38. Dominio propio |
Primera parte
Cuentan -me imagino que no será cierto, pero el ejemplo nos vale- que ciertas tribus africanas emplean un sistema verdaderamente ingenioso para cazar monos.
Consiste en atar bien fuerte a un árbol una bolsa de piel llena de arroz, que, según parece, es la comida favorita de determinados monos. En la bolsa hacen un agujero pequeño, de tamaño tal que pase muy justo la mano del primate.
El pobre animal sube al árbol, mete la mano en la bolsa y la llena de la codiciada comida. La sorpresa viene cuando no puede sacar la mano, estando como está abultada por el grueso puñado de arroz.
Es entonces cuando aprovechan los nativos para apresarlo porque, asombrosamente, el pobre macaco grita, salta, se retuerce... pero no se le ocurre abrir la mano y soltar el botín, con lo que quedaría inmediatamente a salvo.
Creo que, salvando las distancias con este pintoresco ejemplo, a los hombres nos puede pasar algo parecido. Quizá estamos a veces aprisionados por cosas que valen muy poco, y ni se nos pasa por la cabeza abandonarlas para poder ponernos a salvo, porque nos falta el dominio propio y estamos -igual que ese pobre mono- como cegados, impedidos para razonar.
Segunda parte
Por el contrario, el hombre sereno y que se domina a sí mismo irradia de todo su ser tal ascendiente que sin esfuerzo disipa las dudas de quienes están a su alrededor.
-Pues son rasgos del carácter difíciles de adquirir par el adolescente...
Ciertamente, pero tan difícil como importante. Lo que se debate es otorgar a la inteligencia y a la voluntad el señorío sobre los actos todos de nuestra vida. Pongamos algunos ejemplos de cómo ir mejorando en el dominio de uno mismo:
No hacer declaraciones ni tomar decisiones en medio de las olas encrespadas de la vanidad ofendida, de la ira, o de la sensualidad. Porque en esas situaciones la pasión arrastra a las obras. Obras que, a los cinco minutos, somos los primeros en lamentar. No seamos de aquellos que actúan bajo la influencia de la impresión primera, y demuestran con ello cuán increíblemente débil es su voluntad.
Tercera parte
Otros ejemplos para mejorar el dominio de sí mismo:
-- Privarnos de lo que debamos privarnos. Se ha dicho que sólo poseemos realmente aquello de que somos capaces de privarnos.
-- En las comidas, por ejemplo: comer lo que nos sirvan, no llenarse de caprichos, atenerse a los regímenes y horarios de comida, no atiborrarse, etc. Es sorprendente ver cómo muchos hombres y mujeres pierden el dominio de su voluntad precisamente cuando se sienten a la mesa.
-- Aprender a oponerse, a decir que no si hay que decir que no, con claridad y fuerza. Algunos confunden el dominio propio con sufrir todo ataque con mansedumbre de cordero y recibir cualquier ofensa sin réplica alguna, y no es eso. Muchas veces habrá que plantarse, pero sin perder la elegancia y la mesura ni olvidar los buenos modales.
Texto de Alfonso Aguiló. Educar el carácter. Ediciones Palabra. Pág. 143-145.
A. Contesta a cada pregunta con una palabra y escríbela en un papel para escribirla después en el juego de palabras: bras: bras:Unas tribus africanas utilizan un sistema ingenioso para cazar... |
Algunos hombres están prisioneros por algo que vale... |
El hombre que se domina es un hombre... |
Con la inteligencia y la voluntad el hombre logra de sus actos el... |
No dejarse llevar por la vanidad ni por la... |
De las obras malas nos solemos... |
El que se deja influenciar fácilmente tiene una voluntad... |
Sólo poseemos aquello de que somos capaces de... |
Para oponerse hay que aprender a... |
A veces hay que plantarse, pero sin perder los... |
Juego de palabras |