proliferation of unhealthy food and beverage advertising,
including commercialism in public schools, where children are a significant part
of the day.
On the home front is the increased television and computer usage,
declining in adults and children’s engagement in physical activities; an
abundance of fast food outlets and increase in portion sizes.
I remember, when I was young, the biggest soda drink was 12 ounces
(equivalent to 15 spoonfuls of sugar). Today, the most popular drinks come in
20-ounce bottles, increasing the consumption of sugar-sweetened beverages such
as sodas. There is also a growing trend toward eating meals away from home, and
we also have the tendency to use our vehicles even for the shortest distances,
eliminating walking and our daily exercises, converting us in a sedentary
society.
These pressures exist in our schools as well as our homes.
Schools make unhealthy foods continually available in vending machines,
as well as on a la carte lines and in their after-school and fund-raising
programs. Simultaneously, as a
result of financial and academic pressures stemming from Student Learning Time
Regulations under Massachusetts Education Reform, schools have decreased their
physical education or activity opportunities as well as their time for lunch and
recess.
Preventing obesity in our children is one of the most important public
health issues facing the nation today.
The Surgeon General, in his Call to Action to Prevent and Decrease Overweight
and Obesity on December 13, 2002, reports that the “total (direct and indirect)
costs attributable to obesity was estimated to be $117 billion dollars ($61
billion direct and $56 billion indirect).”
Obesity and its related economic and health consequences require
immediate action, both nationally and locally.
And we can’t continue as just observers.
We’ll continue in our next edition of Rumbo this important subject.
Don’t miss it!
Guilmo Barrio writes about his personal opinion and it doesn't reflect
the opinion of this publication.
Prevención de la Obesidad Infantil Parte 1
Por Guilmo Barrio
Hoy, iniciaré una serie de artículos, tanto en inglés como en español, para que
ambas comunidades tengan conocimientos sobre la seriedad del tema. Trataré de
presentar lo más objetivamente posible el serio problema, que está tomando un
carácter epidémico nacional. No
podemos seguir en la negativa, de pensar que no nos afecta a todos nosotros,
sino iniciar o apoyar a las campañas existentes en el Valle del Río Merrimack,
por la Asociación de Salud Pública de Massachusetts. Se trata de la Prevención
de la Obesidad Infantil.
De acuerdo a un Reporte Avanzado de Datos sobre la Mortalidad publicado
por el Departamento de Salud Pública de Massachusetts, más de la mitad de todas
las 55,204 muertes ocurridas en este estado, pudieron haber sido prevenidas.
El cigarrillo es el causante del 17% de estas muertes, mientras que las dietas
pobres o mala nutrición y la falta de ejercicios, están causando cerca del 20%
de las muertes anuales.
Se estima que en los Estados Unidos más de 300,000 personas mueren cada
año a raíz de causas relacionadas con el sobrepeso.
Una nutrición pobre y la falta de ejercicios están colocando a nuestros
residentes, incluyendo a nuestros niños, en un alto riesgo de desarrollar
enfermedades crónicas, tales como: alta presión de la sangre, diabetes, cáncer,
artritis en los huesos, asma y enfermedades cardiovasculares.
Como un resultado directo de nuestros crecientes estilos de vida
enfermizos, sobre el 61% de los adultos, en edades de 20 a 74 años tanto en
todos los Estados Unidos, como en Massachusetts, hoy se consideran que sufren de
obesidad. Desde el año 1980, la
frecuencia de los niños y los adolescentes con sobrepeso se ha triplicado.
Los estudios conducidos recientemente demuestran que el sobrepeso
infantil continúa aumentando rápidamente. Esta tendencia es observada dentro de
los niños de todas las edades, de todas las razas, grupos étnicos y niveles
socioeconómicos; sin embargo, algunos datos en el estado de Massachusetts como a
un nivel nacional, demuestran que los niños más pobres, especialmente en las
comunidades afro-americanas y latinas o hispanas, están en un mayor riesgo.
Entre las edades de 4 a los 12 años, el 38% corresponde a los afro-americanos,
el 38% a los latinos, y el 26% a niños caucásicos blancos que ya tienen un
sobrepeso o están en un alto riesgo de padecer de obesidad.
