6. El principito |
-Estoy aquí -dijo la voz- bajo el manzano...
-¿Quién eres? -dijo el principito-. Eres muy guapo...
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste...!
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No hemos intimado aún...
-¡Ah perdón -dijo el principito.
Pero después de reflexionar agregó:
-¿Qué significa intimar?
-Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa crear lazos.
-¿Crear lazos?
-Sí -dijo el zorro-. Para mí no eres más que un chico semejante a otros cien mil chicos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. Para ti no soy más que un zorro semejante a otros cien mil zorros. Pero si intimamos, si nos hacemos amigos, nos necesitaremos el uno al otro. Para mí serás único en el mundo. Para ti seré único en el mundo...
El zorro calló y miró largo tiempo al principito:
-¿Por favor!... ¡Intima conmigo!
-Quisiera hacerlo -respondió el principito-, pero no dispongo de mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
-Solo se conocen las cosas con las que se intima -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Si quieres un amigo, ¡intima conmigo!
-¿Qué hay que hacer? -dijo el principito.
-Hay que ser muy paciente -respondió el zorro-. Al principio te sentarás un poco lejos de m-i, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
Al día siguiente, el principito volvió.
-Hubiese sido mejor venir a la misma hora -dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré s a ser feliz desde las tres. Cuando más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto. ¡Descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón...
Así, el principito intimó con el zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida...
-¡Ah...! -dijo el zorro-, voy a llorar.
-Adiós -dijo el principito.
-Adiós -dijo el zorro. He aquí mi secreto. Es muy simple: solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito a fin de acordarse.
Antoine DE SAINT-EXUPERY
Instrucciones: Pulsa uno de los botones con las letras a, b y c. La letra acertada se pone de color rojo.