La obesidad en los niños es de una preocupación muy particular, porque
seguramente esta condición continuará a través de sus vidas de adultos, además,
porque estos riesgos se asocian con el desarrollo de enfermedades crónicas
prematuras que luego continuarán cuando lleguen a adultos.
En el estado de Massachusetts, el 16% de los niños en edades de 2 a 5
años, quienes participan en el Programa WIC, sufren de un sobrepeso; el 25% de
los estudiantes en escuelas superiores están con un sobrepeso, de acuerdo a su
altura y el peso. De acuerdo a una
Encuesta sobre el Comportamiento y los Riesgos de la Juventud en Massachusetts,
en un auto-análisis realizado el número que respondió considerándose obesos
entre los jóvenes, indicó un aumento de un 28% a un 33% entre los años 1999 y el
2003.
Esta dramática disminución, tanto en el aspecto nutricional como en la
salud de los niños en los Estados Unidos, se debe en gran parte al resultado de
las presiones sociales y del ambiente en que vivimos. Por ejemplo: existe una
proliferación extremada en la publicidad de refrescos y alimentos no saludables,
incluyendo un comercialismo en las escuelas públicas, donde los niños pasan una
gran parte del día.
Por otro lado, el aumento del tiempo mirando la televisión o el uso de
las computadoras, lo que disminuye increíblemente los ejercicios diarios, tan
necesarios en nuestra juventud. La
abundancia de los lugares donde se venden comidas rápidas y el aumento del
tamaño de las porciones servidas, ya sea de comidas como en las bebidas.
Yo recuerdo, cuando era joven, el tamaño más grande de un refresco era de
12 onzas (lo que equivale a 15 cucharadas de azúcar). Hoy, los refrescos más
populares son de 20 onzas, lo que hace que se consuma refrescos azucarados, como
las sodas, en mayor cantidad.
Además, hay una marcada tendencia en esta nación de salir a comer fuera de la
casa.
Naturalmente, tenemos la dependencia de nuestros vehículos y no se camina
como antes, eliminando una gran parte de nuestros ejercicios. Esto presenta una
declinación considerable en la población adulta como en los niños, de
involucrarse en actividades físicas
transformando a nuestra comunidad como parte de una sociedad sedentaria.
Estas presiones existen en nuestras escuelas como también en nuestros
hogares. En las cafeterías
escolares podemos ver un menú de comidas muy poco saludables, además de exponer
a los estudiantes constantemente a comidas sin ningún poder nutritivo mediante
las máquinas de autoservicio, o a través de las ventas de dulces, chocolates y
galletas con fines de reunir fondos para actividades escolares.
Simultáneamente, como resultado de las presiones académicas y financieras
que son consecuencias de los Reglamentos sobre el Tiempo de Aprendizaje para los
Estudiantes, bajo la Reforma Educacional de Massachusetts, las escuelas han
disminuido su Educación Física, o gimnasia, además de las oportunidades de
actividades, como también el tiempo para el almuerzo e incluso, en algunas
escuelas, se han eliminado los recreos entre clase y clase.
La prevención de la obesidad en nuestros niños es uno de los problemas de
mayor importancia en la salud pública que esta nación está encarando en la
actualidad. El Cirujano General del
país, en su Llamado a la Acción para Prevenir y Disminuir el Sobrepeso y la
Obesidad, el día 13 de diciembre del año
2002, reporta que “el costo total, ya sea directamente o indirectamente,
que se atribuye a la obesidad, se estima en $117 mil millones de dólares anuales
($61 mil millones en forma directa y $56 mil millones en forma indirecta), lo
que significa que la obesidad y sus consecuencias relacionadas con la salud
pública y la economía requiere una acción inmediata, tanto nacionalmente como
localmente”. Y nosotros, no podemos
seguir de observadores.
Seguiremos conversando sobre este interesante tópico en la próxima
edición. No se la pierda. ¡Hasta la
próxima!
Guilmo Barrio escribe sobre su opinión personal y no refleja la opinión
de esta publicación.
Con la autorización de:
www.rumbonews.com
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